Es la primera clase con el nuevo profesor, Javier.
Ya conocemos a la mitad de los alumnos, ya que hay muchas señoras del año pasado (precisamente, las que me caen mejor, hemos tenido suerte)
Los nuevos compañeros parecen majos también, así que comenzamos el curso con las expectativas bien altas.
El profe en la primera sesión, cuando nos conocimos en el centro, nos comentó que le gustaba hacer las clases variando mucho el contenido y tipología. Paseos por diferentes barrios, museos y exposiciones, jardines y alguna que otra visita a lugares que están fuera de la M-30, así que no pinta naaaada mal.
La primera visita la realizamos por el barrio de Malasaña. Partimos a las 17:00 del Teatro Maravillas.
Nos cuenta que el barrio se llama también de Maravillas por un convento que existió en la zona. Se encontró una imagen de la Virgen que adquirió gran devoción por parte de los vecinos con el paso de los años. Esta virgen estaba custodiada por el convento.
A finales del siglo XVIII estaba aquí la Universidad Central, con lo cual también se ha llamado así este barrio.
En los años 80 del siglo XX, los jóvenes quedaban en este barrio, que contaba con muchos locales y bares relacionados con la movida madrileña, movimiento socio-cultural que surgió en los años de la Transición.
Se quedaba sobre todo en la zona de la calle Manuela Malasaña... y por eso el barrio hoy en día es también así conocido.
Remontándonos un poco hacia atrás, muy cerca, en la calle Fuencarral, estaba una de las puertas de Madrid, la de los Pozos de Nieve, y es que aquí se traía desde la sierra, en las noches más frías, nieve para su acumulación y servicio a la capital.
La ciudad crecía hacia el norte, siguiendo los caminos de Hortaleza y Fuencarral. Este último terminaba precisamente en el portillo de los pozos de nieve. El de Hortaleza en la Puerta de Santa Bárbara.
La puerta de los pozos de nieve se aprecia muy bien en el famoso plano de Texeira:
la puerta de ve, en la zona marcada en morado
Mucho más tarde, con Fernando VII, ya se llamó la Puerta de Bilbao. (en honor a la ciudad, que resiste durante las guerras carlistas).
En la plaza, el Café comercial, local del XIX que cuenta con la placa (diseño de Mingote) de lugares centenarios, otorgadas por el ayuntamiento en 2006
En el Teatro Maravillas, donde hemos quedado estuvo el primer cine de Madrid.
Parece ser que en estos momentos interesa muchísimo el cine, está de moda, Lyon lo pone de moda, y el dueño del local, que había estado allí, decide comprar un proyector y montar una sala de cine.
Corría el año 1887 cuando se inauguró como teatro pero este interés por el cine sucede en 1919 cuando pasa a denominarse Madrid Cinema. Luego alterna periodos de cine, teatro musical, revista, tras la guerra civil...
Han actuado personalidades tan famosas como Raquel Meller o Sarah Bernhardt
Este local pues, ha estado, prácticamente desde sus inicios, relacionado con el séptimo arte, aunque hoy en día en un teatro.
imagen de esmadrid.com
Nos vamos por la calle Divino Pastor, y en el número 29 descubrimos una joyita, una espartería, la Antigua Casa Crespo, del año 1863.
Es un local donde se venden alpargatas de todo tipo, y que es incluso más antigua que la famosa de la Plaza Mayor (calle Toledo) que es de 1881.
Es ya casi la quinta generación de artesanos del esparto. Es un negocio familiar que se puso muy de moda, a raíz de que la Reina Sofía compró aquí unas alpargatas. Luego se volvieron famosos ya que venían aquí a comprar de firmas como Vogue o Louis Vuitton...
la fachada de la antigua alpargatería
unos recortes antiguos y las pilas de alpargatas esperando ser vendidas.
Llegamos por fin a la Plaza del 2 de mayo.
Aquí tuvieron lugar los altercados del Cuartel de Monteleón.
