Se acaba un sueño. Una maravilla de sueño que apenas ha durado cuatro días.
Nos ha encantado, nos ha parecido solo un escalón pequeñito más abajo que Disney.
Y por otra parte bastante más cercano y accesible, con lo cual, las posibilidades reales de volver son grandes y nos da esperanza.
Sinceramente, me parece mentira estar escribiendo en estos términos de felicidad y satisfacción, teniendo en cuenta como empezó el viaje:
Irene regresaba de su viaje a Jaén, el mismo viernes en que nos marchábamos en el tren nocturno hacia Tarragona.
Este era el primer escollo... mi agobio al pensar que la pobrecilla iba a venir tan cansadita que no iba a poder disfrutar del viaje.
¡Qué ilusa! yo pensaba que esto era lo más grave, eso y que no nos diera tiempo a recoger todo, cambiar las maletas, llegar a la estación...
Una de las monitoras me cuenta que Irenita se ha caído mientras hacían un simulacro de escalada... y que se quejó de la mano izquierda, pero que ella cree que más bien ha sido el susto, que no es nada...
Así que nos vamos a casita todos contentos mientras ella nos va contando cosas de su semana de campamento.
Cuando estamos tomando un bocata (ellas un huevo) nos damos cuenta de que apenas mueve la mano, que le duele ... ¡¡ay Dios!! ¿qué hacemos? nos agobiamos como nunca al comprender que tenemos que ir pitando hacia el hospital, que apenas quedan 3 horas miserables para que parta el tren, qué no sabemos qué hacer.
La decisión acaba siendo fácil, por lo obvio, no podemos irnos como si no pasara nada, porque si que pasa.
Manu y ella se van al hospital en un taxi, y Paula y yo nos quedamos en casa, mordiéndonos las uñas y preparando todo lo que queda.
Finalmente nos vamos hacia Chamartín, con el grueso del equipaje y mi amuleto celta que siempre me ha acompañado en los momentos difíciles.
Mi hija mayor me da una auténtica lección de madurez. Se comporta como si tuviera veinte años y ella fuera la adulta y yo la niña. Cómo me ayuda en mi histerismo. Estoy bastante orgullosa de ella.
Llegamos a Chamartín con bastante tiempo, ya lo sabíamos, pero es que en casa nos estamos poniendo cada vez más nerviosas y estar en movimiento parece que ayuda.
Cuando son las 22:15 más o menos, llegan por fin a la estación... con el brazo escayolado de nuevo (esta es la tercera vez) Parece que en esta ocasión es el "escafoides"... bueno, ya me lo esperaba, otra vez escayola... no importa, me haré cargo de ella, la ayudaremos entre todos, el caso es que ya están aquí y que además hemos localizado también a Pablo and family
Vamos a buscar nuestro tren, nuestras camitas y ... ¡¡rumbo a la aventura!!
CONTINUARA...