martes, 27 de agosto de 2019

CHAOUEN - DEL 6 AL 9 JUNIO 2019


Manu estuvo el pasado octubre 18 (o septiembre, no recuerdo) pasando un fin de semana de escapada con sus colegas de despacho. 
El destino fue la casita de Carlos en Chaouen, Marruecos, resultado de una compra hace bastantes años y que, tras el disfrute particular de los primeros años, decidió reformar y poner a disposición de viajeros de Air Bnb.
(Además hicieron una miniescapada a Asilah, donde tiene otra - próximo destino exótico para nosotros, seguro)

Este viaje lo hemos planeado con mucha ilusión, porque las chicas y yo no hemos ido nunca a África, y estamos emocionadísimas.
Manu, igual de contento al vernos así, está convencido de que nos va a encantar, y cree que es un destino de lo más tranquilo y fácil, como así fue finalmente.

El primer contacto que tenemos con gente marroquí es en el propio aeropuerto de Barajas, y no puede ser más prometedor, ya que me toca una vecina de avión de lo más simpática. (me cuenta chapurreando muchas cosas y ya empiezo a disfrutar de la amabilidad marroquí).



Llegamos ya al aeropuerto y el primer sorprendente trámite del que nadie se libra es rellenar unas fichas con un boli, indicando datos personales, oficio y motivo del viaje, además indicar donde vas a estar alojado. Como ya nos lo sabíamos por Manu, es una cuestión más de pérdida que tiempo que otra cosa.
La maleta que traemos de Carlos nos da un pequeño susto, puesto que se ha reventado alguna de las botellas de barniz y ha manchado toda la maleta (manchado y dejado maloliente).

El conductor que nos va a trasladar, que nos espera con un cartelico en las manos, resulta ser el amigo del amigo del amigo... porque el que iba a venir a buscarnos tenía no se qué y bueno, aquí funcionan así.

Decir que este hombre es peculiar es quedarse corto...



Mustafá habla por el móvil como si estuviera en una terraza tomando algo (hasta quince veces le llaman, llama, mira el whatsapp, el cinturón de seguridad es como si no existiera... en fin, una fiesta).
Se para a mitad de camino para picar algo en un área de servicio -no tarda ni dos minutos el hombre- lo malo es lo que viene después...

Con un pinchito de una especie de rosario que cuelga del coche se tira un buen ratito para extraer lo que se queda entre los dientes...

Estamos ya viendo que realmente esto es otro mundo. Es como viajar en el tiempo a la España de los 60 (me imagino)
Aparte del conductor raruno, nos encontramos curiosidades varias en la "autovía" y digo autovía porque son dos carriles en cada sentido, pero esto tiene de autovía ... lo que yo te diga...jaja

Nos cruzamos, entre otras cosas con un rebaño de vacas, pasando por una especie de paso de cebra y en el que, por supuesto, tienen preferencia. (hola? paso de cebra en autovía? pues si señores)

Ciclistas, niños andando por el borde con sus padres, motos pequeñas con remolquillos... todos tenemos cabida...jijiji
Lo que menos vemos son mujeres al volante, pero ciertamente, ya no nos puede sorprender.

Tardamos unas dos horas en cubrir unos 120 kms. Esto da idea del estado de las carreteras, no?

Extrañamente estoy tranquila, yo, que siempre me "acongojo" al volante, estoy tranquila... no se si es que ya me estoy llenando del espíritu del país o que simplemente veo que a esta velocidad no puede pasar nada grave (lo máximo que vamos es a 90 km/h)



La llegada a la casa es espectacular porque estamos alucinados (sobre todo nosotras) y nos parece un cuento de hadas.



Esta es la calle nuestra, tranquila, bonita y muy muy cerca del centro. (y del Ras Ma, la zona del lavadero)

Voy a poner unas cuantas fotos de la maravillosa casa, para babeo vuestro y melancolía mía.
Los muebles, encargados a medida, con un fuerte sabor árabe. 
Los suelos con bonitas decoraciones, son de ladrillo hidraúlico.



Los baños preciosos, con un lavabo hecho con la cerámica de la zona y cristales de pavés para separar la ducha del resto (unas vistas alucinantes, te puedes duchar con la vista del valle completa - el que vea, claro...nosotros sin las gafas somos gatos de escayola)


Distribuido en varias plantas, en la baja, está la cocina y entrada, en la primera las habitaciones, baños y saloncito, y en la tercera, la maravillosa terraza.











