martes, 15 de septiembre de 2020

LUGARES HISTÓRICOS DE LA CASA DE CAMPO - Con "Explora lo desconocido"

Mi amiga Isabel me ha invitado a una visita guiada por la Casa de Campo.

Ella ya ha hecho alguna excursión con esta peculiar pareja, y como le ha gustado muchísimo, me invita para que disfrute yo también ... y la temática esta vez es... Los lugares históricos de la Casa de Campo.
(Tenemos pendiente una excursión naturalista con ella y Tomás a los pinares, que esperamos hacer este otoño)

Os dejo el enlace, para que veáis lo completos que son y la de cosas que se pueden hacer (con unos precios muy razonables)

Nuestra visita comienza en el Puente y la puerta del Rey. 
Mientras espero a que se reúna la gente, quedo admirada por cómo está la zona de chula.

Gente haciendo deporte o simplemente paseando y un río muy recuperado y lleno de vida.



Nuestro guía se llama Enrique y su pareja (en la vida y en su actividad historica) es Fátima, que además de doctora en no se cuantas cosas es la Presidenta de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País... ahí es nada.

Antes de entrar nos habla un poco de cómo era esta entrada antes de la remodelación y de por qué se llama "del Rey" y es que Alfonso XIII entraba a este coto privado casi siempre por esta puerta.
Enrique lleva un portafolios lleno de fotos impresas la mar de curiosas y yo, voy a intentar buscar algunas en la red.

De momento, encuentro estas, antiguas de la entrada en la que estamos. (y otras)





Nos dice que, si quisiéramos ver todas las cosas interesantes que ofrece este inmenso parque, tendríamos que estar varios días recorriéndolo, pero que intentaremos ver lo máximo posible en esta visita de tres horas.
Nos situamos en el Palacio de los Vargas, y en este punto nos habla de un personaje muy importante para Madrid: Eduardo Saavedra y Moragas, arquitecto, ingeniero y arabista español.
Entre otras cosas, proyecto el faro más alto de España, el Faro de Chipiona, que aun sigue en funcionamiento.
Además descubrió el emplazamiento exacto de las ruinas de Numancia en Soria, y trabajó en los hallazgos de varias vías romanas.


En lo que respecta a Madrid, es el primero en desarrollar la teoría de la existencia de un asentamiento romano, llamado "Miaccum" (aunque esto ha sido siempre tema de extensos debates)
Por la ubicación y la etimología, se asocia con el arroyo de Meaques, que pasa precisamente por la Casa de Campo.

Más tarde, con la llegada de los musulmanes el tratamiento eficiente del agua  sigue estando presente, construyendo canalizaciones y construcciones varias. (Mayrit o Magerit que es como ellos llaman a la ciudad,  significa arroyo)
A día de hoy, sabemos que debajo de todo el suelo de nuestra ciudad, el agua era un elemento muy abundante.

Con los árabes, los terrenos de la Casa de Campo han pasado a tener un carácter militar por su cercanía a la nueva fortaleza, sirviendo como defensa de la ciudad de Toledo ante la posible invasión de tropas cristianas.

Después los Austrias advierten las posibilidades cinegéticas que tienen estos terrenos, que se unen con los Montes del Pardo, muy cercanos.

Por cierto, hay dos teorías de por qué estos montes se llaman así:

- Por el color pardusco característico de sus tierras.
- Por la existencia de osos pardos en la zona. 

Enrique se queda con esta segunda teoría, teniendo en cuenta el escudo de Madrid con su osa, y a mi también me parece la opción más lógica (y chula, por descontado)

Comenzamos pues la visita delante de un edificio que llama mucho la atención nada más traspasar la entrada de la Puerta del Rey.
Se trata del Palacio de Francisco de Vargas. (nada que ver con lo que era en su momento) 
Francisco de Vargas es descendiente de Iván de Vargas, que era el patrono de San Isidro...
Así que este apellido está ligado desde casi siempre a la historia de nuestra ciudad.





