Este viaje ha sido uno de los mejores que he hecho en mi vida, aunque teniendo en cuenta lo muchísimo que me gusta viajar, no es una pista muy buena...jeje
Como nos salió tan bien la escapada de Oporto, Gema y yo decidimos hacer otro fin de semana de chicas, más o menos para las mismas fechas, después del verano.
Me contó Marta que un viaje muy lindo era Toulouse y Carcassonne, así que después de barajar otras posibilidades (Burdeos, Lyon...) nos decantamos sobre todo y al menos en mi caso por ver Toulouse, y la preciosa ciudad medieval.
Lo más complicado, como siempre los vuelos, acabamos tomando uno de mi odiado Ryan Air, que sale a las 6.30 de la mañana, gracias a que Manu nos acerca al aeropuerto nos resulta algo menos horrible.
Salimos el viernes, puesto que Marisol me ha ofrecido coger el día cuando se enteró de mis planes... (¡¡gracias maja!!) Así que tenemos completos el viernes y el sábado... y gran parte del domingo... YUPIIIII
Salimos el viernes, puesto que Marisol me ha ofrecido coger el día cuando se enteró de mis planes... (¡¡gracias maja!!) Así que tenemos completos el viernes y el sábado... y gran parte del domingo... YUPIIIII
Como llegamos sobre las 9.00, tenemos toooodo el día por delante.
Hace un día fantástico en Toulouse, y nos vamos desde el aeropuerto al centro en un bus que nos cuesta 8 € y que nos deja en la Estación Matabiau (a 5 min. del hotel)
Hace un día fantástico en Toulouse, y nos vamos desde el aeropuerto al centro en un bus que nos cuesta 8 € y que nos deja en la Estación Matabiau (a 5 min. del hotel)
Nuestro primer y feliz selfie, con la estación al fondo.
A las 10:00 ya hemos dejado las maletas en el hotel y nos disponemos a recorrer tranquilamente esta maravillosa ciudad.
Estamos al lado de la plaza de Jean Arc... y nosotras acabamos por llamarla cariñosamente "la plaza de la Juana"...jajaja
Aquí se ve su majestuosa estatua y un mercadito de flores que tiene a sus pies.
Nos vamos rumbo al Capitolio, que es el ayuntamiento, y que además tiene una oficina de turismo y una increíble plaza delante, que es donde suele quedar la gente.
Las calles son tranquilas y vemos muchas bicicletas por todos los lados. (ya habíamos leído que al ser una ciudad muy llana, es un medio de transporte muy habitual)
Los edificios son chulos y vemos un carrusell antiguo, perfectamente integrado. (No será el único, al menos vemos otros dos más estos días)... me siento como Amelie en la película.
Justo antes de llegar a la Plaza hay otra placita más pequeña, con una torre de aspecto antiguo, ellos la llaman el Donjon du capitole... traducción: torre grande.
Actualmente es una oficina de turismo, aunque también durante un tiempo, fue guardiana de los archivos de la ciudad.
No llegamos a entrar a la oficina de turismo, porque en la recepción del hotel, que son ultra amables, nos han dado planos y una miniguía de la ciudad en español... (re-majos)
Es una de las tantas restauraciones terribles (o no) de Violet le Duc, que en el siglo XIX, además de restaurarla, le colocó un campanario encima, que, a mi modo de ver no viene demasiado a cuento, pero que en conjunto, no queda mal.
Esta es la entrada donde se congregan los de las bodas civiles, (vimos alguna que otra pareja a punto de casarse)
He leído que los fines de semana se puede llegar a hacer una celebración ... ¡cada 15 minutos!
Y nos hacemos una foto con esta estatua... a la que Gema llama "su novio" por un comentario que le hizo una amiga. (se trata de Claude Nougaro...un famoso cantante... por lo menos en Toulouse)
Se nota que estamos de vacaciones y tenemos muchas ganas de hacer el bobo.
No podemos disfrutar enteramente de la plaza, porque hay algún evento militar y está hasta arriba de vallas, soldados y gente curioseando.
Pero si que vamos hacia los soportales que están enfrente y que me recuerdan a la zona de terraceo y calamares de nuestra Plaza Mayor de Madrid.
Estas pinturas cuentan la historia de la ciudad.
