martes, 10 de noviembre de 2020

TALLER CONOCER MADRID 3 - EL PARQUE DEL RETIRO - 4 NOVIEMBRE 2020



El Palacio del Buen Retiro se construye por la cercanía al Cuarto Real, lugar de descanso y retiro del rey.
Se crea en tiempos de Felipe IV, monarca que conseguía conjugar  fervor y juerga a partes iguales (no imaginamos muy bien cómo, la verdad)
Don Gaspar de Guzmán y Pimentel, el Conde Duque de Olivares le regala estos terrenos para hacerse un Palacio de descanso, solo para descansar, no lo iban a utilizar para nada más (ni recepciones ni nada) Amante también de la caza, se convierte también en un lugar propicio.
Así en 1.630 se empieza a construir. 


En la actualidad solo queda el Casón, el Salón de Reinos (que vimos en nuestra visita al barrio de los Jerónimos) y los jardines, que visitamos hoy.





Durante todos los reinados sucesivos, cada monarca fue aportando nuevas cosas a este proyecto, a excepción, claro de Carlos II, que el pobre no hizo mucho, bastante tenía con lo suyo...

Cuando, tras la guerra de secesión, llegan los borbones con Felipe V la cosa cambia. A él no le gusta Madrid, ni el Alcázar, ni el retiro, ni nada... e intenta crear en este lugar un jardín francés, a los que él estaba tan acostumbrado y gustaba tanto (es la zona del parterre, que luego veremos)


Sin embargo, después Carlos III, como ya sabemos, arregla gran parte de Madrid y está deseoso de dar un nuevo aire a la ciudad, en relación con las nuevas ideas racionalistas, adquiridas de la Ilustración. En esta zona del salón del prado, se incluye un Museo jardín (el botánico) el Gabinete de Historia Natural y Ciencias Exactas, que termina siendo el Museo del Prado y un Real Observatorio en el Cerrillo San Blas.

Llegamos a la guerra de la Independencia y los franceses lo destruyen todo.
Llegan a quitar docenas de árboles para sustituirlos por huertas y así poder alimentar a su ejército (en la zona del Ángel caído hay una parte que se llama "el huerto del francés)



Fernando VII llega con nuevos aires y le encarga a Isidro González Velázquez una zona que se conoce como el reservado, en torno al embalse. Estaba por la zona de las calles de O'Donnell y Menéndez Pelayo.
Allí se instalan una serie de elementos que intentan reproducir una naturaleza "salvaje", como las ruinas, rocas y hasta una montaña artificial con una cascada, una casa de fieras...Elementos exóticos 

A su hija, Isabel II le da por llenarlo todo de árboles, y así en la zona de la chopera y el campo grande hace plantar muchos nuevos especímenes (la zona de llama algo así como el "jardín de los planteles")




Tras el exilio de Isabel en 1.868, el parque pasa a ser propiedad del Ayuntamiento, y en 1.869 se transforma en un parque público. (también sucede lo mismo con la Casa de Campo)
Así, en adelante se encarga de todo lo relacionado a los arreglos y mejoras.

Ya en el siglo XX se remodela la zona que queda más al este, con la rosaleda y los jardines de Cecilio Rodríguez, importante jardinero de los años 20 (También intervino, por ejemplo en la remodelación del parque de la Quinta de la Fuente del Berro)

Tras la guerra civil y reconstruyendo los destrozos se ocupa el arquitecto municipal, Manuel Herrera de Palacio de las reformas pertinentes. (curioso, cotilleando por ahí veo que también interviene en los jardines del Descubrimiento de la plaza de Colón, las reformas del templo de Debod o del Palacio de Vargas de la Casa de Campo...)

Siempre se ha dicho que el Retiro está hecho de elementos yuxtapuestos, y esto tiene mucho sentido, dada la cantidad de gente que ha intervenido.
Marisa nos habla en este punto de las ermitas del retiro, construidas a principios del XVII.
Estamos en una zona muy cercana al Palacio es que es una plaza con ocho calles, que es denominado "jardín ochavado". Esto ya se puede observar en el famoso plano de Texeira.