En el año 1.519 estos terrenos pasan a ser propiedad de  Francisco de Vargas, y el actual palacio no tiene nada que ver con lo que fue en el siglo XVI.
Este personaje, conocido también como Licenciado Francisco de Vargas, era el Tesorero de los Reyes Católicos y de Carlos I después, y según se sabe hoy en día, tenía las manos un poquito largas y aprovechaba su cargo para hacerse un poquito más rico (vamos hay cosas que no han cambiado nada desde entonces...)

Enrique nos cuenta por qué este personaje murió curiosamente en el Monasterio de las Huelgas de Burgos:
"Tenía emprendido amores" con una monja de dicho monasterio. Y es que, parece ser que era muy común que los nobles tuviesen líos con el clero. Este Francisco de Vargas no iba a ser menos...
Cuentan las crónicas que "luego de haber holgado con su dama, sufrió un mareo y se cayó de la escalera que llevaba a sus aposentos"
Aunque en un principio todo se ocultó, se acabó descubriendo todo el pastel y se supo que andaba en amores con la monjita.

Este noble está enterrado en la Capilla del Obispo, una iglesia de la cual Marisa ya nos ha hablado en nuestras visitas. Tiene un horario un poco difícil, pero nos recomendó mucho ir a verla. Sita en la Plaza de la Paja.

El palacio fue proyectado en un primer momento por Antonio Sillero, alarife - maestro de albañilería- en el siglo XVI, que realizó obras tan importantes como el Monasterio de las Descalzas Reales o la Casa de las Siete Chimeneas.
En este palacio Carlos I  paso aquí algunas temporadas, y con él, Francisco I, rey de Francia, durante su cautiverio en Madrid, y cuando volvió a París, quiso construir algo parecido en el Bois de Bologne. Por ello se conocía a este palacio como el Chateau de Madrid.




Hay dibujos de Madrid donde se ve el palacio de los Vargas, abajo a la derecha, muy cerca del Alcázar o Palacio Real.
Por ejemplo en este dibujo del 1.534 de Jan Cornelisz Vermeeyen:



O este otro de Fragmento de Vista de Madrid, de Anton Van der Wyngaerde (1562), que está en la Biblioteca Nacional de Viena. En él puede verse el Palacio de los Vargas en la parte inferior izquierda.




En 1552, Felipe II comenzó un proceso de anexiones territoriales en torno al palacio, que se completó en 1562 con la compra del edificio a Fadrique de Vargas, nieto de Francisco, y que culminó posteriormente con la constitución del Real Sitio. Aunque el rey apenas intervino sobre la residencia, sí que ordenó modificar su entorno más inmediato, con la creación de jardines, grutas de ornato y estanques, entre otros elementos paisajísticos, dentro de un proyecto encomendado a Juan Bautista de Toledo. 
Este arquitecto comenzó la gran obra del Escorial, pero muere joven y el proyecto pasa a Juan de Herrera, artista al que tradicionalmente asociamos a esta importante construcción.

Las grutas renacentistas eran un elemento muy usado durante el Renacimiento, pero lamentablemente, las de este lugar se encuentran en un estado penoso.



En esta otra fotografía se ven al fondo dichas grutas (supuestamente en proceso de reconstrucción y acondicionamiento) se puede ver además una torre de vigilancia, que es del XIX.



Enrique nos lleva a un lugar donde se puede ver el palacio y parte del patio, con una perspectiva algo más elevada.


Cuesta mucho trabajo creerse que en otro tiempo tuviera este aspecto:


Podemos estudiar este cuadro de Felix Maello (1.634) que está en el Museo de la Historia de Madrid, en la calle Fuencarral. Se puede ver en el centro la estatua de Felipe III, de de Juan de Bolonia y Pietro Tacca, que actualmente está en la Plaza Mayor.
También se ve una fuente de Neptuno que ahora está en Aranjuez.
Asimismo, se pueden observar los estanques, que salen reflejados en la parte superior del cuadro y que se formaban con las aguas del arroyo Meaques.