Son modernas, y nos gustan mucho, tan llenas de color.Hay incluso un guiño a la Guerra Civil española, con una reproducción policromada del Miliciano de Robert Cappa, y un recuerdo para Charles Romuald Gardès nacido por accidente aquí, antes de crecer en Buenos Aires y convertirse en el famoso Carlos Gardel.
Otra vista de la plaza:
Es una pena, pero ahora, un mes después, que escribo esta entrada y me estoy documentando, me entero que muy cerca de la plaza hay un hotel, llamado Hotel Le Grand Balcon.
El célebre piloto-escritor Antoine de Saint-Exupéry dio forma a su famoso 'Principito' en una de las suites que ahora lleva su nombre.
Al parecer, siempre exigía dormir en esta habitación con balcón al corazón de la ciudad.
Y hoy en día, siempre que no esté ocupada se puede visitar y comprobar como todo sigue intacto, siendo la colcha celeste lo que más llama la atención.
Grrr, demasiado tarrrrdeeeee
Pongo foto testimonial de lo guay que podía haber sido y no fue...
Cuando pasamos la plaza, descubrimos un café-pastelería (esto está plagado de este tipo de sitios) y nos dejamos llevar...
Desayuno nº 2, que el café de las 7.30 está ya muy lejos... Somos las hobbits de Toulouse...
Seguimos disfrutando de la ciudad, sus edificios y sus cuqui-tiendas, como ésta, dedicada al mundo de las violetas (súper típicas en Toulouse y la Provenza)
Nos vamos en busca del mercado de Víctor Hugo, porque a nosotras nos encantan los mercados.
Nos resulta muy curioso, hay montones de "delicatessen" y carnes carísimas (ojo a la rubia gallega de a 68,00 € el kilo)
Increíbles tiendas de quesos y vinos
Mogollón de puestos de casquería...aquí le sacan muchíiisimo partido.
y vimos en muchos sitios muslitos de pato rebozados (más bien a tope) con grasa amarilla.
Luego nos enteramos que es uno de los ingredientes del plato estrella de la zona: El cassoulet, que es una especie de "fabada" con alubias especiales, salchicha, pato... muy contundente.
y vimos en muchos sitios muslitos de pato rebozados (más bien a tope) con grasa amarilla.
Luego nos enteramos que es uno de los ingredientes del plato estrella de la zona: El cassoulet, que es una especie de "fabada" con alubias especiales, salchicha, pato... muy contundente.
Patés y foies de todo tipo:
Y como no, los famosos macarons:
(1,50 € la unidad... estamos locos? es un poco más grande que un botón gordo...)
Nos marchamos un poco decepcionadas del mercado, porque habíamos leído que hay un mirador en la azotea, pero fuimos incapaces de subir... dadas las pocas explicaciones que nos daba todo el mundo.
También intentamos subir a la azotea de las Galerías Lafayette, pero debe ser que están hartos de que los turistas vayan solo a hacer fotos y no compren, porque nos soltaron, y no muy amablemente, "terraza cerrada"...jajaja
Por pura curiosidad, entramos en todas las tiendas que podemos, y es que los dulces los colocan de una manera espectacular... yo no soy muy golosa, pero no me digáis que no están para comérselos...jeje
Estamos ya en la calle más chula, casi peatonal, llena de tiendas, y restaurantes, y que tiene al fondo la maravillosa Basílica románica de Saint Sernin, del siglo XI: La Rue du Taur.
Literalmente, Calle del Toro.
En la mitad de la calle más o menos, encontramos una iglesita monísima, casualmente Notre Dame Du Taur - Nuestra Sra. del Toro... con una truculenta leyenda que mola un montón:
Es una iglesia dedicada a la memoria del primer obispo de Toulouse, San Sernin, que sufrió tortura en el año 250, por parte de los romanos y que supuestamente edificada sobre su sepultura.
Según cuenta la historia, un buen día el obispo decidió dar un paseo por Toulouse. Resultó ser un plan condenado desde el principio, ya que se encontró con un grupo de paganos que estaban a punto de sacrificar un toro. Cuando vieron al obispo, los paganos cambiaron de idea y decidieron que sería mejor atar el obispo a la cola del toro. En cuanto el obispo estuvo sujeto a la cola del animal, el toro empezó a correr por la ciudad. El toro subió la calle ahora conocida como Rue du Taur (sí, la calle del toro), y el obispo Saturnino obtuvo su muerte prematura convirtiéndose en mártir y ganándose el título de santo. Como fue el primer obispo de Toulouse, mártir y encima santo, la ciudad le construyó una basílica para guardar sus restos como reliquia.