Estas calles formaban unos túneles llenos de vegetación, y estaban dispuestas en forma radial en torno a una especie de plaza. Se disponía en cada calle una ermita. Cada una con su propio espacio, jardín y arboleda.

Esto sucede en gran parte porque en el siglo XVII se pone de moda la vida eremítica. Y se inspiran en los primeros monasterios del desierto. El eremita se retira del mundo para la reflexión y meditación religiosa. Y es muy común en los grandes monasterios que haya "cuevas" y ermitas por el monte para este retiro espiritual.
Un ejemplo de esto sería el desierto de las batuecas, que no es un desierto como conocemos, sino que es un monasterio.

Estos "desiertos" fueron creados en muchas ocasiones por órdenes religiosas, como por ejemplo, los carmelitas.

En cada ermita debe haber como máximo dos ermitaños, y uno de ellos debe ser un cura para poder dar misa. Acudían el rey y su familia, ayudantes, nobles... y al final la corte entera. (Me pregunto qué tipo de retiro espiritual ven ahí, a mí me parece más un "sarao" en toda regla...)

Más tarde las ermitas se asocian con la fiesta. Se dan meriendas, recepciones, bailes, teatro...
No en vano hoy en día, en muchas poblaciones, las ermitas acogen romerías, en las que la devoción y la fiesta van de la mano.

Estas ermitas aparecen ya en el plano de Texeira y resulta curioso ver su disposición radial.
He tomado las imágenes y parte de las ideas del documento que nos ha dejado Marisa de Pablo Ascunce Mejía, arquitecto.

Una de las ermitas más grandes del Retiro era la de San Juan, que estaba ubicada en el actual Palacio de Cibeles. Este edificio albergaba además la casa del alcaide del retiro, que es... ni más ni menos que  el Conde Duque de Olivares. 
Fue nombrado a perpetuidad alcaide, hasta que cayó en desgracia, y lo perdió todo.



Otra es importante es la de San Isidro, colindante al palacio, dedicada al santo labrador. Parece ser que de aquí partía una ría que servía para regar la zona de huertos del norte.


Otra era la de la Magdalena, justo pegando a la actual calle Alcalá.




Dos más, las de San Bruno y San Jerónimo, muy cerca del estanque y de sus batallas navales.



Pero sin duda, la más grande e importante era la que estaba en la actual zona del Ángel caído: San Antonio de los portugueses. Se encontraba en el centro de una ría que estaba rodeada por un canal polilobulado.

De aspecto era muy parecida a la de la Virgen del Puerto.




Por último, tenemos la ermita de San Pablo, santo considerado como el primer ermitaño por la comunidad cristiana.



Las ermitas fueron desapareciendo, al acometerse las distintas reformas del lugar, especialmente durante el reinado de Carlos III, que favoreció las ciencias, la innovación y el progreso en detrimento de las primeras. (reestructuración de todo el Salón del Prado)

Finalmente se acabaron por deteriorar del todo con el desastre de la guerra de la Independencia, siendo incluso escenario de algunas de sus batallas.

Llegamos ahora al Paseo de las Estatuas, traídas por Isabel II.
Se dice que, Isabel de Farnesio, la esposa del rey Felipe V, tuvo un sueño premonitorio donde las estatuas que habían colocado en la cornisa del nuevo alcázar se caían causando graves daños. (el primero se destruyó en un incendio en 1.734) 
Además, estructuralmente el edificio peligraba, así, las estatuas se repartieron por Madrid y otras ciudades.
En este paseo tenemos unas cuantas, y en la plaza de Oriente, otras tantas.


Seguimos avanzando hacia la zona del Parterre y nos encontramos con una especie de plazoleta, y en el centro, una  estatua que parece ser que procede de una fuente que ahora está en el Parque del oeste:


Llegamos ya a los Jardines del Parterre, que datan de la época de Felipe V, llamado por lo visto "el animoso".  Cuando se incendia el Alcázar en el 1.734, Felipe contacta con su abuelito Luis XIV para arreglar la zona y hacer unos jardines en el retiro más acordes con el gusto del monarca. Así, hace su aparición el arquitecto René Carlier. 




