Por favor... ¡qué tarde más buena hace!
Habrá que aprovechar, que ya sabemos cómo se las gasta Madrid, que la primavera dura un mes escaso y pasamos de un frío intenso a un calorazo extremo.
Pero bueno, aquí estamos, dispuestas a disfrutar de la tarde y de la visita.
Lo primero que hacemos es entrar a los jardines del Parque del Moro. Tengo que decir que no había entrado nunca y que me parece que me he estado perdiendo algo maravilloso. (vamos, que si no lo conocéis... ya estáis tardando!)
Estos jardines fueron declarados de interés histórico-artístico en el año 1931.
imagen propia
Los jardines están controlados por un vigilante que mira que se respete el aforo (en el momento de nuestra visita 250 personas) y la entrada (ojo, hay horario de cierre a las 18:00)
Desde aquí podemos ver la Almudena y el Palacio Real, que están sobre la llamada Cornisa del Manzanares.
Todo está ligado, era una unidad y desde aquí lo apreciamos perfectamente.
La ladera suave que vemos era antes mucho más profunda, una pendiente real que hizo que la restructuración de la zona supusiera todo un reto técnico que no se acabó de resolver hasta el siglo XIX.
imagen propia
Felipe II se fascina con la vista que tiene desde el Alcázar hacia la Casa de Campo, y decide comprar los terrenos a los Vargas, palacete incluido. Y así lo transforma en bosque real y lugar de recreo.
Nos encontramos a nuestras espaldas con una curiosidad, el llamado Túnel de Bonaparte.
Parece ser que José Bonaparte no estaba demasiado tranquilo en su nuevo reino, y temía por su vida (y con razón, la gente no le quería nada - nada)
Así que estableció su residencia habitual en el Palacio de Vargas, mucho más alejado del tumultuoso centro de la capital.
El túnel lo construye en 1811 Juan de Villanueva, y funcionaba como vía de escape conectando ambos palacios.
Ahora está condenado.
Aunque hay algún proyecto para conectar Madrid Río con el Palacio Real, no parece que vaya a prosperar.
El Palacio pertenece a Patrimonio y Madrid Río al Ayuntamiento, así que parece que no se van a poner de acuerdo fácilmente, y de momento está completamente cerrado al público.
imagen de Madrid diario
A mediados del siglo XIX se termina la gruta y la escalera de la entrada.
Era muy difícil hacer una solución práctica con tanta pendiente como había.
imágenes propias
imagen propia
El lugar en el que nos encontramos se llaman los Jardines del Campo del Moro.
Esto viene de los tiempos de Alfonso VI. Cuando Abu Yusuf Yaqub al-Mansur y sus hombres intentaron recuperar Madrid en el año 1086.
Acamparon aquí, delante del alcázar, pero, según cuenta la leyenda, gracias a la intervención de la Virgen de la Almudena, una epidemia de peste acabó con la vida de los soldados (solo las de los árabes)
Así, esta leyenda hace que en el siglo XIX esta zona reciba este curioso nombre.
imagen propia
Podemos ver (además de la cortadora de césped automático - rumba- que tanto nos llama la atención) una maravillosa vista del Palacio Real.
Y también podemos disfrutar de dos bonitas fuentes clásicas:
La más cercana a nosotros es la llamada "Fuente de las Conchas" diseño del último tercio del XVIII realizado por Ventura Rodríguez. Estaba en los jardines del Palacio del Infante don Luis en Boadilla, hasta su traslado al Campo del Moro en 1845, donde ocupa el centro de la avenida. Fue esculpida por Francisco Gutiérrez Arribas y Manuel Álvarez el Griego. Es de mármol blanco.
La de arriba, que nos queda un poco más lejos, es la "Fuente de los Tritones". Se levanta a los pies de la fachada occidental del palacio, en el punto más alto de la avenida y de todo el recinto. Fue construida en Italia en el siglo XVII o fines del XVI y trasladada a España en 1656, cuando Felipe IV ordenó instalarla al Jardín de la Isla en Aranjuez. En 1846 fue trasladada a este lugar. También es de mármol.
imagen de wikipedia
Al fondo, a los pies del palacio, se aprecia la "Estufa de las Camelias" que es un invernadero, donde se cultivaban éstas y otras especies de plantas y flores.
El diseño principal corre a cargo de Narciso Pascual y Colomer (1844), aunque resto de los jardines se termina a fines de XIX por Ramón de la Oliva, durante el reinado de María Cristina de Habsburgo, con un estilo muy formalista.
