Esta tarde vamos a ir por el centro de Madrid.
Por la más pura zona de los Austrias, un barrio que nos encanta.
Comenzamos en la Plaza de Tirso de Molina, antes llamada del Progreso y también de Mendizábal. Aquí estaba el antiguo Convento de la Merced, hasta la desamortización de 1834.
El convento de la Merced en el plano de Texeira - se ve el solar en forma triangular, que ahora es la plaza de Tirso de Molina
En la esquina de la calle Colegiata con Conde de Romanones estaba la celda de Tirso de Molina.
Como curiosidad, decir que la calle Colegiata se llamó durante una una temporada "La calle del burro", y es que había un pollino a modo de espantapájaros, porque siempre estaba lleno de gorriones que iban a comer el grano que se almacenaba en uno de los solares.
imagen propia, Colegiata con Conde de Romanones
En 1941 se le cambia el nombre a Tirso de Molina (aquello del progreso no le gustaba nada al caudillo...jejeje)
En el lugar donde está ahora la estatua de Tirso de Molina había una mucho más bonita de Juan Álvarez de Mendizábal. La hizo poner el alcalde Salustiano Olózaga que además remodeló la plaza en los años 40 del siglo XIX.
El pedestal actual de la estatua, curiosamente es el mismo de entonces. Esto nos lo cuenta una señora que se para a contarnos cosas del barrio cuando nos ve reunidos hablando de la plaza. Parece ser que ella ha vivido aquí toda su vida y está orgullosa y contenta.
Durante unos años no tuvo escrito el nombre del personaje, puesto que era muy conocido. Sin embargo, en los años siguientes, pusieron su nombre en la base, se había convertido en alguien desconocido para la nueva sociedad madrileña.
Aquí estuvieron enterrados bastantes monjes mercedarios (que no mercenarios... jejeje), tal y como se descubrió en el año 1921, cuando se amplia la línea de metro y encuentran el osario de los frailes. (encontraron unos 200 cuerpos)
imagen con un recorte de periódico de rebus matritensis
Todos los restos del monasterio los usan como gravilla, con lo cual no queda nada del convento. Los aprovecharon en los muros de los andenes.
El primer estudio de Sorolla en 1889 estuvo en esta plaza. Así como los hermanos Bécquer, que por lo visto, también vivieron aquí.
Al fondo, en la calle del Conde de Romanones 14, hay un edificio muy curioso y bonito.
Aunque, según catastro el edificio es del 2006, la fachada está decorada con un precioso esgrafiado verde, inspirado en M.C. Escher.
Maurits Cornelis Escher es el maestro de las figuras imposibles, las ilusiones ópticas y los mundos imaginarios. Ligado al surrealismo y al op art. Siempre hace juegos ópticos en sus ilustraciones.
imágenes de Art Nexus y El País
imágenes de Masdearte y Verne - El País
En la plaza también tenemos el Teatro Nuevo Apolo, que realmente eran los mismos dueños que el antiguo Apolo.
Los teatros del progreso están ligados a José Tamayo, famoso director y empresario teatral.
Subimos por la calle del Doctor Cortezo y en el número 17 tenemos un lugar poco conocido (al menos para mí). Se trata de la Casa de Granada.
Hay una terraza con buenas vistas en la azotea, según nos cuenta Jorge y puede ser un lugar interesante para ir. Apuntado queda.
imagen propia - Casa de Granada
En esta calle está el antiguo Café el Frontón. Después era un pub, pero actualmente se encuentra cerrado.
Desde esta casa, Alfonso Sánchez, crítico de cine y periodista, escribía la mayoría de sus reseñas.
Enfrente estaba uno de los frontones de Madrid, que databa de primeros del XX, cuando se puso muy de moda la pelota vasca y otros deportes parecidos. Se inauguró en 1929. Se cerró en 1981.
(Para más información sobre los antiguos frontones de Madrid, os remito a mi entrada del Beti Jai:
Se llamaba Frontón Madrid, y estaba entre las plazas de Tirso de Molina y Jacinto Benavente.
El frontón era muy moderno, ahora solamente se conserva la fachada.
imagen de El País
imagen de Un sereno transitando por Madrid
Tras sus años de gloria como frontón y sala de espectáculos (parece ser que aquí daban conciertos, por ejemplo, Jorge nos habla de uno muy sonado de Barón Rojo...) Se rodaron películas (p.e. El Crack) y después quedó en un estado lamentable tras su abandono, pero finalmente se vendió y ahora es un hotel.