Nos damos ya una vuelta, que estamos deseando y desde el primer momento disfrutamos de la plaza principal, que es una maravilla.



Hay un montón de terrazas dónde se puede comer muy barato.

Una algazaba o fortaleza estupenda que se puede visitar y es muy bonita.

Y por supuesto la gran mezquita a la que solo los musulmanes pueden acceder. Los no musulmanes no podemos entrar.


Toda la medina está llena de pequeñas tiendecitas llenas de especias, colorantes, ropas tejidos y cualquier cosa que se te ocurra.








También hay muchas fuentes repartidas por toda la ciudad ya que estamos en un enclave de montaña y el agua cae desde los manantiales de arriba.



Empezando por el río principal que corre muy cerca de nuestra casa y que se llama  Ras al Ma, dónde están los lavaderos antiguos y que ahora se ha quedado simplemente como algo turístico.


Siempre tienen sillas metidas en el curso del río y preparan zumos de frutas para los turistas.

Todos los barrios de la ciudad tienen sus propios baños públicos, su mezquita y su horno y se encargan entre todos  los vecinos de cuidarlos y tenerlos al día.





La primera noche cenamos en un sitio precioso, un poco turístico, quizá, pero taaaan encantador, que a mi, por lo menos, no me importa.
Está muy cerca de la plaza y nos parece demasiado tranquilo pero nos pasa lo de siempre: en cuanto nos sentamos empieza a llenarse...




Tomamos crema de verduras, pastela de pollo, y un tajín, muchas cosas típicas, pero Paula pide una tortilla de queso por si acaso.
Se puede comer perfectamente un menú completo desde 70 dirhams o sea unos 7 €


De día presenta un aspecto algo diferente:




Dando una vuelta por la medina hemos descubierto los msemen, o crepes - tortitas árabes que las vende un señor empaquetadas a 15 dirhams el paquete, nos parecen tan sumamente baratas que compramos dos paquetes para los desayunos y el señor nos invita a tomar 4 maravillosos te a la menta... Son muy hospitalarios,  las chicas firman en el libro de visitas.

Volvemos a la casa y disfrutamos de las vistas desde la terraza de nuestra casa, que son impresionantes y por la noche "sufrimos" nuestra primera alucinación-enajenación.





Desayunamos en la terracita un café con leche con las famosas tortitas y cómo nos hemos levantado super pronto, nos cunde el día mogollón. (como a las 6 nos hemos despertado... y es que aquí son dos horas menos!! así que para nosotros son las 8:00)

El primer día nos damos otra vez un paseo por toda la zona del lavadero y subimos a mano derecha para entrar de nuevo en la medina y en sus miles de pasadizos y tiendecitas.































A media mañana o sea como a las 12, nos tomamos un segundo desayuno en una plaza preciosa aunque yo prescindo de él porque todavía estoy llena del desayuno anterior.


Nos tardan una hora más o menos en traer las cosas pero disfrutamos tranquilamente de la tranquilidad del sitio y del curioso baño que tienen qué es de esos antiguos con agujero en el suelo y una plataforma para los pies y que las chicas no han visto nunca.
Por supuesto Paula va a probarlo y por supuesto también Irene dice que antes prefiere mearse encima...




Las calles son laberínticas y maravillosas, llenas de rincones especiales para fotografiar y claro, nos traemos de nuestro viaje unas 600 fotografías. No se puede evitar, lo juroooo.



Visitamos la Alcazaba y el museo que tiene dentro, en el que se habla de una colaboración entre esta ciudad y granada, sobre todo por la artesanía y las formas de trabajar que ya se han ido perdiendo.

Tiene un precioso jardín andaluz (como dicen ellos) que recuerda bastante a la Alhambra aunque es muy pequeñito:







Subimos a la torre desde donde se divisa toda la ciudad y tenemos así  unas vistas maravillosas:












Comemos en la placita en un sitio donde el camarero es bastante guapo (por lo menos a Irene y a mí nos lo parece)
Aquí pido un tallín de pollo pero está un poquito reseco... cómo se nota que la calidad del sitio no es demasiado buena...y los gatos empiezan a hacer su acto de presencia... hasta el punto que no nos dejan comer tranquilos.