Y se rematan con la construcción de varios caprichos en 1898, obra de Repulles y Segarra. (Casita de Corcho, Chalet de la Reina...)
Marisa nos propone un mini paseo por la zona de los caprichos, que es la más chula e interesante. (también se pueden ver algunos ejemplos de estos caprichos en el parque del Retiro, por cierto).
Llegamos a la llamada Casita de Corcho, que seguramente fue creada para pasar el rato, merendar o tomar el té y descansar.
imagen propia
imagen propia
Seguimos paseando por estos deliciosos caminitos, donde hay muchos árboles, cubiertos de yedra y bastante sombra.
Es muy agradable y supongo que en verano están más que solicitados para pasear.
Llegamos otro de estos caprichos, el llamado Chalet de la Reina. En esta ocasión nos encontramos con una casita de estilo tirolés, que es super cuca (aunque podemos ver a través de la ventana que se encuentra en un estado entre la restauración y el abandono).
imagen propia
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El parque es delicioso, y como estamos en plena primavera, la cantidad de flores (y otras cosas que nos encontramos) nos hacen ir despacio, disfrutando un montón.
Continuamos, ya fuera del parque, y vemos, desde fuera, una edificación que se hizo en los años 60 (del siglo XX) y que durante un tiempo albergó el Museo de los Carruajes.
Hoy, tristemente, está abandonado y con un aspecto desolador. (Que digo yo que podrían usarlo como oficinas o para montar exposiciones temporales o algo ... es una pena)
imagen propia
Vemos, también desde fuera otro de los caprichos de Repulles y Segarra: La Casita de Corcho II.
imagen propia
Y en este punto tenemos al fondo el Parque de Atenas.
Antes llamado Campo de la Tela. El nombre viene de la palabra latina telum, que es una especie de arma defensiva... Y es que, justamente en esta zona, se practicaban juegos deportivos con unas cañas, una especie de justas.
Los deportes no se practicaban en la ciudad, había algún espacio en las afueras y este era uno de ellos.
Es la zona que los árabes llamaban almuzara, que significa "lugar de recreo".
imagen propia
Nos encaminamos hacia Madrid Río, donde nos espera la Ermita de la Virgen del Puerto.
Está muy encajonada, por las distintas remodelaciones de la zona, y es que, evidentemente, Pedro de Ribera, no la concibió así.
En parte queda semioculta por el muro de contención que se hizo en tiempos de Carlos III por las crecidas del río (aunque ahora nos parezca una cosa de risa, el Manzanares era a veces un señor río...)
imagen propia
Toda esta gente que se ve en la puerta, forma parte de un coro y están ensayando, así que hemos tenido suerte (la ermita está abierta), podemos entrar brevemente al interior, y recordar así una de nuestras primeras visitas con este maravilloso taller de "Conocer Madrid".
imagen propia
tumba del Marqués de Vadillo - imagen propia

El Marqués de Vadillo - imagen de Wikipedia
imagen propia
imágenes propias
Os copio una parte de mi propio blog, de una entrada de enero del 2019.
La ermita es encargada a Pedro Rivera por el Marqués de Vadillo (DON FRANCISCO ANTONIO DE SALCEDO Y AGUIRRE) y el rey Felipe V.
La ermita está dedicada a la Virgen del Puerto, que es la patrona de Plasencia, ciudad donde nuestro marqués fue corregidor varios años.
En esta zona, se encontraban los más grandes lavaderos de ropa de la ciudad, y el rey quiso hacer una iglesia para las pobres mujeres que en ella trabajaban.
"Una iglesia para las lavanderas, digna de unas princesas"
Y así fue, porque el interior, a pesar de estar realizado con materiales más humildes, resulta espectacular.
Un tiempo después, la reina María Victoria construyó un asilo para ellas, que en realidad acogía sobre todo a sus hijos mientras ellas trabajaban, convirtiéndose así en una de las primeras "guarderías" de Madrid.
Este edificio ha desaparecido (durante la guerra civil) y en la actualidad solo quedan unas pocas fotografías e ilustraciones.
El aspecto que presenta no es el de una iglesia propiamente dicha, sino que recuerda más a los pabellones de caza u otras obras no religiosas, al gusto del propio Felipe V ,que estaba acostumbrado a pasar épocas en los pabellones del Buen Retiro o en otros lugares de caza.