Realiza toda la remodelación del parterre y de paso se encargará del trazado de los parques y jardines del Real Sitio de la Granja. Es por ello que todo el conjunto de la Granja recuerda tanto a otros palacios franceses, como el de Versalles. 

Más tarde, en el XIX, Isabel II le encarga a Francisco Viet y Bayez el muro de contención que franquea todo el parterre y ábside. 
La estatua que preside el parterre está dedicada a Jacinto Benavente y es de Victorio Macho. De los años 60, es un tributo a las artes.


Foto de Wikipedia

La vegetación es de los años 50, y es obra del jardinero ya nombrado, Manuel Herrera de Palacios.
Hay dos cedros enormes, que aunque están un poco "desmochados" conservan la grandeza y un árbol peculiar,  el ahuehuete, considerado el árbol más longevo de Madrid.
Data del 1.630 por lo menos, pero hay quien considera que es más antiguo aun, siendo un vástago de uno que trajo el mismísimo Hernán Cortés.


Foto de "Fotomadrid"

Marisa nos cuenta que el Estanque grande estuvo rodeado por una ría qué lo bordeaba y que iba aproximadamente por zona donde instalan la feria del libro hasta cuesta Moyano (la ría de Mallo)
Nos encontramos en otro más pequeño que se realiza en el 1.630 y que se ubica al norte del jardín ochavado.
Ahora no tiene agua, pero es bastante chulo, al estar construido en el centro una especie de montañita artificial. No resulta difícil imaginarlo en el pasado.


Se llamaba estanque de las campanillas. Tiene una forma polilobulada, igual que la ría que rodeaba a San Antonio de los portugueses, la ermita que hemos dicho que estaba por el Ángel Caído. 



Avanzamos un poco más y llegamos a la zona denominada "Jardín de los planteles", la obra de repoblación de Isabel II.
Muy cerca tenemos la chopera, donde Alfonso XIII hizo construir un hipódromo, que más tarde se trasladó a la Castellana (por la zona de Nuevos Ministerios) y que terminó en su ubicación actual a las afueras de Madrid.


Llegamos al Campo Grande, la zona de los palacios de Cristal y de Velázquez. Es curioso buscar esta zona en el plano de Texeira, era un erial.
En el año 1.883 se celebra una exposición nacional de minería en el Palacio de Velázquez, que se construyó para tal fin, siendo el pabellón principal de la misma.
Está construido en un estilo neo renacentista, de Ricardo Velázquez Bosco y es de ladrillo de dos tonos, decorado con azulejos del gran Zuloaga.
Ahora forma parte del conjunto cultural del Reina Sofía (también el de Cristal) y se organizan exposiciones temporales de todo tipo.


foto de Arte de Madrid 

foto de Museomadrid.com

En el año 1.887 tiene lugar la exposición de Filipinas. Es terrible, el colonialismo está en su pleno apogeo y Europa se reparte el mundo, casi con escuadra y cartabón sobre todo en continentes como África.
Son los antecedentes de la globalización y los mercados de las colonias presentan con estas exposiciones sus productos al mundo, es un modo de poner en contacto a los inversores españoles y a los que realizan los productos manufacturados.
El Palacio de Cristal se concibe al principio como una especie de invernadero.


En un momento dado se trae a una tribu de Filipinas, los igorrotes, procedentes de una cordillera. Se instalan y acampan en esta zona, realizan sus artesanías y se ofrecen incluso paseos en canoa por el lago que está delante del palacio. 
Todo esto es muy criticado por considerarlo por algunos sectores intelectuales como una exposición de humanos (no me extraña...)



Quiso el destino que uno de ellos falleciera después de que la Reina María Cristina les impusiese la medalla de oro y eso contribuyó al fracaso de todo este montaje.
Aquí les vemos, vestidos a la europea, tras la entrega de las medallas:


En estos momentos hay una exposición - instalación de unas flores gigantes de un artista de Kosovo, Petrit Halilaj, "A un cuervo y huracanes que desde lugares desconocidos traen de vuelta olores de humanos enamorados"... Bueno, no me digáis que no, el título en sí mismo ya es pura poesía.