Se realiza por un grupo de arquitectos que se hacían llamar por sus siglas: el GATEPAC. El Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea, estuvo formado por un grupo de arquitectos activo desde antes de la Segunda República Española cuyo fin fue promover la arquitectura racionalista. Y ganaron varios premios con sus obras.
Y es que tras la guerra civil se construyeron muchos edificios, en un intento por parte de Franco de dar una imagen de España moderna y recuperada.
Prácticamente enfrente, un poco más arriba, tenemos el Teatro Fígaro, de un estilo muy similar al del frontón.
Teatro Fígaro en la actualidad - imagen propia
Al final de la calle Doctor Cortezo, ya en la plaza de Jacinto Benavente, tenemos otro edificio singular, los cines Ideal. Modernista de 1916.
Es precioso (sobre todo las vidrieras, que son de la casa Maumejean)
imagen propia
Comedor social de Ave María - lo único que nos queda del Convento de la Trinidad Descalza
imagen propia
Nos vamos por la Calle de Atocha, hacia la iglesia de la Santa Cruz.
Aquí tenemos, entre otras cosas, una imagen muy venerada de San judas Tadeo, el patrón de las peticiones imposibles.
Además, los miércoles bajan otra imagen y los devotos pueden besarla y sentir al santo más cerca.
Tenemos otra curiosidad, que es la pintura de San Antonio el guindero, un cuadro del siglo XVIII, que cuenta una simpática anécdota ligada a San Antonio de Padua.
Se cuenta que en el siglo XVIII, en un mes de junio, iba subiendo por la cuesta de la Vega, un hortelano con un burro cargado de cerezas. Su intención era vender la abundante cosecha en la plaza Mayor.
Pero había llovido, y con el barro el pollino se resbaló y cayeron todas las guindas por el suelo.
Se desesperó bastante, ya que habían quedado la mayoría aplastadas e incomibles.
Cuando estaba sentado la mar de agobiado, pasó un monje por allí que le ofreció su ayuda. El campesino no confiaba mucho, dado el estado de la fruta, pero el monje, diciendo que había que confiar en Dios, iba guardando las cerezas en las banastas y se recuperaban al momento, quedando como antes de la caída.
El hortelano no se lo podía apenas creer y se marchó muy contento a venderlas, prometiendo antes que le llevaría las que le sobrasen a la iglesia de San Nicolás, que es donde vivía el monje.
Vendió todas, menos una gran cesta que reservó todo agradecido para llevarlas a la iglesia.
La sorpresa fue cuando descubrió que en dicha iglesia solo vivía el párroco y ningún otro religioso más.
Insistió tanto que finalmente fue por toda la iglesia buscando al monje que le había ayudado. Al final, vio un cuadro pintado con la imagen de un hermano... con su hábito marrón y su barba.
Al reconocerle al fin, el párroco le dijo que era una imagen de San Antonio de Padua y el campesino se quedó totalmente pasmado (vaya, así nos habríamos quedado la mayoría, ¿no?)
Esta anécdota está contada con mucha gracia en unas pinturas que están en uno de los altares laterales:
vista general del retablo - imagen propia
San Antonio ayuda al campesino a recoger las guindas
El bueno del hortelano descubre la imagen del monje que le ha ayudado: ¡es San Antonio!
imágenes propias
La Iglesia se llama de la Santa Cruz porque tienen fragmento de la vera cruz.
Un poco más adelante, tenemos la Calle de Santo Tomás, en el lateral del antiguo palacio de Santa Cruz, el Ministerio de Asuntos Exteriores. Aquí estaba el convento de Santo Tomás y esta calle antes se llamaba calle del verdugo, porque aquí vivía el funcionario público encargado de las ejecuciones de la cercana cárcel.
bajamos hacia la calle Toledo por la llamada Calle Imperial (la fachada esta es preciosa)
imágenes propias
una de las pocas tiendas que quedan centenarias por la zona, es una sombrerería - imagen propia
Cruzando la calle de Toledo, llegamos hasta la plaza de la Puerta Cerrada. Durante la Edad Media y el Renacimiento se abría en la muralla cristiana. Era una puerta real que controlaba la ciudad por este lado.
Se llamaba popularmente del dragón o de la culebra / sierpe, ya que había un dragón representado en la clave de su arco.
