Y el título de la entrada es porque llevo meses diciéndome a mi misma (y a algunas de vosotras) que voy a hacer un roscón.
Compré el agua de azahar en la farmacia: 6,40 €
Compre 200 gr. de fruta escarchada en la panadería: otros 6,00 €
Las almendras fileteadas, la harina de fuerza, la levadura de panadero... otros tantos...
Tiempo empleado, tiempo de levado de la masa... desde la noche anterior con el rosconcito de las narices
Véase el lento levado de la masa (toda la noche fermentando)
Después de toda la noche, y de una primera hora llena de nervios y de felicidad, formo los roscones y obtengo esto:
Lo del cacharrito del centro es para que no se cierre el agujero.
Añadimos la decoración, necesaria en estos casos y escondemos la figurita:
Y finalmente, lo horneamos tal y como indica la propietaria de la receta: Susana, de webosfritos.es
Este es el bonito resultado:
Prometo que después de retirar el cacharrito central ofrece un aspecto un poco más apetitoso.
De momento ha superado la prueba de los Rus-García-Gómez-Heredero
Veremos que pasa mañana con los Simón-De la Rosa-Fernández
Bueno pues me sigo preguntando a estas horas si merece la pena hacerlo en casa o comprarlo.
De sabor, es espectacular, pero la textura esponjosa de los roscones industriales no la he conseguido.
El año que viene, Dios dirá.
Besos y felices pascuas, año nuevo, reyes, vuelta al cole, a la rutina...