A nosotras nos encantó, pero claro somos muy facilonas, que nos gusta todo siempre..jejeje
En el frente, se ve abajo a la izquierda, el famoso toro:
Y el interior:
Llegamos al fin a las orillas del río, donde se respira un ambiente universitario.
Es la 1 de la tarde y todo el mundo está en las escaleras comiendo diversos tipos de comida basura.
(Con nuestro súper-desayuno nº 2, nosotras, ni sentimos ni padecemos...jeje)
Y eso que ahora con el Madrid-Río lo tenemos super bonito todo...
Los habitantes de Toulouse han luchado mucho por hacer que esta zona pasara al disfrute de los ciudadanos y turistas, parece ser que todo esto era una zona deprimida, una barriada donde se tendía ropa en palos y que se inundaba con regularidad cuando se desbordaba el río y el gobierno quería convertir todo en un macro aparcamiento para los coches...
Lucharon todos, a base de manifestaciones y peticiones y finalmente (creo que en los 80) se consiguió convertirlo en un espacio de uso para todos, con un precioso parque, quioscos y terracitas y sobre todo un lugar de encuentro, donde se organizan todo tipo de actividades.
El parque de la Daurade, cerca estaba la Basílica Notre Dame de la Daurade (Nuestra Sra. de la Dorada) que no podemos visitar, porque está en obras... snif, snif)
Así que, nos ponemos en su busca... y como de costumbre nos perdemos y gracias a ello, callejeamos por sitios realmente chulos.
Et voilá!!!
¡¡Palacete-hotel encontrado!!
Nos llama mucho la atención en la guía que nos han dado en el hotel, parece que tiene muchas joyas de arte escondidas. No en vano es el Museo de Bellas Artes de la ciudad.
Llegamos por fin al Museo de Bellas Artes de los Agustinos y lo primero que nos deja con la boca abierta es su precioso claustro, en el que han reunido una fantástica colección de gárgolas:
Alucinante, verlas desde otra perspectiva y hacerse bien a la idea de como están diseñadas para que la lluvia desagüe a la perfección.
Son una pasada, realmente
Y poder estar tan cerca es... increíble
En el claustro, están haciendo recreaciones de cómo era el huerto y había varias excursiones de colegios, todo muy educativo y chulísimo para los niños.
Comenzamos con el museo, salas cerradas.
Y para abrir boca unas esculturas del XIX, impresionante esta de la representación de una pesadilla de Eugène Thivier.
(la primera foto , la que es de la estatua entera, la he tomado de la página del museo, el primer plano monstruoso si que es mío...jeje)
Lo mejor y lo que más nos gustó, la sala de los capiteles, que vienen del Monasterio de la Dorada, la Basílica de San Sernin y la Catedral de San Etiene.
Integradas en esta maravilla de luz y colores... nos encanta!!
También hay una maravillosa colección de lápidas e inscripciones medievales
Alucinamos con unas hamacas que hay en el claustro, a disposición y para el descanso de los visitantes, y claro...
Con estas vistas... cualquiera se mueve...
En un lugar de honor, Notre Dame de Grasse, Ntra. Sra. de Gracia.
La más bonita, preciosa de todas.
Una maravilla del gótico, recién restaurada.
Me gusta tanto que me acabo comprando un marcapáginas de recuerdo.
En la planta superior hay una colección de pinturas de varios siglos, desde el renacimiento hasta principios del siglo XX
Pongo una foto testimonial, "robada" de la web del museo por cierto: http://www.augustins.org/es/home
Lo tomamos en una placita de lo más agradable, sentadas en un muro y con una botellita de agua:
bueno, bonito y barato.
Y vamos en busca del último monumento del día: La Catedral de Saint Etienne. (San Esteban para nosotros)
Es un edificio genial, que empieza su construcción en torno al siglo III y tiene modificaciones hasta el XVIII.
Pongo un par de fotos del exterior tomadas de internet, que no se por qué, no hice ninguna foto (entre la emoción y el cansancio, se entiende...)
Y ya que estamos, una del interior decente, que las mías dejan un poco que desear:
Un hermoso y barroco retablo en el altar mayor, con la representación del martirio y muerte de San Esteban, el primer mártir cristiano.