Terminaron por clausurarla, se formaban peligrosos recodos y había muchas posibilidades de que te atracasen.
la plaza de Puerta Cerrada desde la calle Latoneros
Por esta zona tenemos el arco de Cuchilleros y la calle de Latoneros. Y tiene mucho sentido, estos gremios estarían cercanos a la Casa de la Carnicería, situada en la plaza Mayor.
imagen del libro de las placas de las calles de Madrid
En la calle Latoneros tenemos esta preciosa puerta del siglo XIX
En la plaza de Puerta Cerrada, queda la reliquia de la Cruz de piedra, que data de 1783.
Estaba a la entrada de la ciudad, y se solía poner por la devoción. (para dar las gracias a la llegada o salida de la ciudad)
Durante los tiempos del alcalde José de Marquina (fue alcalde de 1805 a 1808, nombrado por Godoy) la intentó retirar, al igual que muchas de la ciudad (estamos en un periodo muy anticlerical).
Intentaba quitarlas para que no fueran profanadas.
Pero finalmente no pudo quitar esta de la Puerta Cerrada y los madrileños hicieron unas coplillas:
El día que fueron retiradas las cruces, como esta sobrevivió apareció un gran cartel con letras también grandes que decía:
«¡Oh, cruz fiel! / ¡Oh, cruz divina! / Que triunfaste / del pérfido Marquina».
Pasamos por la plaza de Puerta Cerrada y hacia la calle de San Justo. Hay una placa de azulejo en la que han representado a San Justo como un anciano, y sobre San Pastor no dicen nada. (siempre se habla de los dos como un todo... Santos Justo y Pastor...)
imagen del libro de las placas de las calles de Madrid
En esta calle se encontraba la primitiva iglesia de los Niños Santos Justo y Pastor, mártires de Alcalá de Henares que no renunciaron a su fe.
En su lugar hoy tenemos la basílica pontificia de San Miguel (se ve al fondo en la siguiente foto)
La calle es muy corta, va desde la plaza de Puerta Cerrada hasta la plaza del Cordón.
Se puede ver también el Palacio Arzobispal del siglo XVIII y detrás se encontraría la casa del patrono de San Isidro, Iván de Vargas, que hoy es una biblioteca municipal.
imagen propia
Nos vamos hacia la plaza del cordón, pero damos un pequeño rodeo, ya que Jorge nos quiere mostrar un par de cosillas.
Primero, la bonita vista del pasaje del Obispo, que une, mediante una escalinata las calles de San Justo y la de Segovia.
vista del pasaje del Obispo - imagen propia
En la calle de Segovia, donde actualmente está el centro de Salud, estaba el antiguo dispensario "Juan de Azua". Es la primera vez que se construye un lugar especializado en enfermedades venéreas.
Y es que empezaban a causar verdaderos estragos este tipo de dolencias.
Corría el año 1924 y se inaugura durante la dictadura de Primo de Rivera.
En la primera planta se atendía a los hombres y en la segunda a las mujeres. Parece ser que el interior está diseñado de tal modo que dota de privacidad a todos los pacientes.
La decoración de la fachada es muy curiosa y bonita. Sigue la llamada técnica del esgrafiado, en la que se usan unos moldes y yeso, pintando solo las zonas que quedan en relieve.
Desde aquí, tenemos una vista preciosa de la iglesia de San Pedro el Viejo. (otro sitio recomendable para ir, además al lado el jardín del Príncipe de Anglona)
Se aprecian los arcos musulmanes y la torre se cree que puede ser el antiguo minarete de la mezquita.
San Pedro el Viejo desde la calle de Segovia
A la derecha vemos un edificio muy bonito, que es el antiguo Palacio del Príncipe de Anglona (siglo XVII)
En 1870 se lleva a cabo una reforma y queda como lo vemos en la actualidad.
Ahora son viviendas particulares y en la planta baja está el Instituto Madrileño de Formación.
Vista del Palacio de Anglona - imagen propia
Se cree que en la plaza del Cordón estaba la casa de los Vargas, el patrón de San Isidro.
Una de las casas principales era la casa del Marqués de la Romana (?), la Embajada de Austria, Sede del Catastro... ahora son casas particulares.
El cordón hace referencia al Cordón de San Francisco.
Los restos que vemos por la parte de atrás de la Casa de Cisneros son del siglo XVI, de estilo plateresco. Probablemente son los restos más antiguos que quedan por la zona.
En esta casa vivieron personajes tan importantes como Manuel Becerra (político y matemático) o el alcalde Alberto Aguilera.
Enfrente, tenemos otra casa importante, la Casa del Conde de Puñoenrostro, (el primero fue Juan Arias Dávila, de la época de Carlos V.