El arco que vemos es el original del cuartel, realmente, lo único que queda.
El terreno sobre el que estamos era de los Marqueses de Monteleón y llegaba hasta la Glorieta de San Bernardo.
La Iglesia que vemos es la de los Santos Justo y Pastor, también conocida como la de Maravillas. Actualmente tenemos la iglesia barroca de San Miguel. Antes había un convento, que ocupaba hasta la plaza donde estamos. El Convento de San Antón, de religiosas carmelitas. También era conocido como el convento de Maravillas, por la imagen de la Virgen, que aún preside el altar mayor.
Contaba con su patio y huerto.
La historia de la imagen de la Virgen es bien curiosa.
Parece ser que la Virgen pudo haber venido de Salamanca, pero hay multitud de leyendas y avatares sobre la misma.
En la Calle Arlabán (entonces se llamaba calle de los Gitanos) hacia el año 1919, unos vecinos de etnia gitana tenían una imagen poco valiosa junto a la leña que usaban para calentarse. Sería más tarde conocida como la Virgen de las Maravillas. Pasó un pintor que vivía en la calle del Lobo (actual Echegaray) y se fijó en ella, le gustó y la compró, aunque se la regaló a Ana de Carpio, una mujer piadosa, que la donó al Convento de carmelitas descalzas de la calle de la Palma en el año 1627. Estas monjitas eran conocidas como maravillas, según cuentan por una imagen del Niño Jesus hallada entre unas flores de su huerto. Eran caléndulas, también conocidas como maravillas. La imagen del Niño fue colocada entre las manos de la Virgen, y desde ese momento, se la llamó Virgen de las Maravillas.
Así, el nombre de esta virgen (y del barrio) se debe a unas florecillas, que siguen creciendo allí hoy en día.
Calendula oficiales - imagen de Galakia.com
En la fecha del 2 mayo de 1808, se empezaron a escuchar disparos y se ven multitud de heridos. El capellán y las monjas comienzan a ayudar. Y se hacen cargo de los heridos de los dos bandos.
Los vecinos de Madrid reciben órdenes de acoger a los soldados franceses y no quieren, pero cuando se trata de auxiliarles, lo hacen, los ven como personas.
Los héroes tienen orden de no sublevarse, pero finalmente si se sublevan y ayudan a los vecinos con armas.
Después tenemos muchos héroes populares, no militares, que se han quedado en la memoria del pueblo y que en muchas ocasiones se les recuerda.
Por ejemplo, tenemos a Manuela Malasaña, que era costurera. Había una ordenanza que prohibía portar armas y objetos punzantes, y ella llevaba unas tijeras (recordamos que era costurera)
Murió a la edad de 17 años de un disparo. Parece ser que los franceses la cachearon y le encontraron dichas tijeras. Fue detenida y ejecutada.
cuadro idealizado de Manuela Malasaña - de Jose Luis Villar Rodríguez de Castro
Otra de las heroínas es Benita Pastrana. Estaba enamorada supuestamente del Teniente Ruíz, que estaba luchando en el combate y es alcanzado. Ella se acaba poniendo al frente del cañón y continúa con la lucha, hasta que finalmente, también muere.
placa dedicada a Benita Pastrana - imagen de diario.madrid.es
La tercera heroína de la que guardamos memoria es Clara del Rey. Se supone que la más "ilustre" de todas las que participaron ese día. Ayudó a los artilleros junto con su marido, Manuel González Blanco y sus tres hijos.
placa de Clara del Rey y Calvo
Quedan recordadas estas 3 heroínas, pero murieron un total de 58 mujeres durante esos terribles sucesos.
La estatua de los héroes Daoiz y Velarde estuvo desde 1882 hasta 1902 delante del Museo del Prado, después en Moncloa hasta 1931 y hasta los años 50 en el Retiro.