Aunque lo más espectacular, como en todas las iglesias de Toulouse, las vidrieras.
No están nada mal las vistas.
Después de dar miles de vueltas, buscar algún restaurante por internet sin resultados positivos y pasear por las calles durante mucho rato, decidimos no perder más tiempo y nos tomamos una cenita thai, en un sitio muy chulo, en la terraza del exterior.
(quien nos iba a decir que al día siguiente caerían chuzos de punta, con el maravilloso clima que hemos disfrutado hoy)
Empieza un nuevo día.
Es sábado.
Es nuestro día de excursión a Carcassonne.
Es... el día del diluvio universal...
Antes de llegar a la estación, que está a diez minutos del hotel, ya tenemos los pies los pantalones empapados... va a ser un día pasado por agua.
De momento, la ilusión no nos la ha chafado nadie, así que compramos los billetes, y hacemos algo de tiempo por las tiendas de la estación.
Nuestro tren sale en un rato largo y es una especie de Ave, que nos lleva a nuestro destino en poco menos de una hora (para la vuelta, hemos tomado otro, mucho más barato, pero que tarda algo más...)
Nada más llegar, oficina de turismo, más lluvia y esta foto, dedicada a Manu, con un piloto de formula 1 que resulta ser Sebastian Vettel.
Y una ciudad acuática
Nos está llamando...ven vennnn
Nos hace tan malo, y mis fotos son tan pobres, que os voy a poner algunas otras extraídas de internet, para que la veáis en todo su esplendor.
Es como un cuento de hadas, una ciudad restaurada para mi gusto con acierto, pero que también ha sido muy criticada también.
La restauración, hecha en el siglo XIX por EugeneViolet le Duc.Es patrimonio por la Unesco desde 1997
Aquí, la Maitechu, disfrutando de la lluvia, pero sobre todo del sitio este taaaan mágico
Dos amiguis flipando (momento de "quita el paraguas, que hago el selfie"...ajajaja)
Ostras, la ración que me ponen, es lo que suelo yo poner a la familia, cuando vienen a los cumples...
y como mi colega es vegetariana... acabo dejándome un buen trozo ... ufff
La ensalada, como siempre con un aliño de mostaza... aquí no saben bien lo que es una vinagreta normalita.
Una joya románica, cuyas vidrieras hoy no lucen como deberían por la escasa luz disponible.:-(
La primera construcción, totalmente desaparecida, es del siglo VI, luego pasa por varias etapas, románico, gótico... y finalmente la restauración del XIX.
Decidimos no entrar al castillo, porque preferimos seguir con el paseo por la ciudad a nuestro aire, esto es ya lo suficientemente mágico... y además, están en obras de restauración y nos dicen que hay una parte cerrada, así que... seguimos la visita por las calles sin más.
Las terracitas y restaurantes, muy vacíos por la lluvia.
Aunque viéndolo de otro modo, hemos disfrutado de un ambiente muy mágico, que en días soleados, como el de ayer, sería agobiante por la gente, seguro.
Nos salimos fuera para ver el exterior de las murallas:
Y como es pronto, entramos de nuevo a seguir paseando y cotilleando las tiendas.
Y compramos unos magníficos patés para nuestros chicos.
Hay tanta variedad que da mareo. Al final yo me decido por uno de anchoas y aceitunas (dos de las cosas favoritas de Manu) y Gema compra uno de queso de cabra y tomate.
La tienda es maravillosa, como se puede apreciar.
Y también hay muchas otras de recuerdos, imanes, ... gárgolas y objetos medievales, of course
Cuantas más cosas veo del famoso cassoulet, más ganas me dan de probarlo... Mañana en nuestro último día lo intento, ¡confirmado!
Son tan monas, que parecen de cartón piedra...
Llega la hora de irnos, y con gran pesar, nos volvemos a la otra Carcassonne, la "moderna", donde está la estación de tren.
Menos mal que es sábado, que hay tiendas y... que están abiertas, se compra unos botines en Mango.
Como ella dice con humor, regalo de cumpleaños adelantado.😉
Camino a la estación.
La parte nueva de la ciudad es bastante bonita también:
Llegamos a Matabieau bastante exhaustas y entramos al vuelo prácticamente en el primer restaurante que pillamos... no estamos de humor para nada más...jaja
Tortilla a la francesa (yo de queso, Gema de champiñones) y la consabida ensalada de mostaza.