Casa del Conde de Puñoenrostro
En este edificio estuvo preso Antonio Pérez del Hierro, Secretario de Felipe II, que se alió con la princesa de Éboli. Ambos trafican con secretos de estado y con información del gobierno ayudando a los ingleses. También se vio implicado y acusado en el asesinado de Juan Escobedo (secretario de Juan de Austria)
Por todo ello acaba en prisión, y bastante de este tiempo en esta casa.
Placa que nos habla de Antonio Pérez
Aunque parece ser finalmente se escapó a través de un pasadizo por la iglesia y se marcha a Navarra.
La de la Basílica de San Miguel es prácticamente la única fachada "a la italiana" que tenemos en Madrid. Tiene mucho movimiento, con los entrantes y salientes tan típicos del barroco.
Fue un encargo del infante D. Luis, el hermano de Carlos III.
El Conde de Puñoenrostro era de Alcobendas, y además era un poco (bastante) tirano. ya que explotaba con los diezmos a sus habitantes.
Estamos en la época de los Reyes Católicos.
Los ciudadanos de Alcobendas huyen y se refugian en la cercana Ermita de San Sebastián del Concejo de Madrid, pidiendo socorro y asilo al Rey Fernando el Católico.
El rey tenía unas tierras por allí y se las cede. Desde entonces la villa se llama... San Sebastián de los Reyes. Curioso, ¿verdad?
La calle y Plaza del Cordón antes se llamaban calle y plaza de los Azotados. Y es que aquí daban golpes a los asesinos y condenados que se trasladaban desde aquí a la cercana Casa de la Villa (donde estaba la cárcel de la Villa)
Vista de la Calle Puñoenrostro - imagen propia
Nos vamos hacia la Plaza de la Villa, precisamente por la calle de Puñoenrostro.
Enrique IV es el hermano Isabel la Católica. Él y Juan II benefician mucho a la ciudad de Madrid.
Este Enrique (llamado despectivamente "el impotente") le da el título de Villa a Madrid, le proporciona más ayudas y por lo tanto, más categoría.
Años más tarde Felipe II, la hace villa y corte.
arco túmido y placas que recuerdan a Enrique IV
En el edificio que encontramos nada más entrar encontramos un arco túmido (mezcla de gótico y de herradura).
Aquí, tal y como atestigua la placa de azulejo, estaba la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
La otra placa, en forma de rombo, nos recuerda que estas casas de los Lujanes son consideradas como el edificio civil más antiguo de la ciudad. También se hace un pequeño tributo a Enrique IV, como benefactor de la villa. Corre el siglo XV.
En esta plaza siempre estuvo el ayuntamiento (desde que se fueron los musulmanes) Y también estaba por aquí la antigua iglesia de San Salvador, desaparecida en 1843, por su estado ruinoso.
Esta parroquia, al desaparecer, se agrupa con la de San Nicolás y actualmente se encuentran ambas en la Plaza de Antón Martín.
Como curiosidad, comentar que esta iglesia de San Salvador contaba con la torre más alta del Madrid del siglo XVIII, y es aquí donde sitúa Luis Vélez de Guevara parte de la acción de su novela "El Diablo cojuelo". Subió al Diablo Cojuelo y Cleofás elevándose desde los tejados y ver todo lo que sucedía a sus pies:
“Salieron los dos como si los dispararan un tiro de artillería, no parando de volar hasta hacer pie en el capitel de la torre de San Salvador, mayor atalaya de Madrid, a tiempo que su reloj daba la hora que tocaba a recoger el mundo poco a poco al descanso... El cojuelo le dijo: ‘Don Cleofás, desde esta picota de las nubes que es el lugar más eminente de Madrid… te he de enseñar lo más notable que a estas horas pasa en esta nueva Babilonia.’”
En este edificio estaba la antigua Iglesia de San Salvador - imagen de especiales memoria de Madrid
vista general de la Plaza de la Villa
La plaza de la Villa es una de las más bonitas de Madrid, por lo menos a mí me lo parece.
Y es que toda ella parece sacada de una postal.
Hay tres edificios de gran valor histórico:
El más antiguo, la casa y Torre de los Lujanes, en estilo neo mudéjar del siglo XV.
Es uno de los conjuntos más antiguos de la ciudad.
La torre, uno de los edificios más altos durante siglos, fue prisión durante un año de Francisco I de Francia, tras ser capturado en la batalla de Pavía de 1.525 (aunque esto es una especie de leyenda y no está contrastado históricamente)
Fachada de los Lujanes - imagen propia
Fachada de los Lujanes - Imagen de Madrid Secreto
El edificio civil más antiguo de Madrid es del siglo XIV y es la Torre de los Lujanes, como ya hemos comentado anteriormente.