Ya no llevan sus espadas, porque han sido robadas en tantas ocasiones que han decidido no reponerlas más, al menos, de momento.
estatua de Daoiz y Velarde en su emplazamiento actual - obra de Antonio Solá - 1830
delante del Museo del Prado - imagen de memoria de Madrid
En la entrada a Moncloa - fotografía de Laurent - imagen de memoria de Madrid
En el Parque del Retiro - imagen de memoria de Madrid
Por aquí está la Plaza de Antonio Vega, llamada así desde hace poco.
Tenemos lugares emblemáticos, como el Penta o el Madrid me mata (un bar-museo de estética ochentera)
Locales de la Vía Láctea y El Penta - dos claros ejemplos de lo que fue la Movida y que aún sobreviven
también hay locales "vintage" que aprovechan el tirón de la zona... y que se agrupan por aquí
(como molaba Steve Urkel)
En la calle Palma 10 hay un edificio que llama la atención.
Se trata de un hotel (en la actualidad) que en 1787 era la Real Fábrica de Velas.
Era bastante importante el negocio de las velas... hay que recordar que en estos momentos todo el mundo se iluminaba con ellas (o con otros métodos más económicos, claro) y todas las casas de la aristocracia y todos los palacios reales se abastecían de velas.
Carlos III crea las Reales Fábricas y ésta entre ellas.
A principios del XIX comienza a utilizarse otro tipo de iluminación, como el gas o la incipiente uso de la electricidad y la fábrica acaba por cerrar en 1834.
En estos días se ha reconvertido en un hotel y por una de las ventanas podemos ver una salita, cuya decoración a base de hexágonos, nos recuerda mucho a los panales de las abejas... la miel, la cera...
¿Casualidad? Javier nos lo hace notar, para poder pensar sobre ello. Igual no es tan casual después de todo...
el interior del hotel con la curiosa decoración
Enfrente justo hay un edificio muy llamativo también. Se trata de la casa de Matías López. Maestro chocolatero del siglo XIX,
En los años 70 del XIX, Matías López López vivía enfrente de su fábrica de chocolate.
Fue el primero en utilizar una publicidad bastante ingeniosa: el primer marketing oral.
Montó en la calle Jacometrezzo su primer negocio con 7.000 reales y durante meses enviaba a familiares y amigos a tiendas de ultramarinos a preguntar si tenían chocolates Matías López... evidentemente no habían oído hablar de tales productos...
Después de un tiempo se presentaba él con los chocolates, ofreciéndolo por las tiendas y … se lo quitaban de las manos.
Fue todo un éxito y abrió una tienda en la calle Montera y un almacén en Barcelona, una fábrica en Sevilla...
Fue además el primero en usar anuncios. (bastante graciosos, la verdad)
Los gordos y los flacos, obra de Francisco Javier Ortego y Vereda, incluida en la publicación titulada Cuando El Escorial Olía a Chocolate. Imagen e información de Wikipedia.
En 1866 se le quedó pequeño y compró esta casa de la calle Palma y el edificio posterior, donde instaló la fábrica y las viviendas de los trabajadores. Con una chimenea de 30 metros de altura, salían de aquí unos 4.600 kilos de chocolate al día.
fachada de la casa de Matías López
Además de ser un emprendedor y empresario, decidió además hacerse un hueco en la política. Quiso ser miembro de las clases altas, que despreciaban a los industriales...
Fue diputado del Ayuntamiento de Madrid, y senador por Sarria. Fundó y presidió la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, y siguió además con sus negocios.
Era un personaje liberal y trataba muy bien a sus trabajadores, que le fueron fieles y leales hasta el final. Les daba la jornada laboral de 8 horas y seguro médico. Y a las trabajadoras embarazadas, no les permitía seguir trabajando cuando estaban muy avanzadas. Era todo un precursor de las actuales medidas.
La demanda de sus productos eral tal que empezó a buscar otro lugar para aumentar la producción. Se marchó a El Escorial en 1874, a un edificio industrial que además tenía acceso directo al ferrocarril.