Tenemos bastante mala suerte, puesto que, justamente, cuando íbamos a entrar, cerraron las puertas de entrada (diez minutos antes de la hora, todo hay que decirlo)
Así que os pongo unas pocas fotos de otro día, cuando lo visité a finales de septiembre, con mi amiga Gema.
Es bastante recomendable la visita, si podéis, y aun no habéis ido, no os la perdáis, está hasta febrero del 2.021:





Marisa nos habló de este personaje antropomorfo, que, os juro parece una persona de verdad.
Te da un vuelco al corazón al acercarte, parece que en cualquier momento, va a moverse...




Nos vamos marchando ya hacía la zona del Ángel caído, y nuestra profe nos habla de los estanques y rías que rodean el retiro, y de cómo se regaba por inundación o "amanta", con unas acequias, desde las que se soltaba el agua y se quedaba anegado. Como se hacía normalmente en el mundo rural. 
Hay que tener en cuenta que no existían muchas otras formas de hacer llegar el agua para el riego.

Hay mucha agua subterránea y en algunos sitios web se puede estudiar el magnetismo ligado a las ermitas y los lugares telúricos con esta agua.





La estatua del Ángel caído es una obra de Ricardo Bellver, y esta figura se inspira en el Paraíso Perdido de  Milton, poema narrativo publicado en 1.667.
El más perfecto de los Ángeles, Lucifer, es arrojado al vacío después de una rebelión fallida por el control de los cielos y justamente este instante es el que queda plasmado en la estatua.

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A los pies de la misma animales asociados con el mal: delfines,  lagartos y serpientes.
Gustó e impresionó tanto que para la Exposición de París del 1.878 se realiza una copia en bronce, hoy desaparecida...
Como nota curiosa, añadir que en este punto nos hallamos en la cota 666... Tradicionalmente conocido como el número del diablo...
La tarde está nublada y comienza a anochecer... particularmente a mí se me ponen los pelillos de punta.




Aquí estuvo la ermita San Antonio de os portugueses, que como ya contamos antes era una de las más importantes, si no la que más, del retiro.
Rodeada por una ría artificial polilobulada, era tan grande y monumental como la de la Virgen del puerto, a la que se parece bastante.


Aquí se daban recepciones también, pues estaba cerca la casa de la servidumbre. Fiestas documentadas hablan de como en febrero se colgaban frutas exóticas de los árboles, como si fuera un árbol de Navidad para que los invitados pudieran servirse a placer.
Y de como en una comida que dio Felipe IV para 30 invitados, se sirvieron unos 500 platos (casi na')
En este lugar también estaba la Real Fábrica de Porcelana, (llamada popularmente "la China") es por ello que también podemos ver la antigua noria. La reconstrucción la están haciendo con partes antiguas recuperadas y con algunas otras reconstruidas. El sitio está como abandonado
Se han encontrado multitud de fragmentos de porcelana y túneles intactos, no se sabe si hechos por los franceses o corresponden a los antiguos viajes de agua árabes.
Y claro está, la noria se encontraba aquí por la necesidad de mover ingentes cantidades de agua para esta fábrica.

Nos cuenta Marisa que a otro de sus grupos asiste una chica que participa en los trabajos de restauración y acondicionamiento de dicha noria.
Lo que llama la atención es que saqueaban todos los días el campamento, boicoteando y robando las herramientas... y es que hay grupos satánicos que se congregan en el lugar, y con estos actos pretenden que "despejen" la zona y quede con la misma paz que antes del descubrimiento.

Parece ser que  el ayuntamiento no tiene intención, al menos de momento, de promocionar este hallazgo de ninguna manera especial... una pena.



La porcelana china era la más cotizada siempre, al ser muy resistente, ya que usaban una especie de caolín en la mezcla y la hacía muy resistente.
La de Italia (Capodimonte) estaba también muy valorada y Carlos III, que ya era rey de Nápoles se trae  consigo a varios artistas, como Sabatini, Sachetti, y a artesanos de Capodimonte del mismo Nápoles.
Esta porcelana de Capodimonte es de un color blanco muy bonito, y se fabrican multitud de objetos decorativos (es demasiado delicada para hacer vajillas, por ejemplo)
En esta fábrica se experimenta con otras técnicas de lugares muy famosos, como Limoges o Sevres. 