Así, se construyen en torno a una torre, una serie de edificaciones que recuerdan más a un palacete que a un edificio religioso.
El actual aspecto se debe a una restauración de 1945, año en el que además fue declarada monumento nacional.
Aunque ha sido en este último siglo cuando ha recuperado todo su esplendor, incluyéndose en el entorno de Madrid Río.
Ha sufrido varios cambios en estos 300 años de historia (precisamente, están de aniversario, el año pasado fue el tricentenario)
Así, ha recuperado su esplendor, y han sacado el ladrillo visto primitivo (a principios del siglo XX estaba totalmente enfoscada y el aspecto era muy diferente)
Nada que ver... nos encanta ver cómo está ahora, con el ladrillo.
Además, durante la guerra civil, esta zona sufrió muchísimo por parte de ambos bandos y la ermita quedó completamente arrasada.
El retablo también se destruyó por completo, aunque la cúpula se mantuvo incólume, y es por ello que la restauración fue posible.
Ahora es propiedad de la Iglesia, aunque durante un tiempo fue propiedad privada.
También hay que contar que a algún iluminado (creo recordar que nos contó que Carlos III) construyó un muro, que si bien era necesario, puesto que era para contener al entonces "caudaloso" río Manzanares, arruinó totalmente la vista principal de la iglesia.
Efectivamente, la fachada principal queda encajonada frente a ese muro y le quita gran parte de la gracia.
Y es que la ermita está orientada justo al revés.
La fachada contrasta un poco con el estilo tan sobrio que tiene el resto de la construcción, ya que está decorada, muy sobriamente, eso si, en lo que nuestro guía llamó estilo "barroco madrileño".
Muy inteligente el uso de los tamaños de las puertas laterales, que son realmente pequeñas, pero dan una sensación de falsa grandeza.
imagen propia
Sin embargo el interior resulta toda una sorpresa y la frase de la iglesia para las princesas cobra todo el sentido.
La cúpula, muy ligera al ser construida de madera, está llena de vanos que dejan pasar una bonita luz cenital (nosotros no podemos disfrutarlo hoy, puesto que está muy nublado)
Y el retablo, resulta interesante, barroco y ... un poco engañoso, puesto que es moderno!! De hace unos pocos años, (2012-13?) y salen personajes como la madre Teresa de Calcuta o el papa Juan Pablo II. (y otros no tan modernos, como el omnipresente Marqués de Vadillo)
A mi me resulta bonito, y eso que no soy muy fan del barroco, pero creo que queda muy bien en este lugar, y además se respira un ambiente de cariño y devoción grande por esta pequeña imagen de la Virgen.
Se trata de la Virgen del Puerto, también llamada "de la buena leche" (está amamantando al Niño) o "la Canchalera" (la virgen de Plasencia se apareció en unos parajes llamados canchales...)
También se le llamaba "la Melonera" puesto que en las romerías que se celebraban era costumbre que se pusieran por la zona vendedores de sandías y melones (la fruta que menos se estropeaba)
Ahora las fiestas se celebran un poco más abajo, siguiendo el curso del río, concretamente en Arganzuela.
La imagen es una copia de la de Plasencia (desaparecida en la guerra civil) Y cuando subimos después a la parte de la exposición (todo un señor laberinto, pero muuuuy interesante de ver) vemos un montón de tallas y referencias a esta virgen, que están por diferentes lugares de España.
Las pobres se pasaban la vida metidas en estos cajones, lavando la ropa en la orilla del río.
Y aunque parezca mentira, no hay ni una plaquita conmemorativa, ni nada que se le parezca en la zona.
Dicen que hay un pequeño desnivel en la zona del río, que quiere representar la inclinación de las tablas de lavar... en fin, insuficiente, me parece.
dejo la página por si os resultara de interés
Al margen de todo esto, que es lo que nos contó el guía en aquella ocasión, Marisa nos habla de otras muchas cosas, que os resumo:
El Marqués de Vadillo era el corregidor. Este cargo es más importante que el de alcalde. Durante todo su gobierno, formó un tándem con Ribera y acometieron obras civiles también, como el Puente de Toledo, la remodelación de la zona y su arboleda, y la urbanización de otras zonas de Madrid.
Él mismo paga de su propio dinero la creación de este centro religioso para las lavanderas... (creado como si fuera para una princesa...)
imagen propia
El conjunto es muy armónico, gracias a las proporciones y muchas veces se le ha llamado "la bombonera", por lo coqueto y monísimo que es.