Cuando muere en 1891, su mujer obtiene el Marquesado Matías López, otorgado por el Papa.
1891 muere mujer marquesado Matías López por el Papa Pío IX.
Nos vamos ya hacia la calle de San Andrés, en busca de un tesorito.
En la calle San Andrés 6 con Vicente Ferrer, estaba la antigua Farmacia y Laboratorio Juanse, con azulejos del XIX y publicidad de la época.
Parece ser que están tan maravillosamente bien conservados porque en los años 50 hubo una ordenanza que obligaba a pagar por la publicidad, y para evitar pagar, pintaron toda la fachada de negro.
Y menos mal. Están muy bien y esperemos que duren muchos años más (a pesar de que alguna que otra mierdita está pintada por encima)
¿no me digáis que no es monísima esta publicidad?
En la fachada contigua, en la calle de San Andrés, otra joyita, una antigua huevería, muy chula también
En esta fachada de la huevería, una placa nos recuerda que Rosa Chacel, la escritora vallisoletana, vivió en esta casa y ambientó su novela "Barrio de Maravillas" - imagen de memoriademadrid.es
En esta zona (y en otras de Madrid) se ven los nombres antiguos de las calles, junto con las actuales.
En esta de San Vicente Ferrer, se ve debajo la misma calle, con el añadido de "alta"
Y una cosita... si alguien sabe el significado de la plaquita esa amarilla, con varias tachaduras, que está en muchas de las fachadas de la zona, que avise, por favor, y nos saque de la duda que he sido incapaz de encontrar en mi búsqueda (y eso que he buscado y rebuscado bien)
Llegamos a la Plaza de San indefenso, que es muy chula y llena de vida y de gente... y de tiendas, bares, sitios de tapeo...
siempre nos quedará Malasaña...
La iglesia original de San Ildefonso es de 1631. Pero en el XIX llega Pepe "el plazuelas" y en torno a 1810 tira la antigua iglesia y el convento y pone en esta plaza el primer mercado de Madrid (actualmente desaparecido) Así la actual iglesia es de 1810.
La iglesia es más alta de lo que parece.
imagen de Wikipedia
En esta iglesia se casó una vecina muy famosa que vivía en la Corredera Baja de San Pablo con Manuel Murguía. Se trata de la poetisa gallega Rosalía de Castro. Hay una plaquita que lo recuerda.
Muy cerca está la maravillosa iglesia de San Antonio de los alemanes, que veremos casi seguro más tarde.
Como última anécdota, en esta plaza, tuvo lugar el primer sorteo lotería, durante el reinado de Carlos III. Se trajo esta idea de Nápoles, donde funcionaba muy bien para ayudar a las arcas públicas. Era casi como la actual primitiva, con 5 números. Tuvo lugar un 10 de diciembre de 1763. Ahí es nada.
Nos quedamos patitiesos cuando caemos en el sorteo … de los niños de San Ildefonso (anda, como la plaza, como la iglesia... la lotería... ¡ozu!)
Nos encontramos una estatua de tamaño natural de una joven en bronce.
Lleva desde 1996 en la plaza. Su autor, Rafael González la llamó Susana, como a su hija. Supuestamente está representada como una estudiante de Bellas Artes (en la calle de la Palma hay una escuela)
Bajamos por la calle Escorial y de la Madera, y en los números 26 y 24 vemos una placa que nos recuerda que Luigi Boccherini vivió aquí y que también estuvo una de las casas de Quevedo.
Tenía este último varios domicilios en Madrid, puesto que temía a las posibles emboscadas.
Se cree que esta casa la tenía en esta calle, que en su tiempo estaba frecuentada por las llamadas "hijas del amor o de Venus" .
Francisco Gómez de Quevedo era un hombre poco agraciado, algo cojo y con el labio leporino, con lo cual era muy posible que frecuentase burdeles para tener un poco de vidilla.
Las malas lenguas dicen que en algunas ocasiones coincidió con el mismísimo Felipe IV, aficionado también a frecuentar la compañía de estas señoritas.