Este Felix Maello era madrileño, de orígen italiano y era discípulo de Vicente Carducho.
Así que no se trata de cualquier pintor...
A mi, personalmente el cuadro me encanta. Ya tuvimos ocasión de estudiarlo en una de nuestras visitas de los talleres de Conocer Madrid.


El palacio aparece incluso en el mapas antiguos, como podemos ver en el siguiente dibujo:





En el siglo XVII, en época de Felipe IV, fue en gran medida abandonado, pues casi todos los cuidados iban destinados al nuevo Palacio del Buen Retiro. Pero el siglo XVIII tanto el primer monarca borbón Felipe V como su hijo Fernando VI (con este monarca pasó a ser "Bosque Real") y  aumentaron su superficie con adquisiciones de nuevos terrenos, y sobre todo Carlos III, que aunque no debió frecuentarla mucho en realidad, realizó diversas mejoras, dirigidas por su arquitecto e ingeniero Francisco Sabatini, con la colaboración del arquitecto José de la Ballina.

De Sabatini quedan bastantes vestigios en la Casa de Campo, como luego veremos.

Se reforzó su carácter de reservado real. Las edificaciones fueron escasas, solo las estrictamente necesarias, pues fue considerado un Real Bosque, no una residencia real, como Aranjuez, el Pardo o el propio Palacio Real de Madrid. 
El carácter lúdico y recreativo que tuvo con los Austrias, se transformó con Carlos III en productivo (agrícola y ganadero), más en línea con el pensamiento más racionalista de la Ilustración.

En el año 1.808 José Bonaparte lo tomo como su residencia, puesto que lo consideraba más seguro que el Palacio Real.

El palacio en un grabado del siglo XIX:



El 20 de abril de 1931, seis días después de proclamarse la Segunda República, el Estado incautó los bienes de Alfonso XIII y cedió al Ayuntamiento de Madrid el Real Sitio de la Casa de Campo, que lo convirtió en parque público. El palacio pasaba así a ser propiedad municipal y de los madrileños.
Durante la Guerra Civil la Casa de Campo fue escenario de varios frentes de batalla, pero, a diferencia de otros inmuebles del parque como la iglesia de la Fuentecilla o el cementerio, el Palacio de los Vargas no sufrió daños importantes.
En 1967 el arquitecto Manuel Herrero de Palacios reformó el edificio. Sustituyó el revoco de Sabatini por enfoscado, al tiempo que añadió un frontón en la fachada principal, a modo de remate. Entre 2014 y 2015 el Ayuntamiento de Madrid llevó a cabo una nueva intervención, que supuso la supresión de los elementos incorporados por Herrero de Palacios, con la intención de devolverle al palacio su apariencia dieciochesca.
En la primera década del siglo XXI el palacio fue sede del Instituto Municipal de Deportes de Madrid, que permaneció en sus dependencias hasta 2008.
En 2016 el Ayuntamiento planteó que el inmueble fuera sede de una «Biblioteca de Gastronomía y Nutrición» y de un «Instituto de Estudios sobre el Hambre en el Mundo», pero gracias a los cielos la propuesta fue rechazada por la Comisión Local de Patrimonio Histórico.
También se quiso instalar un museo dedicado a Félix Rodríguez de la Fuente o un Centro de Interpretación de la Casa de Campo, pero ambas propuestas quedaron también en "agua de borrajas"
(parece ser que un centro de interpretación si que hay y es visitable... OJO investigar - poner alarma mental al tema)



El palacio en la actualidad:





Podemos apreciar la maravillosa ubicación de estos terrenos, desde donde podemos ver gran parte de la ciudad.



