Qué bonita es la nieve.
Eso es lo que deben decir en Finlandia los finlandeses, o los noruegos, los suecos, y los pingüinos en el polo...
Lo cierto es que yo... odio la nieve.
Mi primera experiencia negativa la recuerdo en torno a los 13-14 años.
El cole nos llevó un fin de semana "de convivencias", como se decía entonces, al Puerto de Navacerrada. Estuvimos en un albergue de los más chulo, que tenía hasta su "discoteca" y en el que nuestras compañeras más pijas y modernas pudieron lucir palmito y equipo deportivo.
Porque lo que es Gema y yo, llevábamos lo justo para no morir congeladas...
Recuerdo unas botas calentitas como de agua con borreguito, casi adecuadas para la nieve, pero dos tallas más pequeñas que me fastidiaron bien los dedos (eran de un año anterior y no íbamos a comprar otras para un fin de semana...)
Pero lo peor fue, sin duda que mi amiga y yo nos despistamos en el camino y nos alejamos del grupo... fueron 10 minutos angustiosos y fríos... Y es que yo, odio la nieve.
En Madrid no nieva nunca, pero excursiones a Peñalara o a Navacerrada siempre hemos hecho (con mayor o menor fortuna)
Lo que está claro es que no "disfruté" hasta que no tuve unas botas regulares de montaña. Y aún así... odio caerme sobre el hielo, odio el esquí de fondo que probé, odio patinar sobre hielo (que también probé engañada) y es que... yo, odio la nieve.
Que conste que entiendo muy bien a los que disfrutan con ella. pero a mi no me gusta nada sentir frío, cada vez lo llevo peor... creo que es la menopausia inversa. Todo el mundo sufre sofocos y yo tengo cada vez más frio...jajajja
Llevaban avisando de la tormenta varios días, pero la verdad es que al principio no nos lo tomamos nada en serio.
Y es que con ese nombre, no me extraña: Filomena, le han puesto a la niña.
El primer día, el jueves 7, cayeron unos tímidos copitos como a las 12.00, y lo recuerdo bien porque estaba de vacaciones y nos fuimos los cuatro a desayunar-comer (brunch) al VIPS de Méndez Álvaro.
Parecíamos bobos. Dos copos y la gente empezó de golpe a hacerse fotos. Las camareras salieron brincando de alegría a la calle.
Por la tarde empezó a caer ya algo más fuertecillo.
Y la mañana del 8, viernes, ya empezaba a verse el patio un poco blanco.
La Pauli y yo, emocionadas.
Ya por la noche... la cosa empezó a parecer más seria.
Nuestro patio presenta este aspecto:
Pero por la mañana... ¡¡Diooos!! Si que ha cuajado, si.
Nuestra terraza tiene nieve por dentro (y eso que está de lo más protegida)
Ay, nuestras plantitas... A los cuatro días... todas las pobres dobladas y semi-muertas, espero que sobrevivan. Las podaré y cuidaré lo mejor posible.
Tremenda nevada... en serio.
Quiero bajar a la calle, y Manolo se anima, y también Irene se anima. Así que, nos pertrechamos con todo lo que podemos y nos bajamos a Finlandia.
Botas de montaña, doble calcetín, camisetas térmicas, forro polar, bufanda, guantes, gorro... en fin, nos hemos forrado.
Nuestra calle está impresionante:
El olivo de la esquina totalmente doblado por el peso de la nieve.
A los dos días lo tienen que cortar para evitar desgracias.
El primero de muchos, Madrid está devastado... hoy mismo he leído que 11.000 de los 17.000 árboles del Retiro han sufrido daños.
Madre mía, la Avenida Ciudad de Barcelonaaaaaaaa
Estamos flipando, en serio.
Esto es muuu fuerte.
Nuestro centro de salud:
Las vías del tren.
Ahora impracticables, claro.
Sinceramente, disfruté del paseo, no me lo hubiera imaginado nunca.
Sin frío, protegidos, no tenemos prisa por volver y nos demoramos casi dos horas en nuestro paseo a la manzana (lo alargamos al máximo)
Es alucinante, de verdad.
Y tenemos unos vecinos que se flipan.
Aunque los entiendo, esto no parece Madrid, sino Cotos.
Y más árboles desgajados... sobre los coches.
Verás cuando pasen unos días y veamos todos los daños.
Aquí se puede ver el espesor de la capa nevada.
Por la rodilla al menos, y en algunos sitios de acumulación, bastante más.
Este es camino que lleva al Corte Inglés...
Y volvemos ya de nuevo, por la calle Gandía de nuevo.
Este árbol se cayó justo delante de nuestras narices.
Armó un ruido terrible, y cayó a lo bestia.
¡¡Precioso, eso si!!
Estas fotos que siguen, me las mandó Isabel Tolosana desde el Madrid Río.
Una pasada.
Y estas otras, se las envió una amiga, desde el Matadero.
Este precioso Olaf, se hizo en nuestro barrio. Camino a Méndez Álvaro.
Me la mandó Paula.
Y Esta monería, hecha por los del bar épico del barrio.
Me la mandó Marta Miralles.
