Bueno, pues estamos otra vez inmersas en nuestro periplo de ir conociendo cosas de nuestra ciudad.
Hemos tenido que cambiar de centro cultural, y por ende, de profe y compañeras... es un poco drama.
Acostumbradas a Marisa y a nuestro grupito de señoras, es un cambio demasiado grande.
El profe, Jorge, no está mal. Es un chico como de unos 40 años (o menos) muy entusiasta y con la paciencia del santo Job, pero un poco caótico, creo que por la forma en la que se ve obligado a impartir las charlas de las visitas.
…¡¡y es que estas mujeres no dejan de interrumpir ni un solo momento!!
Se nota que las conoce y las aprecia, y eso, me llega al alma.
Hay un par de ellas, a las que, sinceramente, las pondría un bozal... por sus comentarios y preguntas tontas...
Pero bueno, el resto no está mal y hay unas cuantas que me caen bien.
Ya tuvimos un día de charla y reunión introductoria en el centro y la primera visita, que fue al Palacio de Fernán Núñez, (no he escrito nada por no repetirme, ya que nos contaron prácticamente lo mismo que en nuestra anterior visita con Marisa, la guía era una voluntaria proporcionada por el ayuntamiento)
A la segunda visita no pudimos ir, fueron a ver la colección (una parte) permanente del Thyssen.
Pero a la tercera nos apuntamos... es la prueba de fuego, una visita por la calle, con las historias contadas por el profe. A ver qué tal.
Sobre la plaza mayor no nos puede contar mucho más de lo que nos había contado Marisa la Grande en el curso pasado.
A las pruebas me remito:
Pero bueno, alguna cosilla interesante si que nos cuenta. Y nos enseña alguna foto curiosa en su tablet.
Por ejemplo, nos cuenta que esta plaza fue escenario de ejecuciones públicas, y que uno de los famosos ajusticiados a garrote vil, fue el mismísimo Luis Candelas.
Nos cuenta la historia del caballo y los esqueletos de pajarillos que se descubrieron cuando se partió la estatua por el atentado.
Nos habla de las pinturas de la Casa de la Panadería.
En fin, si que controla sobre el tema, y lo intenta hacer ameno (lo que le dejan...)
Nos vamos hacia la bajada del arco de Cuchilleros.
La calle se llama "Escalerilla de piedra" y se cree que en este portal estaba la casa de la Fortunata de Galdós.
Jorge nos lee un fragmento del libro y resulta interesante ubicarnos.
Los calamares, los soportales, la gente... mola
Las señoras bajan por las escaleras de Cuchilleros a toda mecha. En ese sentido son unas cracks.
Jorge nos hace ver la gran diferencia tremenda entre la plaza y esta zona de la calle. Y es que por aquí pasaba un arroyo.
Este talud y el arco se hicieron para salvarlo con gracia.
Y justo al lado, esa pequeña construcción de madera, una antigua carbonera.
Parece ser que se ha mantenido así de bien conservada, porque hasta hace un par de años o tres era un pequeño quiosco de prensa y chuches (nos lo cuenta Vicenta, una de las señoras)
Y también está aquí el emblemático restaurante "Casa Botín", que ostenta el récord Guinness de ser restaurante más antiguo del mundo.
Lleva dando comidas sin hacer un descanso desde 1725, que es de cuando data el edificio.
Es decir, está operativo desde esa fecha, incluso abierto durante la guerra civil.
Y otro récord más que nos comenta Jorge, el de la mayor cantidad de comida servidas en un solo día: más de 700...
El propio edificio es una maravilla por si mismo, es una casa del XVIII sin apenas modificaciones.
Nos vamos ya hacia la Plaza de Puerta Cerrada, que era una de las puertas principales de la muralla medieval.
De mi propio blog:
De mi propio blog:
En la puerta de entonces habría una serpiente representada.
El actual grafiti es del artista Alberto Corazón del año 1.983, donde se ve el agua y la muralla de sílex (donde la arenisca en las noches, el viento chocaba y creaba chispas..."Fui fundada sobre el agua, mis muros de fuego son" el lema de Madrid, que aparece en uno de los escudos.
La plaza de la Cruz o humilladero presidiendo el centro, es un monumento que data de 1.783.
Luego caminamos hasta la cercana calle de la Pasa, que une esta plaza con la del Conde de Barajas.
"El que no pasa por la calle de la pasa, no se casa", dice un dicho madrileño, y siempre hay bastante guasa con esto, la verdad. Y es que en la vicaría del Palacio se tramitaban las licencias matrimoniales.
El cardenal infante, Luis Antonio Jaime de Borbón, repartía desde el Palacio Arzobispal alimentos, monedas y panecillos a los pobres, y entre otras cosas, un puñado de pasas, porque estimaba que los pobres tenían derecho a un postre también.