Hizo de torre de telégrafos durante una temporada.
También hay junto a ella edificios de los siglos XVI, XVII o XIX.
En la plaza está la sede de la Sociedad Económica Matritense Amigos del País, que realiza todo tipo de actividades culturales, cursos, conferencias... relacionadas con la villa y corte.
Como nota curiosa, apuntar que Isabel y yo conocimos a la persona que fue su presidenta durante unos años: Fátima de la Fuente.
Ella y su pareja, Enrique Fernández tenen una asociación cultural que se llama "Explora lo Desconocido", que organiza todo tipo de eventos.
Nosotras hicimos una visita a la casa de Campo con ellos. Además escriben libros, dan conferencias... y tienen otra asociación, recién creada "Empiria Fos" que también tiene muy buena pinta.
Os remito a mi entrada del blog:
La Casa de Cisneros del Siglo XVI, de estilo plateresco y con el típico aparejo toledano.
Construida por el cardenal Cisneros, obra de Luis Bellido y González y la colaboración de Enrique Guijo y Juan Ruiz de Luna con los azulejos.
También sirvió de cárcel de un personaje famoso (Antonio Pérez, secretario de Felipe II) y nació aquí el Conde de Romanones en el 1.863.
La Casa de Cisneros - Imagen de Wikipedia
Por último, tenemos la Casa de la Villa, del Siglo XVII, de estilo barroco madrileño. Una de las sedes del ayuntamiento de Madrid.
La construye Juan Gómez de Mora con un estilo herreriano. Es una representación típica del barroco madrileño castizo.
Con un gran zócalo de granito y muros de ladrillo, rematada por torres chapiteles apizarrados en las esquinas y sin apenas decoración en su origen, salvo la ornamentación con frontones triangulares de piedra en los balcones del piso principal.
Las columnas que dan a la calle Mayor corresponden a una reforma de Juan de Villanueva.
Por último, comentar que la estatua es de D. Álvaro de Baztán, Marqués de Santa Cruz, marino famoso que no perdió ninguna batalla, héroe de Lepanto.
Casa de la Villa - imagen de Wikipedia
El pasadizo que une la Casa de la Villa con la Casa de Cisneros es de 1.914, obra de Luis Bellido.
La verdad es que está muy bien integrado y a pesar de ser tan moderno, parece de la misma época:
El pasadizo es tan bonito... a mi es uno de los elementos que más me gustan de la Plaza de la Villa
Detalle de la ventana de la Casa de Cisneros, donde se puede ver una cenefa antigua de cerámica
Nos metemos por la calle que discurre por debajo del pasadizo. Es curioso que se llame Calle de Madrid, precisamente.
Más que una calle propiamente dicha, es uno de los laterales de la Casa de la Villa. No tiene números ni portales.
En la placa, aparece un escudo, y tras fijarnos un rato y asociar ideas, nos damos cuenta de que son los emblemas de la ciudad de Madrid.
Una enorme roca sobre agua. Entendemos que hace referencia al famoso lema:
Somos muy listos, entre todos hemos sido capaces de descifrar el enigma de la placa... ains
imágenes propias
Continuamos hacia la cercana Calle del Rollo. Antes se llamaba la calle de los Arcos, porque estaba aquí la casa del Conde de los Arcos.
Hace referencia al rollo jurisdiccional, que se metía en una especie de caja que estaba en un poste. (recuerda un poco a una farola)
Con el tiempo se empiezan a construirlos en piedra, pero en un principio eran de madera.
En muchos pueblos y ciudades existía uno, con ellos se indicaba el régimen al que estaba sometido: señorío real, concejil, eclesiástico o monástico. Además marcaba el límite territorial y, en ciertos casos, era un monumento conmemorativo de la concesión del villazgo.
En el siglo XX desaparecen muchísimos de estos rollos jurisdiccionales, aunque algunos quedan. (Si tenéis curiosidad -yo si la tuve- os remito a Wikipedia, donde hay una relación)
En algunas ocasiones también se usaban como picota, mostrando los restos de los reos, para ejemplarizar y agobiar a la población, más que nada. (estos ajusticiamientos quedaron anulados por las Cortes de Cádiz en 1812)
Los rollos jurisdiccionales son similares en aspecto a los cruceros, pero tienen una función completamente distinta.
Los cruceros tienen una simbología religiosa y a veces forman parte de un via crucis, por ejemplo.