También parece una obra muy civil, por el chapitel y la cúpula ochavada, tan característicos del barroco madrileño.
Hay multitud de balcones y ventanas, ya que era un importante centro de romería y algunos nobles la disfrutaban desde aquí.
Esta zona se urbaniza y se hacen casas (y lavaderos). Pero durante la guerra civil se encuentra muy cerca del frente, y con la destrucción por los obuses y la quema de la iglesia, el conjunto queda devastado.
En 1945 se inicia la reconstrucción y en el 2018 se acaba definitivamente al instalar una cámara aislante para contener la humedad acumulada durante todos estos años.
ANÉCDOTA:
La verbena y fiestas de la Melonera y su origen.
Parece ser que una joven se quedó a las puertas de su boda compuesta y sin novio, puesto que tuvo el pobre tuvo que irse al frente. Ella le rezó a la Virgen y el novio volvió. Además, había robado un melón, pero la Virgen se lo recrimina y le hace devolverlo.
La joven, muy arrepentida, lo devuelve, claro, pero compra otro para comérselo con el novio y así celebrar que todo acaba bien.
Este famoso melón se comió un 8 de septiembre, y así, en estas fechas se celebra romería, fiesta y verbena en honor a la Virgen.
Ole.
imagen de Madrid Secreto
En esta zona trabajaban a finales del XIX unas 4.000 mujeres durante todo el año... sin descanso, sin tener en cuenta el clima o los días de fiesta.
Era un oficio que pasaba de madres a hijas, porque no podía lavar cualquiera en el río, se otorgaban una especie de licencias, para poder ejercer esta profesión.
La cadena empezaba en los esportilleros, que, en sus esportillas, recogían la ropa de las casas.
Se usaban jabones naturales, que tan de moda están ahora, y cenizas de los braseros.
Con las cenizas se hacía una especie de pasta que aplicaban a las ropas sucias y, al colarla con agua limpia, quedaban impolutas (de ahí viene la expresión "hacer la colada").
Es un gremio muy maltratado, no como las cigarreras, que ya vimos que estaban muy organizadas y con sus propios sindicatos. Es más antiguo y sus derechos (si es que tenían alguno) eran pisoteados sistemáticamente.
Era un gremio muy marginal, que a veces se comparaba con las prostitutas (madre mía... pobrecillas)
Por ejemplo, se conoce un decreto muy duro, de la época de Carlos III, por el que se les prohibía insultar a los viandantes... ¡bajo pena de cárcel!
Estas pobres mujeres trabajaban en una especie de cajones de madera y las condiciones eran durísimas. Es en el XVIII cuando se empiezan a construir los primeros lavaderos techados, para al menos, evitar la lluvia o nieve en los días peores.
Poca gente se preocupa de ellas, el primero, el Marqués de Vadillo, al hacerles esta ermita y un siglo más tarde la esposa de Amadeo de Saboya.
María Victoria dal Pozzo della Cisterna (real, el nombre es real, lo juro) lo que hace por ellas es crear un asilo donde se cuidan a los niños de estas mujeres desde los 5 meses a los 5 años.
Estaba en la cercana glorieta de San Vicente.
imagen de wikipedia
En esta zona, de manera conmemorativa (y poco me parece) han construido una especie de pilas, a modo de lavaderos, que son lo único que nos recuerda la presencia de estas pobres mujeres en la zona.
Me parece una vida durísima y triste. Mira que me gusta la historia e imaginarme a mi misma en otras épocas, pero visto lo visto, cualquier tiempo pasado... casi siempre... es peor.
Especie de pilones, un pequeño recuerdo a las lavanderas - imagen propia
Se construyó por toda esta zona un muro de contención porque se desbordaba el río cada dos por tres...
Al fondo, podemos ver el puente de Segovia, que era renacentista de Juan de Herrera. Lamentablemente durante la guerra se vuela por completo y se reconstruye después, o sea, que ha perdido parte de su encanto, seguro.
imagen de guías Viajar
imagen propia
puente después de la guerra civil - secretos de Madrid
Se llegan a construir unas siete presas para controlar el cauce del Manzanares y hacerlo "navegable"...
Son presas historicistas, con una estética muy ligada al pasado de los Austrias, a un momento histórico triunfal, cuando España era un imperio.