A media tarde vamos al único lugar de Chaouen donde sirven alcohol, que es el Hotel Parador, Manuel se pide una cerveza yo una Fanta. Las chicas té a la menta y colacao, disfrutamos de las vistas desde la terraza.

Se ve incluso nuestra casa y una mezquita que está arriba, en la montaña.





Finalizamos la tarde en la plaza donde podemos ver un rato al "cantautor hipster-árabe" que nos encanta.





Reduan nos ha ido a buscar a la casa porque ha ido a regar las plantas y nos propone ir a un sitio cercano dónde se ve un atardecer muy bonito, yo empiezo a sospechar que se trata de la mezquita que está en a tomar por saco y que he visto en algún vídeo de YouTube, pero él dice que no, que está muy cerca...
Así que una hora más tarde caminando, llegamos al sitio más espectacular que he visto en los últimos tiempos: la famosa mezquita que está en la montaña y desde la cual se divisa todo Chaouen:
La Mosquée Bouzâafar.

Está hasta los topes de gente pero sacamos unas fotografías bastante bonitas:



















Esta penúltima noche nos tomamos una cenita guay en la terraza, con unas maravillosas pizzas encargadas al Mandala, sitio que recomiendan en las guías y que ya conocía Manu de su viaje anterior.
Tengo una anécdota que nos pasa cuando vamos a encargarlas... el personal está como merendando, en su previo a la noche de curro que les espera, y ¡¡nos ofrecen pastas de las que están comiendo!!

Está claro que la famosa hospitalidad árabe es verdad-verdadera.


Al día siguiente volvemos a desayunar en nuestra terracita.










Y nos volvemos a dar un paseo volviendo a la zona del lavadero y acabar de comprar todos los regalos y recuerdos para la familia. (y para nosotros... jejeje)










Alucinamos bastante, pues está lleno de turistas marroquíes, que se hacen fotos en los lavaderos, haciendo como que lavan la ropa y poniéndose los "disfraces" que les ponen las señoras que están por allí por un módico precio (me arrepiento luego cantidad de no habernos hecho fotos con eso puesto... pero es que ... nos daba un corte tremendo, siiii, somos bobas, es oficial)








Desde aquí se ve perfectamente donde está la dichosa mezquita de la quinta porra (alto y lejos, verdad? pero mereció la pena)



Comemos en un sitio de la placita que es de comida rápida y probamos los kafta qué son una especie de hamburguesas de carne picada de cordero especiadas y que nos encantan.
Luego, nos vamos un rato a descansar a la casita... como está todo tan cerca no da ninguna pereza.









La última tarde la dedicamos a ver el atardecer desde nuestra terraza, es el momento más especial del día y justamente conseguimos captar en un vídeo las llamadas desde las diferentes mezquitas que se hacen justo al atardecer, es impresionante.









Como es la última noche nos vamos a cenar a casa Hassan, que es el lugar que le ha recomendado Carlos a Manu.
Es un sitio bastante bonito y un restaurante más de verdad, pero a pesar de todo, el precio sigue siendo muy económico, ya que los cuatro nos pegamos una pedazo de cena por 42 € más o menos.

Probamos la sopa harira que me encanta  (decido interiormente en mi cabeza que tengo que buscar la receta para hacerla en Madrid)
Es un plato que comen siempre cuando están con el ramadán, como el comienzo de todas las cenas y en cada casa tienen sus propios ingredientes secretos, es casi como nuestros cocidos, que cada familia lo toma de una manera.

Nos ponen también el famoso pan maravilloso que comemos todos los días.
Paula pide unos kafta de carne picada, Irene la pastela de pollo que está mucho más buena que la del restaurante de la primera noche y Manu y yo pedimos cuscús, él de cordero y yo de pollo...
Riquísimo de la muerte súper sabroso y buenísimo.
De postre una tarta de limón que nos indican claramente que no lleva ningún tipo de frutos secos.

Tengo que contar que durante todo el viaje nos entendían perfectamente con el tema de los frutos secos y los hemos podido evitar con facilidad,  ya que solamente los ponen en algunos postres y en algunas comidas típicas como la pastela de pollo, que lleva almendras, el resto de los platos está muy especiado pero no lleva frutos secos.