Llegamos a la calle del Pez.
La primera nota curiosa que nos dice Javi es que en 1958, según el tebeo Pulgarcito, en el número 13 de esta calle tenían la oficina... los mismísimos Mortadelo y Filemón... hasta que se trasladaron a la T.I.A.
Había hasta una placa conmemorativa, que estará en la casa del friki que la sustrajo...
imagen de eldiario.es
La calle del Pez tiene un origen medieval. Aquí estaban las huertas del noble eclesiástico Diego Henríquez. Y por ello se la denominó la calle de la Fuente del Cura hasta el siglo XVIII.
Con Felipe II la corte se traslada a Madrid y se construyen viviendas, para cumplir con la regalía de aposento. Viviendas para los funcionarios y gentes de la corte cuando viniesen a la capital.
Juan coronel compra otra gran parte del terreno, que contaba con un gran estanque. A medida que se iba secando, por las obras, se van muriendo los pececillos que allí vivían. La hija de Juan Coronel, Blanca, recogió al último de los peces y lo metió en un globo de vidrio, pero finalmente se murió.
Para que quedase en el recuerdo, Don Juan hizo poner un pez de piedra y un cartel que pusiera "Casa del pez".
Esta casa ya no existe, por supuesto, pero en la actualidad, aún podemos ver el recuerdo en la fachada de dicho animalito.
el famoso pez (actualizado)
y más peces en la calle del pez... en esta ocasión el pez de los Simpson, que sufre una mutación tras un escape de la central nuclear
Pasamos por la fachada, en la propia calle del Pez del Patio Maravillas, espacio okupado.
Espacio Polivalente Autogestionado, relacionado en parte con el movimiento del 15-M.
Tenían actividades, ludoteca, sala de cine... pero finamente cierra ante la presión vecinal.
Fachada del edificio Maravillas - Patio Maravillas,
Al final de la calle del Pez, al lado del Palacio Bauer, tenemos la estatua de Julia.
Se trata de una escultura en bronce, de tamaño natural, de una joven.
Algunos dicen que se trata de un pequeño homenaje a Concepción Arenal, que estudio en la cercana Universidad Central, en la calle de San Bernardo. (Es conocido que Concepción Arenal, en 1840, se disfrazó para estudiar derecho) pero esto no cuadra nada, con la vestimenta ni con el aspecto de la chica.
También puede ser un pequeño tributo a las primeras chicas que se animaron a matricularse y asistir a las clases, cuando se las veía como bichos raros.
Hay una inscripción en una placa, en la pared:
“Homenaje a la Antigua Universidad de Madrid. Esta escultura fue inaugurada el doce de abril del año 2003 gracias a una iniciativa promovida por la Empresa Municipal de la Vivienda, Caja Madrid y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense. Obra de Antonio Santín.”
La escultura me gusta.
Volvemos sobre nuestros pasos y llegamos hasta la Plaza de Carlos Cambronero.
Lo más destacado de la plaza es que tenemos la iglesia y convento de San plácido. Son monjas benedictinas, y en actualidad solo quedan unas 7 u 8 monjitas muy mayores.
Está entre las calles de San Roque y la calle de la Madera. En la calle del Pez.
Fundado en 1623 por Teresa Valle de la Cerda. La iglesia, de 1630, edificada por fray Lorenzo de San Nicolás, agustino recoleto y tratadista en arquitectura.
Se vio envuelto en leyendas turbias, que nos cuenta Javi.
imagen de Wikipedia
Años después de su fundación, empieza a haber rumores sobre las monjas, que están embrujadas y malditas... la cosa se pone tan fea que acaba yendo el Santo Oficio.
Muchas de ellas estaban malditas (una de ellas es Blanca Coronel, de la que hemos hablado antes).
Lamentablemente lo que sucedía es que el cerdo del capellán abusaba de ellas...25 de ellas fueron procesadas, junto con el prior del convento y confesor de las monjas.