Hay construcciones con este estilo repartidas por todo Madrid, como el Ministerio del Aire, por ejemplo, que sigue esta curiosa estética.
imagen propia
imagen propia
Entramos ya en la propia Casa de Campo, pero antes quiero hacer una foto al último escenario que se ha creado para los amantes de los selfies y las redes sociales:
imagen propia
Visitamos la llamada "Huerta de la Partida".
Es una parte de la finca de los Vargas, que compra Felipe II. En su momento proporcionaba frutas y verduras a todo este entorno y al palacio, claro.
El palacio y su conjunto ya existían, y Felipe II le encarga la reorganización del espacio a Juan Bautista de Toledo.
Se trata de acondicionar los jardines, la huerta y el bosque destinarlo a la caza con un uso cinegético.
imágenes propias
imagen propia
El palacio no se ha conservado nada bien, y es que ha sufrido muchas modificaciones durante varias épocas hasta llegar a lo que vemos.
imagen de wikipedia
Llegamos hasta el maravilloso Mirador de la Huerta de la Partida.
Es el mismo lugar desde donde Wyangaerde hizo la vista que incluyo más abajo.
Este paisajista trabaja para Felipe II, que le encargó que realizase las vistas de muchos pueblos de Madrid. Es muy minucioso y además, super bonito.
imagen propia
Tenemos una buena vista de varios de los edificios más importantes, del alcázar-palacio, los distintos arroyos que atraviesan toda la llamada cornisa del Manzanares...
grabado de Wyangaerde de 1562
imagen propia
La historia de la Casa de Campo es larga y cada monarca hace, digamos, su propia aportación.
Todo comienza con la compra de Felipe II en 1562.
En la etapa de Felipe III se puede ver un intento de autofinanciación de los gastos, con la explotación agraria de la zona.
Felipe IV sin embargo, prefiere marcharse y concentrar todos sus esfuerzos en la zona del Buen Retiro.
De Carlos II no se sabe nada de si le interesó o no la Casa de Campo.
Con los borbones se puede ver un cierto interés de nuevo. Así, Fernando VI amplía los terrenos.
Y Carlos III se da el máximo apogeo a la explotación agrícola, sobre todo, el cultivo de olivos y almendros, y también la ganadera, a través de una vaquería y todos sus productos derivados y la cría de peces (había 5 estanques y uno de ellos se llamaba el tenquero - la tenca es un pez comestible)
Además, está recogida la existencia de grandes neveros, cubiertos de paja, donde se guardaba la nieve traída de la sierra y que también proporcionaba beneficios.
También se sabe del cultivo de plantas medicinales, que surtían a muchas de las boticas de la capital.
Con Carlos IV se regula el espacio con plazas y avenidas.
En el XIX sufre una gran destrucción debido sobre todo a la guerra de la Independencia.
Con Alfonso XII se sufren varias sequias e incendios que a punto están de acabar con todo el conjunto.
Durante la Segunda República el parque se hace público y se abre a todos los madrileños.
Por primera vez los históricos jardines iban a ser disfrutados no solo por los monarcas, sino por todo el pueblo. Y con mucha mala suerte, el día de la inauguración acude tal cantidad de gente (300.000 personas) que se producen una serie de tumultos en los que se registran varios heridos. Después de estos sucesos se regula la entrada, para intentar que no vuelva a pasar nada similar.
Durante la guerra, y al estar muy cerca del frente, vuelve a pasar a un estado de semi abandono, pero ya en los 60 se recupera el espacio con la creación de los pabellones para las ferias, y en los 70 el Parque de Atracciones y el Zoo.
Ahora asistimos a un nuevo periodo de recuperación, donde muy lentamente se empieza a reconstruir parte del Palacio de los Vargas.
El palacio que vemos está muy reconstruido, aunque conserva el volumen y la idea renacentista de los tiempos de Felipe II.
Se puede ver muy bien la conexión entre el interior y exterior de una casa de campo. Un lugar para el disfrute del exterior, gracias al gran pórtico que comunica el palacio con un amplio patio.
imagen propia
En este conjunto había una serie de "Grutas" artificiales con diversos divertimentos, como la gruta de la sal, la de las burlas (una vez allí un chorrito de agua acababa mojando a los visitantes), la sala de los mosaicos (donde se mostraba el mundo marino a base de conchas y materiales recogidos del mar), la sala de Neptuno (con unas estalactitas falsas y estatuas de Neptuno, Venus y Diana).