Los rollos cumplen una función meramente administrativa.
placa de la Calle del Rollo - imagen propia
Preciosa vista de la Catedral de la Almudena desde la calle Sacramento - imagen propia
En esta placita en la que nos encontramos llegando a la calle Sacramento (ahora una plancha de feo granito cubre un aún más feo aparcamiento subterráneo) se puede recuperar una anécdota bastante interesante.
Aquí estaba la llamada Casa de la Cruz de palo, derribada en los años 70 del siglo XX.
Nos tenemos que remontar al siglo XVI, cuando Madrid empezó su andadura como capital del reino.
En una vivienda de esta calle vivía un matrimonio morisco.
Ella era bastante más joven que su marido y era conocida por su excepcional belleza.
Todo iba bien hasta que se interpuso un apuesto cristiano que no paró hasta que conquistó a la bella.
Aprovechaban los amantes las ausencias del marido hasta que un buen día el amante no acudió al encuentro clandestino. Fueron pasando los días y ella nunca más volvió a tener noticias de su amado.
Al cabo de un tiempo el marido fallece y la mujer realiza una reforma profunda en la casa. Cuando llega al desván, una estancia a la que nunca accedía, descubrió con horror el cadáver emparedado de su amante.
Parece que en uno de sus escarceos el esposo le sorprendió y no tuvo clemencia.
A partir de este descubrimiento, la mujer se convirtió al cristianismo y mandó colocar en el tejado una cruz de madera (palo), para que todos supieran de su cambio de fe.
La casa se mantuvo en pie hasta 1972, cuando se derriba toda la manzana para construir el aparcamiento horrendo que hemos visto.
Tanto si es verdad como si no, lo cierto es que es una historia muy chula y que se puede contar cuando se visite la zona con amigos o familiares (... y quedar muy bien)
Foto sacada de http://www.rayosycentellas.net/madrid/
Bajando por la calle del Rollo, muy cerca está el oculto jardín del "Huerto de las Monjas". Lo vimos con Marisa, pero creo que ya lo han cerrado al público, porque es la segunda vez que paso por delante y está cerrado. De hecho Jorge no lo nombra - imagen propia
Calle del Rollo ¿puede ser una casa "a la malicia"? - imagen propia
Desde la calle del Rollo se puede ver el acueducto (en la fotografía de la izquierda) - imágenes propias
Bajando toda la calle del Rollo, llegamos a la calle del Conde, y desde aquí tenemos una preciosa vista de la Calle Segovia.
Desde aquí bonita vista de la calle de Segovia y a la derecha quedaría la tapia que limita el desconocido y maravilloso jardín del Príncipe de Anglona, que recomiendo grandemente
imagen propia
Llegamos a la calle del Conde. Su nombre se debe probablemente a que en esta calle estaba el palacio del conde de Revillagigedo. En la placa de la Travesía del Conde se ve el personaje al que hace alusión: Juan Vicente de Güemes, del siglo XVIII, que entre otras cosas, fue virrey de Nueva España.
Se remonta a época islámica. Es una plaza tranquila y solitaria que pasa desapercibida para los turistas y los amantes de Madrid poco avezados.
Su nombre viene porque en una de las fachadas, de un edificio propiedad de los jesuitas, existía una imagen del Santo y patrón de Navarra, San Francisco Javier.
Pero aun hay un par de anécdotas relacionadas con esta plaza.
Parece ser que en el número 3 de la plaza vivía una bella muchacha a la que rondaba el mismísimo Luis Candelas. Apostaba a sus hombres en las entradas de la plazuela, para no ser molestado en sus quehaceres amorosos. (estando aquí no cuesta nada imaginárselo, la verdad)
Por otro lado, la zarzuela "Luisa Fernanda", estrenada en el 1931 está ambientada en esta plazuela.
Así pues, a pesar de ser tan pequeña y poco conocida bien merece una visita para ambientarse y viajar con la mente a tiempos pasados.
Es muy bonita y chula esta plazuela
La plazuela de San Javier es cuadrada, y sus cuatro lados ofrecen unas preciosas fachadas. Me encanta. Volveré sin duda - imágenes propias
Con la visita a esta fascinante y recóndita plaza terminamos la visita de hoy.
Como Isabel no está, no hay cañas, ni vinos, ni nada... ¡¡jolín qué rollo!!





























































_02.jpg)

















No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus comentarios. Recuerda: el respeto a los demás es fundamental