En 1638 fray Gabriel Bustamante, procurador general de la Orden de San Benito, solicitó en nombre de la Orden, la revisión de la causa en el caso de las monjas, para que reconocida su inocencia fuesen restituidas en su honor. Finalmente, el 2 de octubre de 1638, el Consejo dictó auto absolutorio a favor de las monjas... y menos mal.
Otro escándalo sucede años después, cuando Felipe IV se prenda de una de las monjas. Viene ayudado por el Conde Duque de Olivares, así que la cosa se le empezó a poner crudo a la pobre religiosa.
La monja le pide ayuda a la madre superiora y entre las dos idean un plan. La monja se hace la muerta y la meten en un ataúd en su habitación. Cuando viene Felipe y la ve, le entran los remordimientos y decide dejarlas en paz. Y no solo eso, les hace un par de donaciones... en forma de obras de arte:
Un Cristo crucificado de Velázquez, que ellas pusieron en la sacristía y un Cristo Yacente en el sepulcro de Gregorio Fernández.
El de Gregorio Fernández lo conservan aún, está en la capilla a los pies de la iglesia.
Pero el Cristo de Velázquez se les fue arrebatado y pasó a la colección privada de Manuel Godoy en 1808. Años más tarde y tras pasar por muchos propietarios, fue legado al Museo del Prado.
imagen de Wikipedia
Ellas tienen una copia buenísima en el coro bajo de la iglesia, pero una copia al fin y al cabo.
En el Altar mayor tienen un cuadro maravilloso de la Anunciación de Claudio Coello.
imagen de Wikipedia
Acabamos en San Antonio de los alemanes, que es una de las iglesias más bonitas de Madrid.
En la calle Puebla esquina con Corredera Baja de San Pablo.
Se construye entre el 1624 y el 1631 por parte del arquitecto jesuita Pedro Sánchez.
Antes fue San Antonio de los portugueses, cuando estaban unidas Castilla y Portugal.
Cuando se separan las coronas se pasa a llamar San Antonio de los alemanes, que también había muchísimos en Madrid.
Es de planta elíptica, que es muy raro en Madrid. (en ciudades como Roma, por ejemplo, era mucho más habitual).
Por fuera no se aprecia el increíble interior ni tampoco la cúpula. Es muy sencillo por fuera y sorprendente por dentro. En estos momentos las arcas estaban vacías y quedaría fatal mostrar tan abiertamente tanta riqueza y opulencia.
Hay varios balcones para la gente noble, y en la entrada está el balcón reservado para los reyes. La gente pudiente pagaba para ocupar los otros balcones, el más caro, es el que está enfrente de los reyes. Se iba a la iglesia más para hacerse ver y notar que para rezar.
Al principio se fundó como hospital para portugueses, pero finalmente se queda como iglesia, conservando la advocación de San Antonio de Padua (que era portugués)
A principios del XVIII pasa a pertenecer a la Hermandad del Refugio, una hermandad a la que han pertenecido siempre los reyes, incluidos, por lo visto, los actuales.
La iglesia es de planta elíptica, y no demasiado grande, pero tiene la particularidad de estar pintada por completo con frescos. (es un ejemplo de ilusionismo barroco)
La cúpula está decorada con la Apoteosis de San Antonio y es obra de Juan Carrero de Miranda (que fue pintor de cámara de Carlos II)
Ésta se sitúa encima de una rica arquitectura fingida a modo de basamento o tambor, obra de Francisco Rizi, con columnas salomónicas y frontones acaracolados. Rizi también pintó los santos portugueses localizados en el primer anillo de la cúpula.
Los muros son de Luca Giordano, el autor de frescos en el Escorial o en el Casón del Buen Retiro.
Volvemos sobre nuestros pasos para regresar a la Plaza de San Ildefonso, donde nos tomamos unos vinitos blancos y unas madrileñas tajadas de bacalao en el tradicional Bar Sidi.
Guay.








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