De todo esto no queda nada absolutamente, tan solo notas y comentarios de las crónicas.
En la actualidad, pertenece al ayuntamiento, y de momento, no parece haber ningún proyecto claro.
También se está restaurando la gran tapia de 16 kilómetros construida por Sabatini, así como las rejas que rodean el conjunto.
Aunque aquí queda clara una máxima que siempre se dice: "Las cosas de Palacio, van despacio"
Pero bueno, algo es algo.
Casi en la salida hay una fuente, que nos suena a todas por la particularidad de su historia, que ya conocemos.
Cuando se inauguró el Canal de Isabel II, en 1858, se hizo llegar el agua de modo muy espectacular a esta fuente, que estaba en la glorieta de San Bernardo, al lado de la Iglesia de Montserrat.
De la web Caminando por Madrid:
El agua hizo su llegada emergiendo impetuosa a través de un surtidor y alcanzando una considerable altura.
El ministro Posada Herrera le comentó a la reina Isabel II: «Señora, hemos tenido la suerte de ver un río poniéndose en pie»
imagen de Caminando por Madrid
Luego se trasladó a la Puerta del Sol, ya que obstaculizaba el paso de los vehículos.
imagen de Caminando por Madrid - en la Puerta del Sol
A primeros del XX se trasladó a la Glorieta de Cuatro Caminos.
imagen de Caminando por Madrid - la fuente en Cuatro caminos
Para terminar finalmente en este lugar, en los años 60. (a mi particularmente, me parece un sitio estupendo para ella)
imagen de Caminando por Madrid - emplazamiento actual en la Casa de Campo
Para saber más sobre la Casa de Campo os recomiendo esta entrada, de mi propio blog, de una visita que hice con Isabel y la estupenda pareja de "Explora lo desconocido":
Ya nos volvemos hacia el Madrid Río y el Puente del Rey.
Al fondo podemos ver la Puerta del Rey, que está dispuesta en forma de exedra (seis columnas) como en las villas romanas. Hay unos pilonos y unos jarrones modernos, que nos quieren remitir un poco a este pasado. (en la zona de la casa de campo hubo un primer asentamiento romano Miaccum, quizá haga referencia a esto...)
imagen propia
imagen propia
En esta zona todo se llama "del Rey", el Puente, la explanada... y hace referencia al rey Fernando VII.
El puente original tenía una anchura de tan solo 4,50 metros.
imagen propia
imagen propia
imagen propia
La ampliación del puente y su explanada se le encarga a Isidro González Velázquez en el siglo XIX y con esta modificación se llega casi al tamaño actual.
Incluso se cambia un poco el cauce del río y se pierden dos ojos del puente con la construcción de esta nueva explanada.
imagen propia
Ahora vemos el Túnel de Bonaparte por el otro lado.
Muy chula la entrada y el panel explicativo, pero lo cierto es que molaría mucho más si se pudiera usar para atravesarlo y llegar al Campo del Moro.
En la Glorieta de San Vicente, tenemos la puerta con el mismo nombre.
Aunque no lo parezca, es una puerta nueva, del año 1995, que se instaló durante la alcaldía de Alberto Ruíz Gallardón. (proyecto de Juan A. de las Heras Azcona)
La primera y original era de Pedro de Ribera, aunque más tarde se sustituye por otra de Francesco Sabatini, y esta última estuvo aquí entre 1775 y 1892. Tenía a su lado una imponente fuente (Los Mascarones)
Se destruyó para fabricar adoquines (sacrilegio!!)
Vista de la Puerta de San Vicente y la Fuente de los Mascarones, hacia 1790; dibujo de José Gómez de Navia, grabado por Manuel Alegre.
La actual puerta está girada, está justamente en posición inversa, miraba hacía la Estación del Norte.
puerta de Toledo - imagen propia
Hay unos paneles explicativos muy chulos que ilustran a la perfección todo el proceso de remodelación de la plaza, desde principios del siglo XX hasta nuestros días:
imágenes propias
Estas son mis preciosas compañeras (!)
Hasta aquí la visita de hoy.
Como siempre, alucinante, las explicaciones de Marisa, una maravilla, y los descubrimientos que hacemos con ella, no tienen precio.
Además de lo requetebién que nos lo pasamos.

















































































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