Y de postre... ¡¡creme brulee!!
Vamos, que estamos degustando todo lo típico...ajajaa
Buenas noches....zzzzzz
Llegamos al último día, y parece que no va a llover tanto como ayer, así que ... en marcha de nuevo, a ver alguna cosilla que otra que no pudimos ver el viernes.
Dejamos las maletas en recepción y saldamos nuestra deuda con el hotel.
Rumbo al centro de nuevo.
En la plaza del capitolio, una foto con mi signo del zodiaco (algo que parece ser que es muy, muy turístico)
Y es que en el centro del todo, hay una estrella de doce puntas con un signo del zodiaco en cada extremo, un homenaje a su pasado nada católico, con cátaros y herejías de por medio.
El edificio parece chulo y hoy vamos a poder visitarlo al fin
Anécdota, hoy es 1 de octubre, en Cataluña tiene lugar -o va a intentarse- el referendum independentista, tenemos que sortear a algunos con sus banderas, que están en el centro de la plaza.
Y un techo pintado con estucos, que nada tiene que envidiar a otros más lujosos.
Una pasada todo.
En esta parte de la sala se celebran bodas civiles:
Era tan hermosa, que la animaban a salir a los balcones, para que la gente pudiera disfrutar de tanta belleza.
Cafarelli!! que está por todas partes...
Nos encanta el capitolio de Toulouse, y nos alegramos mucho de haber vuelto e insistido hoy para verlo.
Próxima parada: El Convento de los Jacobinos.
El viernes nos pillaba un poco a trasmano y no fuimos.
En la guía, lo recomendaban mucho.
Y qué acierto!!
Construido a principios del siglo XIII, parece ser que es uno de los mejores exponentes de la arquitectura languedociana.
En alguna de sus estancias, como el refectorio, se organizan exposiciones temporales.
Lo primero que llama la atención es que solamente son dos naves, cuando lo habitual es que tengan un número impar, ya sean tres o cinco.
No me cuesta nada imaginarme el recinto tomado militarmente por Napoleón y sus tropas, parece ser que hubo un tiempo en el que se convirtió en cuartel de caballería...menos mal que ésto se quedó en una mera anécdota temporal...
Sus restos estuvieron un tiempo en San Sernin, pero los trasladaron finalmente aquí, donde habían estado desde el principio.
Esta es la principal y más fotografiada imagen de este lugar: La Palmera
Las vidrieras nos impresionan bastante, por la luz que se cuela por las mismas.
Los rosetones son los más antiguos, pero hay hasta de dos o tres épocas distintas, incluso algunas de los años 70...
El efecto es totaaaaal.
Nos salimos al claustro, en el que hay varias cosillas destacables.
Los preciosos capiteles.
Esta otra sala o capilla, con unos frescos originales, con motivos del apocalipsis y que cuenta con unos medios interactivos muy chulos, puedes ir tocando una pantalla de un módulo que hay en el centro de la sala y te va explicando todas las imágenes.
El refectorio, que no se puede visitar y que parece ser que utilizan como sala de exposiciones temporal.
Cuando salimos de allí, volvemos a pasear otra vez por nuestra zona favorita, la Calle del Toro y Capitolio.
Nos alegramos muchísimo, ya que no habíamos hecho ninguna foto aquel día, con lo tarde que era y el cansancio que teníamos ...jeje
El mercadillo resulta ser de lo más peculiar... venden todo tipo de productos alimenticios, pero con escaso o nulo control sanitario, por lo que nuestros planes de tomarnos algo allí para la hora de la comida se truncan...de todo.
Estas cámaras frigoríficas parecían un poco de pega...
Confianza sanitaria "0" jajaja
Eso si, a tope de universitarios y gente jipiolera, mantras, vendedores de bisutería, tocadores de bongos y demás fauna.
Nos resulta un poco decepcionante, porque aparte de gente normal y corriente, hay muchos malas pintas y decidimos irnos sin más, de nuevo hacia nuestro conocido Bulevar Lazare Carnot, que nos hemos recorrido arriba y abajo estos días, sin parar.
Después de varias vueltas y revisión de cartas, precios y menús, nos sentamos en este bistrot, porque tienen cassoulet... y ensaladas varias para mi amiga.
El cassoulet es un plato muy sabroso, el pato está rico y la salchicha de Toulouse extraordinaria.