Bueno, volvemos de nuevo con Sabatini y el XVIII.
En estos momentos, se reconstruyó la tapia, que era en un origen de Manuel de Molina, se crearon puentes, y además se construyó un sistema de distribución del agua.
En 1.768 Sabatini acometió un proceso de canalización de las aguas del Real Sitio, un complejo sistema hidráulico para evitar los desbordamientos. En la Cerca instaló una serie de pasos con rejas que permitían el paso del agua pero no de las personas, y la protegían de las riadas.
La reja en muy mal estado, fue reconstruida por Sabatini, pero hoy vuelve a estar otra vez en un estado lamentable de abandono.


En la zona actual de los viveros del Ayuntamiento, existieron los llamados "reservado chico" y "reservado grande", este último en exclusiva para rey y su desmedida afición a la  caza.
Se criaban aves a mogollón, para soltarlas en las cacerías de los monarcas, dentro de un recinto llamado "la faisanera" que veremos luego.

En esta zona tan estropeada, el ayuntamiento tiene maquinaria y algunas casetas relacionadas con parques y jardines. Pero sinceramente, el aspecto es de deterioro y abandono total.

Por ejemplo, hay un árbol singular, un cedro del Himalaya, que tiene unos 200 años, y ahora está rodeado de vallas y casetas y sus copas sirven para albergar uno nidos enormes (del pajarraco ruidoso verde que está colonizando todos los parques de Madrid)



El bosque de la Casa de Campo estuvo poblado además con otras muchas especies, como álamos, castaños, chopos, plátanos de sombra... (y otras no autóctonas, como el pino piñonero)
Pero sobre todo hay encinas. La Casa de Campo es un enorme encinar.

Un poco más adelante, encontramos un edificio bastante singular: La Faisanera.
Si miramos en Google maps (y en la propia placa que está en su fachada) vemos que indica:

Division de Maquinaria "La Faisanera". Parques Y Jardines. Ayuntamiento de Madrid.

Una pena, ya en ningún sitio aparece quién lo proyectó... nada más y nada menos que Sabatini.
Esto me parece de lo más injusto. Tratar así a nuestro patrimonio... en fin "Spain is different..."

La faisanera era un lugar dónde se criaban los faisanes, desde que eran simples huevos hasta su vuelo para que se disparara en la caza. (inciso: me parece un horror, pobres pollos)
Además, se guardaban también las barcas con las que se paseaba el monarca por los estanques. Es un espacio bastante grande.

Pongo dos fotos, una mía, que es un desastre y otra, sacada de wikipedia, que mola muchísimo más.




Iglesia de la Torrecilla. Junto a unas pistas de tenis y padel.
Llegamos a otro punto caliente. Otra de las cosas que le enervan a nuestro guía. (y a nosotras, claro)
Una construcción desaparecida durante los bombardeos de la Guerra Civil. Eso no es lo grave, lo malo es que no hay mención, placa, o monumento que lo recuerde.

He encontrado esto:

Había una iglesia junto a la casa del cura que se utilizaba como escuela y en ocasiones como prisión para algún furtivo. Los cuadros que albergaba el templo, pintados por Salvador Maella, de la Inmaculada, San Antonio y San Francisco, junto con el resto de la ornamentación, se conservan en el Museo Municipal.


La iglesia, también fue proyectada por Francesco Sabatini.
He hallado cosas interesantes en una página que le llama "Memoria de Madrid" :

http://especiales.memoriademadrid.es/index/verespecial/idpk/9

Incluso varias fotografías de los años 30:




Incluso he podido ver que tienen un fragmento de google maps que recoge el lugar aproximado donde se encontraba esta Iglesia (ya sabéis... la flecha roja señala el lugar)


Si hay iglesia, suponemos que también habría un colegio, casas, un cementerio... Y es que durante los últimos siglos, la casa de campo tenia un marcado uso agrícola y ganadero, con lo cual vivían muchas personas, que se hacían cargo de todas estas tareas.
Para muestra un botón, fotografía de una de las casas de labor (bueno, y otras interesantes, que nos hacen viajar al pasado):





También visitamos las eras y el antiguo cementerio, ambos desaparecidos. 
En el caso de las eras, hay un cartelito explicativo (yupiiiii)








Al hilo de la producción agrícola y ganadera, sabemos que hay constancia de un intento de producción láctea. Concretamente una quesería. Todo, como lo anterior, también desaparecido.