El último día por la mañana decidimos levantarnos pronto para hacer la maleta y tomar un desayuno en la plaza, que Manu tiene capricho casi desde el primer día...

Resulta que tenemos que pagarlo en euros porque no están todavía abiertas las casas de cambio y nos hemos gastado ya todo el dinerito marroquí que traíamos en regalos y mierdecitas varias...

Nos damos un último paseito mucho más melancólico que los anteriores. ¡¡es el último!!





Es el desayuno más maravilloso que hemos tomado e incluía café o infusión, zumo de naranja natural, tortitas árabes con mantequilla y mermelada, miel y queso fresco de cabra, o huevos fritos .
Costó 2,5 € y o sea 25 dirhams.
No es justo, a nosotros nos parece regalado, pero claro, para ellos resulta todo un lujo gastarse eso en desayunar.





Las últimas fotos desde nuestra terracita, en la que ya pega el caloret (pronto se solucionará, van a instalar una pérgola con toldo, así que los próximos visitantes podrán disfrutarla mucho más tiempo)




Nos recoge a las 11:30 el amigo de Reduan que se llama "Muti" o algo parecido, aunque hemos tenido una historia rara con la el cambio de hora porque justamente este fin de semana están cambiando la hora, la hora del ramadán y no sé cuántas cosas más, ellos controlan perfectamente todo esto y no tenemos ningún problema.

Durante el viaje Muti nos cuenta todo tipo de anécdotas como por ejemplo que se han tenido que construir tres pantanos en la zona de Tetuán porque cada vez que el rey Mohamed VI viaja a esta parte del país, que es su favorita, trae un séquito de más de 300 personas y acaban con todas las reservas de agua de la zona.
Que es un rey un poco rebelde contra su papi, y que si somos periodistas no sigue...jajaja, un tipo muy simpático y gracioso.
Nos cuenta que la vida en la medina es muy tradicional, por ejemplo su padre continua viviendo allí (no ha habido manera de convencerle para trasladarse a la parte nueva, más moderna que es donde él vive) y nos dice, sabiendo que nos vamos a asombrar, que en la casa que vive su padre, hay otras familias, y que tienen ... una única llave para todos!! Cosas de la confianza y de los pueblos.

Él era pescadero, pero acabó dejando ese oficio, puesto que era estresante ir a por el pescado  de madrugada (Chaouen está lejos de la costa) y lo que es peor, intentar vender todo ese pescado antes de que se pierda... como resultado tenía hipertensión y problemas de estrés, así que decidió que se hacía taxista, que, aunque gana mucho menos, al menos tiene más tranquilidad. (y eso que se hacen muchos viajes y km de un lado para otro día tras día)

También nos dice que no hace falta que nos pongamos el cinturón de seguridad y tenemos que viajar a pelo, claro que hay que contar que los cinturones estaban debajo de una mantita monísima que llevaba en la parte de atrás del coche, así que era misión imposible, no ya ponérselos, sino encontrarlos...jajajaja


La vuelta a casa en el avión es muy rápida, tardamos solamente una hora y me encanta ver cómo se ve desde las alturas el peñón de Gibraltar y la zona del estrecho.




La vuelta a casa resulta un tanto accidentada puesto que Manu tiene que ir en el avión varias veces al cuarto de baño, Paula al día siguiente parece que está hecha polvo por una especie de virus que ha cogido e Irene y yo a los dos o tres días empezamos a sufrir también problemas con la tripa...

Menos mal que se queda todo en un sustillo y nos recuperamos poco a poco (bueno, y tan despacio, Paula y yo tardamos casi tres semanas en estar bien del todo...)

Nos quedarán para siempre otro tipo de recuerdos mucho más valiosos, y es que este viaje ha sido muy especial, uno de los más exóticos, bellos y familiares de los últimos tiempos.

Espero repetir en breve, tenemos prevista escapada a Navarra en agosto, que creo que también puede resultar muy especial.

En fin, hasta la próxima.

(decir que, en estos momentos ya he regresado de Bolonia con Gema, de Navarra con la familia... yk que estoy a la espera de tener más tiempo para ir contando mis viajes en el blog)