Las alubias suaves y gustosas y además tiene por encima una capa crujiente resultado de haberlo horneado (después de la cocción lenta de varias horas)
A mi me gusta mucho, pero evidentemente no puedo acabarme el platazo que me sirven, en un principio parecía posible, pero esa cazuelilla honda engaña y aquí hay judías al menos para dos...jajaja (y una es vegetariana...)
En los postres, a compartir, panacotta, crema de yogur y creme brulee de nuevo.
Muy ricos.
Nos sobran casi tres horas hasta que tengamos que volver al hotel a por las maletas, así que decidimos que como las distancias aquí son pequeñas y somos dos andarinas de Madrid, nos vamos a ver el jardín japonés, que era algo que habíamos descartado por estar lejos.
En unos veinte minutos (al final no era para tanto) llegamos al sitio.
El jardín está dentro del parque "Compas Caffarelli" y lo primero que nos encontramos es esta estatua que representa a una mujer negra y con un emotivo texto, relativo a la libertad de las personas.
Parece ser que también hay otros monumentos a Picasso y Carlos Gardel, pero no los localizamos ya que vamos derechitas a visitar el famoso jardín japonés.
Hay mucho público, cosa normal, puesto que es un jardín muy premiado, y eso siempre atrae a los turistas.
Aunque la cantidad de gente que está visitando el parque, es muy alta, lo cierto es que se respira un ambiente de paz y relax, que nos encanta.
El pabellón de te, que se puede visitar y cotillear a placer (realmente no tiene paredes ni nada, es solo lo que se ve)
Eso si, bastante difícil hacerle fotos "sin bicho"
Al menos refleja el buen rato que pasamos allí...jeje
Ya de vuelta al hotel, dando una vuelta, volvemos a pasar por San Sernin, y nos sorprende que con el tiempo nublado y visto por la parte de atrás, parece otro edificio totalmente distinto.
Siempre es bueno cambiar la perspectiva y ver las cosas desde otro lado.
Como empieza a llover, ya de un modo más intenso, decidimos pasar la última media hora de espera en el hotel, en una salita que está al lado de recepción y nos acomodamos con las maletas y los cargadores del móvil, haciendo tiempo, y mirando los folletos y las fotos de estos días.
Nos relajamos, puesto que aún falta mucho para llegar a nuestras casas, y lo tomamos con calma.
Hay otra señora en las mismas circunstancias, esperando y haciendo tiempo, como nosotras, así que no nos sentimos de más en ningún momento.
A las 18.00, el recepcionista empieza a poner cosas sobre la mesita baja que hay delante de los sofás... que si una bandeja con paté, que si unos panecillos y un tarro de foie...
y nos pregunta si queremos tomar una copa de vino... ¿cómooor? pero si ya no estamos aquí... quiero decir, no somos clientes del hotel desde las 12.00 de esta mañana... increíble.
Es lo más alucinante en cuestión de hospitalidad hotelera que me ha pasado nunca.
Gema y yo nos vamos con un excelente sabor de boca (y no por los patés..jaja) y deseando poner una opinión favorable en internet lo antes posible.
Bueno, definitivamente, se acabó lo que se daba...
Después de una espera terrible en el aeropuerto (retraso de más de una hora... es lo que tiene volar con una compañía de bajo coste) llegamos a Madrid, agotaditas.
Menos mal que mi chico nos va a buscar, porque en 20 minutos escasos estamos en casita.
Les he traído varias cosillas a los míos:
Unas galletas de mantequilla, que son devoradas casi en su totalidad por Irene, que le encantan estas cosas.
El famoso paté de anchoas de Carcassonne, para mi chico.
Un quesito de lo más rico, pero apestoso de verdad (cada vez que abrimos la nevera, el olor a pies rancios de monje inunda la cocina...jajaja)
Y varias cosas de violetas que no salen en la foto (un perfume sólido para mis niñas, una miel de violeta, regalo de Gema para Manu, y jabón de violetas, que me quedo yo)
Una maravillosa escapada para recordar toda mi vida.
Los lugares, los olores, la gente... Toulouse se queda dentro de mi corazón para siempre.
Y un deseo, seguir explorando Francia, que es un país increíble, no hay duda.

















































