Y esta es la calle de Gómez de Mora, arquitecto de Felipe III, que acometió entre otras, reformas en la Plaza Mayor, la Cárcel de Corte o la Casa de la Villa.
Es otra de las calles bonitas que hay por esta zona.
La calle cambió su nombre en el siglo XX, antes se llamaba del Conde de Barajas:
El nombre de la Plaza del Conde de Barajas es un título que Felipe II otorgó en 1572 a Francisco Zapata y Cisneros, del Reino de Aragón y perteneciente a una de las familias más influyentes de la nobleza madrileña.
Esta familia llegó a adueñarse de muchas de las casas de la zona.
Dentro de la plaza está el antiguo Palacio de los Zapata el que fue el Palacio de la Secretaría de la Santa Cruzada, construido en 1888.
Hay un edificio construido a comienzos del siglo XX donde vivió la filósofa María Zambrano.
También podemos ver uno de los edificios de viviendas más antiguos de Madrid, de los años 60 del siglo XVII y se aprecia la antigüedad del mismo, por la considerable altura del basamento de piedra.
Los otros de la plaza son bastante más bajos.
Esta piedra se colocaba para evitar que se estropeara con las lluvias y el agua, cuanto más altura, más prestigio tendría el edificio.
Nos cuenta Jorge que hay otro truco eficaz para cotejar esto...
Sobre las ventanas las piedras están dispuestas como las dovelas en un arco, en forma de semicírculo, en las otras edificaciones, más recientes, las piedras estarán en un basamento plano.
Seguimos avanzando y llegamos al pasadizo del Panecillo que conecta con la entrada a la Basílica Pontificia de San Miguel, en la calle de San Justo.
En este pasadizo, gracias al famoso Cardenal, mencionado con antelación se repartían panes a los pobres de Madrid.
Pero esta caritativa costumbre, se tornó peligrosa cuando empezaron a llegar demasiados y se formaban trifulcas y agresiones.
Se acabaron los panecillos...
En el año 1829 se pusieron las rejas que están en la actualidad, para evitar que, en los recodos que forma la estrecha calleja, se asaltara a los transeúntes.
La última parada de la tarde es en la plaza del Conde de Miranda.
En ella se encontraba el desaparecido Palacio de Cárdenas, sustituido por un horrendo edificio de viviendas muy moderno.
La plaza se llamó también "de los Salvajes", porque en la fachada de este palacio, había unas figuras de unos hombres peludos, decoración muy corriente en esta época.
Eran similares a estos, en el Palacio de Cadalso de los Vidrios.
En la plaza, la mayoría de los edificios, son del arzobispado.
La plaza también se ha llamado de las Carboneras o del Corpus Christi, porque al fondo, podemos ver el Convento de las Carboneras.
De mi blog:
Fue fundado en 1.607 por Beatriz Ramírez de Mendoza. (Descendiente de Beatriz Galindo, concretamente es la tataranieta)
Y se llama así porque unos chicos estaban jugando con un lienzo viejo y sucio, sacado de un lugar donde guardaban carbón, y por detrás tenía pintada una imagen de la Virgen Inmaculada. Un cura les vio y al darse cuenta lo llevó allí.
Es de la orden Jerónima. Se llama formalmente Monasterio del Corpus Christi.
Como está la exposición de la custodia, siempre hay monja adorando al Santísimo (doy fe, nada más entrar en la pared hay una especie de verja y detrás vemos, no una, sino dos monjas rezando).
Es un convento que no sufre ningún incendio ni expolio, ningún problema durante la guerra, así que inusualmente, conserva todo su patrimonio.
Hay un retablo maravilloso donde la imagen principal es un cuadro de Vicente Carducho con la Santa Cena. Lo que llama la atención es la nueva perspectiva, tan distinta a la famosa de Leonardo da Vinci Un escorzo increíble.
Hay una leyenda en torno a este convento, y es que la fundadora, Beatriz después de muerta, seguía yendo al oficio y se la veía aparecer (qué mal rollo)
Y otro tema tétrico también es que las monjas cuando moría una, le dejaban su sitio libre y le ponían un paño negro y seguían sirviendo la comida (luego esa comida se repartía para los pobres)
Esta es la imagen de la Virgen famosa del lienzo, que es una Inmaculada.
Bueno, pues la visita termina aquí y nos vamos a por nuestras "cerves" y en busca de unos complementos hindúes, para mis clases de Bollywood. (si, es muy fuerte, me he apuntado a esto también)
Como colofón de la tarde, una imagen bastante divertida y original, en la calle de San Simón.
La gente tiene mogollón de gracia con estas cosas...
En fin, que esperemos que la cosa vaya mejorando poco a poco y nos guste al menos la mitad de lo que nos gustaban las clases con Marisa
Y es que, cuando uno viene de lo más grande, resulta más difícil acomodarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus comentarios. Recuerda: el respeto a los demás es fundamental