Ingredientes
o 2 kilos de mejillones
o 3 dientes de ajo
o 2 cebolletas o 1 puerro
o 1 chorreón de vino blanco
o 1/2 vaso aceite de oliva virgen extra
o 1 cucharada de pimienta en grano
o 2 hojas de laurel
o 1 cucharadita de pimentón de la vera (picante)
o 1 vaso de vinagre
o 1 vaso de caldo de los mejillones
Limpiamos los mejillones retirando las barbas, el biso con un cuchillo raspando además las adherencias de las conchas. Los que estén rotos o abiertos, tiradlos.
Los ponemos en una cazuela con un chorreón de vino blanco y conforme comiencen a abrirse los vamos sacando
Sacamos los mejillones y desechamos la concha
Colamos el caldo y reservamos
Cortamos la cebolleta en tiras y pelamos los dientes de ajo, los ponemos en una cazuela con aceite de oliva virgen extra.
Añadimos la pimienta
Cocinamos unos minutos a fuego suave
Incorporamos el laurel, el pimentón
Mezclamos
Añadimos el vinagre y el caldo de los mejillones
Y dejamos en el fuego
Hasta que comience a hervir, lo dejamos unos minutos, apagamos y esperamos que se enfríe
Ponemos los mejillones en un recipiente
Vertemos todo sobre los mejillones
Y al día siguiente ya se pueden tomar, pero si pasan dos o tres estarán mejor, eso si...sacadlos un rato del frigorífico para que estén a temperatura ambiente y podamos disfrutar mejor de su sabor.
Listos para tomar
Eran unos mejillones fantásticos como me dijo la pescadera, de un tamaño considerable y cocinados así la textura es perfecta, nada que envidiar a unos mejillones en escabeche de lata, y como os decía al principio a nosotros nos encanta tomarnos la cebolleta también.

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