Hay un recordatorio, en la otra parte de la Casa de Campo, al norte, casi llegando a Aravaca.
Es la llamada "Casa de Vacas", de la cual no queda más que una plaquita. (tengo pendiente ir a verla en alguna excursión futura)
Esto es lo que he encontrado: ubicación y alguna foto de google maps:




Y una imagen de la vaquería (parece que contaba con 80 vacas) con su explicación en la ya mencionada y maravillosa web "Memoria de Madrid"

El origen de la Casa de vacas hay que buscarlo en tiempos de Fernando VII cuando se decidió crear en esta propiedad real una explotación ganadera en una zona de pastos y aguas abundantes.
Aquí se llegó a experimentar con sistemas avanzados para la producción de quesos, mantequilla y otros productos relacionados con la leche, pero a la muerte del soberano la propiedad quedó abandonada y en peligro de ruina. Una vez llegado Alfonso XIII al trono, dedicó la casa al uso de pabellón de caza, ya que desde sus orígenes la Casa de Campo había sido uno de los sitios de caza favoritos de los monarcas españoles.
Finalmente, el de noviembre de 1936 la casa resultó destruida ya que su ubicación la transformaba en un lugar estratégico de importancia, ya que era la entrada al cerro de Garabitas desde donde la artillería podía bombardear la ciudad.



De este pasado agrícola y ganadero solo quedaron unos pocos restos que perduraron hasta los años 60-70 en los que se celebraban jornadas con las  nuevas tecnologías en el Recinto Ferial.


El cementerio de los empleados de la Casa de Campo queda en una especie de cerro, muy cerca de estas eras.
Del cementerio queda algún vestigio, pues fue destruido durante la guerra...

Hay unas vistas magníficas:



Lamentablemente, solo quedan unos restos de la antigua edificación.
He buscado más en la red y vuelvo a encontrar maravillas en la web "Memoria de Madrid" que recomiendo de nuevo enormemente:
Aunque el emplazamiento del cementerio de empleados de la Casa de campo era conocido, no lo era la su entrada, obra del arquitecto italiano Francesco Sabatini, que trabajó a las órdenes de Carlos III. En la época de la República ya no era cementerio, se utilizaba como palomar y la capilla como almacén.




Ya bajamos hacia el lago, para casi finalizar nuestro recorrido, que es circular.
Nos habla de los estanques que había en este lugar.

Eran unos cinco, y estaban identificados con los nombres Grande, del Norte, del Medio, Longuillo y de la Higuera, tal y como se aprecia en el plano de Pedro Teixeira del 1.656​:


En el siglo XVIII fue construido un sexto embalse, pero no de manera contigua, sino en un lugar exento, cerca de la desaparecida Iglesia de la Torrecilla, donde hoy día se levantan unas instalaciones de tenis. Fue conocido con los topónimos de Estanque Chico, de la Sartén y Tenquero, nombre este último que alude a la tenca una especie piscícola que ahí se cultivaba.
Era muy preciado el hielo que se recogía en algunos de ellos, que en los duros inviernos permanecían  completamente congelados. 

Y esto nos lleva a otra faceta curiosa, y es que en esos estanques patinaban los reyes sobre el hielo.
De hecho, hay constancia ya de Felipe III que en el año 1.593 organizó una sesión para patinar con sus amiguetes...

Después, ya en el XIX y principios del XX se seguía usando con este fin, y de estos momentos si que hay testimonio grafico,  (mola un montón, aviso):





Lo que finalmente sucedió es que estos estanques se fueron secando. De cinco pasó a dos, y al final quedó solamente el actual.
Como curiosidad, añadir que, el parking que se encuentra junto al lago es en realidad el lugar donde estaba el lago de los patinadores (me da pena y horror a partes iguales)

Junto al lago podemos ver un par de árboles singulares más.