Mi hermana Carolina y su familia fueron al centro a comer y se fueron dando un paseo, que dejó imágenes tan bonitas como estas:
Y Paula ha colgado éstas en su cuenta de fotografía de instagram. (tiene fotos bellísimas, por cierto)
Esta de la Calle Luis Mitjans:
Y estas dos desde el puente de Pedro Bosch, es una parte de la M-30, pero claro, ahora está tomada por los peatones.
En estos días, se ven auténticas preciosidades en las RRSS.
Yo tengo cuenta en Instagram, así que, me he hinchado a ver fotos guapas.
Aquí van unos ejemplos, de los que dejo en la parte superior la cuenta, por si queréis cotillear más a fondo.
Y más abajo pondré algunos más.
El domingo amanece soleado, pero con la misma pinta nevada, así que Manu y yo bajamos a hacer una inspección al barrio.
Aún hay cantidades ingentes de nieve, y las calles están sin despejar.
También este día tenemos conocimiento de una noticia que nos llena de tristeza.
Uno de los edificios más emblemáticos de nuestro entorno ha sufrido los abusos del temporal.
Uno de los pabellones deportivos del Ramiro, la histórica "nevera" ha quedado devastado.
El tejado hundido y peligroso. Parece ser que van a derribarla por completo y se va a reconstruir con ayuda de la Comunidad de Madrid.
Cuántos partidos vividos cuando Irene jugaba al baloncesto.
Una pena.
Dejo ahora unas imágenes más amables y sobre todo preciosas de diversas cuentas de Instagram.
A cual más bonita:
Tenemos una complicación añadida estos días, y es que Paula se va a Suecia el día 14 de enero, a pasar unos meses en un programa de Erasmus.
Ya creíamos que con el covid (cová cada día yo te quiero más...) no se iba a poder ir, si se va, no se va... finalmente si se va...
Y tenemos que hacer algunas compras de última hora que se ven paralizadas por la p. nieve.
Así que, el primer día que está abierto el Decathlon, nos acercamos ella y yo al de la calle Fuencarral.
¡Jesús! Zona cero...
La propia calle, helada y con árboles por el suelo, como si un dinosaurio con mala leche hubiese pasado dando golpes a todo.
Ah, y la tienda, arrasada también... la gente se está comprando equipos como si fuera a nevar así dos o tres veces al año...
Así que esta pobre, se queda sin las botas, ya se las comprará allí.
Cogemos al vuelo unas mallas térmicas y unos calcetines específicos para la montaña y pa' casa.
Mejor no hablar del impresionante aspecto de la Puerta del Sol.
Si esto está así, ahora entiendo las noticias del aumento bestial de traumatismos en Madrid (hospitales recibiendo cientos de casos...)
Esta foto que sigue es del martes 13 de enero. cuatro días después de la gran nevada.
Como se puede ver, la Avenida Ciudad de Barcelona sigue estando con una gran cantidad de espuma blanca, solo que ahora se ha transformado en hielo, porque las temperaturas por la noche son de órdago. (hasta -14 en algunas zonas de la capital la madrugada del lunes)
Empieza a resultar algo cansino, y encima es aún más peligroso.
¿Quién me iba a decir que cada vez que bajásemos a la calle lo haríamos con botas de montaña y bastón de senderismo?
El 14 jueves, la gente sigue colgando monerías en la red.
Bonito si, pero yo ya estoy más que harta.
Han cancelado el vuelo de Paula y ahora resulta que se va el 19... si todo va bien. (yo la verdad, visto lo visto, no las tengo todas conmigo)
Y así seguimos...
Menos mal que en este país tenemos un sentido del humor maravilloso y siempre se hacen bromas y memes de todo.
En el confinamiento vimos de todo.
Y ahora la gente vuelve a afilar el ingenio para deleitarnos con cosas tan graciosas como estas:
A pesar de todo, esta NO ha sido la peor nevada de los últimos tiempos.
Podéis disfrutar del tema en el siguiente artículo de la web de Secretos de Madrid, de la que soy fan:
Y resumiendo son:
1904 – 100 centímetros
2021 – 40 centímetros
1971 – 40 centímetros
1952 – 30 centímetros
1977 – 22 centímetros
2009 – 15 centímetros
Así que, ya veis, no nos deberíamos sentir tan especialitos.
Me duele imaginar como pudo ser el caos de 1904, en los que no había ni por asomo, los medios de los que disponemos ahora.
¿Habremos aprendido algo con todo esto?
Hay quienes dicen que con el confinamiento y el parón a nivel mundial, la naturaleza ha recuperado su fuerza y vigor, y está echando un pulso a la humanidad. O que al menos las cosas son más parecidas a cuando no había tanto humo y el cambio climático era algo lejano.
Solo tenemos que acordarnos de los animales campando a sus anchas durante el confinamiento extremo o ver como el clima hace de las suyas, como en estos últimos días.
Ojo, yo no apostaría. Seguro que gana ella.
Creíamos que con el covid y sus temibles consecuencias ya lo habíamos visto todo. Pero ahora llega esta macro nevada y nos volvemos a sentir pequeños e insignificantes.
Yo he perdido gran parte de mi capacidad de asombro. Y es que llega un momento en el que no sabes si es estás en medio de una pesadilla o es que el mucho se ha vuelto loco.
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