Foto del Museo de Porcelana de Capodimonte - Nápoles


Pero claro, llega el año 1.808 y todo a la porra, los franceses instalan su campamento y sus polvorines. Aquí concretamente estaba el mando general. Napoleón se instala justamente en la fábrica, que quedaba en el centro de un búnker en forma de estrella.
La zona se llama "huerta del francés" por su conversión en campos de hortalizas para alimentar al ejército.


Se van finamente por la intervención en la guerra del Duque de Wellington y el general inglés Hill dinamita la fábrica de porcelana en el 1.812, por ser el principal polvorín.
Hay otra versión de la historia, la oficiosa y más extendida, que dice que, destruyendo la Real Fábrica de porcelanas del Buen Retiro, los ingleses eliminaban un competidor cada vez más fuerte en el mercado europeo de las manufacturas de lujo.

El caso es que la fábrica como tal se traslada a la zona de Moncloa y allí se empieza de cero. El emblema del  retiro era una flor de lis y la de Moncloa una letra M mayúscula. 
En el 1.861 se cierra también aunque queda un vestigio que es la chimenea que se encuentra muy cerca del parque del Oeste.



El último punto de parada de nuestra visita de hoy es el Recinto del Cerrillo de San Blas.
El más antiguo observatorio lo emplaza Carlos III en el cerrillo de San Blas, llamado así porque en dicho cerro estaba la ermita de San Blas, que en tiempos de Felipe IV celebraba una famosa romería que venía desde Atocha.



Lo primero que vemos es un precioso edificio, Gerencia de Infraestructuras y Equipamiento de cultura, que en estos momentos acoge entre otras cosas la escuela de Artes Escénicas y depende del Ministerio de Cultura.
Era la antigua Escuela de Caminos construida en el 1.892. Es un edificio grande y muy bonito.

Foto de internet



La astronomía siempre fue muy importante para la navegación. Para un país como España, dueño de un vasto imperio, mucho más.
El edificio está realizado por Juan de Villanueva, con un marcado estilo neoclásico e inspirado en el templo de Vesta en Tívoli.



Es visitable los fines de semana (confieso que ya hemos hecho una reserva para ir los cuatro en diciembre)

Al otro lado hay un laboratorio de investigación científica, promovido por Don Ramón y Cajal. 
Él vivía muy cerca, en la calle Alfonso XII, como ya vimos en nuestra visita al Museo Antropológico. 
Luchó por que se construyera este laboratorio, y cuando se terminó, tenía 90 años y el pobre no pudo disfrutarlo al estar en el famoso cerro (¿alguna vez se han hecho las cosas bien?)
Dicho laboratorio para a ser dirigido por el CSIC después de la guerra civil y ahora es Escuela de  Ingeniería Civil.
Dentro de este complejo del Cerro de San Blas también está el instituto Isabel la Católica (del que soy orgullosa ex-alumna) y el Cedex,  institución de investigación de infraestructuras, caminos y materiales.

Ya en la parte más baja del complejo, viendo la cuesta de Moyano y el Ministerio de Agricultura, nos situamos frente a la caseta de información y vemos que hay un pequeño monumento dedicado a Win Thysen, diseñador de jardines holandés, discípulo de Rusignol. 
Es un restaurador de jardines histórico muy famoso en los 50 y se puso este recordatorio, para dedicarle esta ladera.

Hasta aquí llega nuestra visita de hoy.
Tardaremos mucho en olvidar los preciosos colores que nos ha ofrecido el parque. Y qué ganas de seguir disfrutando de él,

Finalmente os dejo unas pocas imágenes más, todas de mi inestimable amiga y colaboradora Isabel Tolosana, para disfrute de la vista.
¡¡Qué parque tan bonito tenemos en el centro de Madrid!!












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