Uno, en el propio parking, que nos recuerda la gran cantidad de agua que tiene el subsuelo madrileño, puesto que esta especie solo se da en los suelos muy húmedos:




Y al lado del propio lago, "El plátano gordo", que es un plátano de sombra, de unos 200 años, que, en teoría nunca ha sido podado y que mide unos 4 metros de perímetro, lo cual no está nada mal.





Ahora que estamos junto al lago se hace difícil imaginar otros tiempos.
Pasar de esta imagen:



A esta otra, de cómo era el embarcadero hace.... no tanto.


Rodeando el lago, estudiamos un poco las canalizaciones realizadas ya en el siglo XVII, de las aguas que nutrían a los estanques y a la gente que vivía aquí.
Y el que el famoso arroyo Meaques era entonces todo un señor río y para evitar que se desbordara, se efectuaron obras de canalizaciones y acueductos.
De hecho, una de las compañeras de excursión nos cuenta que ella trabajaba en los 90 en el Palacio de Vargas, que era entonces sede de Deportes y cultura del ayuntamiento y que cayeron unas lluvias torrenciales, que hicieron que el Meaques se desbordara y que inundó toda la primera planta de las oficinas. ("con los ordenadores flotando y todo" - nos contó)

Había unos cuantos puentes que pasaban por encima, y son los llamados "Puentes de Sabatini" de los que queda alguno en pie y otros con un aspecto muy diferente al que fueron proyectados.

En julio de 1782 Carlos III encargó a Sabatini la creación de cinco puentes con albardilla de piedra, pues los que ya existían eran todos de madera, por tanto muy frágiles. Constan en el expediente los de la Agachadiza, del Álamo Negro, del Batán y el Puente Estrecho o de la Culebra; el quinto o no lo nombran, o no se ejecutó.


Así, en la actualidad, se conserva el precioso puente de la Culebra, que yo ya conocía, pero que no tenía ni idea de su importancia.
Es muy bonito. Esta fotografía es del día siguiente a la excursión, nos fuimos Manu y yo en bici, recorriendo gran parte de la Casa de Campo:



Y estas dos del otoño pasado, antes de la dichosa pandemia:



¡¡¡Es precioso, una pasada!!!

Sobre los otros puentes, parece ser que el del Álamo negro existe, pero no tiene nada que ver con el antiguo, otros han desaparecido, como el de las Siete Hermanas, otros quedan, como el de la Agachadiza...

Enrique nos lleva a las mismas orillas del Meaques... y claro, el pobre arroyo, ya no es lo que era:



Cuesta un pelín imaginarlo caudaloso y lleno de agua, la verdad.
Pero claro, han pasado varios siglos y esto ya no es lo que era...
En las últimas décadas se han realizado canalizaciones modernas, que conviven con los restos de antiguas edificaciones, como las fuentes.






Visitamos también el acueducto de la Partida, proyectado por Manuel de Molina, y rematado por Sabatini en el 1.778.
Fue restaurado en el año 2.016, no con mucha gracia, diría yo. (ver la última foto que es como estaba antes de la restauración)
Pero bueno, en los últimos años estaba lleno de pintadas y medio derruido, así que, es mejor que esté así (no me gusta la reconstrucción porque parece que está hecho nuevo en el siglo XXI)



(fotografía de Isabel T.)




No podemos olvidar que aquí vivía gente, y que había una huerta que abastecía de hortalizas al palacio de los Vargas.
Es la huerta de la Partida, que existe desde el siglo XVI.
En ella se experimentaba con plantas medicinales, pero sobre todo era de frutas y verduras.
Hoy en día tiene aspecto de parque, más que de otra cosa.



Terminamos la mañana un poco cansadas, pero sobre todo con calor y sed, nos parece mentira que estemos ya en septiembre.

Así las cosas, una cervecita en uno de los nuevos sitios de Madrid Río no entra nada mal.

Y menos con estas vistas (desde la terraza)