jueves, 6 de mayo de 2021

TALLER DE CONOCER MADRID 3 - LA PLAZA MAYOR Y SU ENTORNO - 28 ABRIL 2021

Empezamos nuestra visita frente a la antigua casa de correos, en la Plaza de Pontejos.

Este edificio concentra gran parte del poder de la corona. Allí Carlos V arrienda toda la gestión del correo a una familia procedente de Italia: la familia Tassi.

Consiguen establecer un eficaz sistema de postas que hace, por poner un ejemplo, que llegue desde  Flandes a Madrid una  carta en 15 días. Esto era un gran avance teniendo en cuenta lo mucho que podía tardar el correo en atravesar Europa.

Felipe V lo transforma en un servicio estatal, pasa a ser del estado y aparece la Real Casa de Correos. Su hijo Fernando VI, empieza con la construcción del edificio, pero por su prematura muerte, se termina ya con Carlos III.
El edificio, que está en la puerta del Sol, es la actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Se pensó en Ventura Rodríguez para el proyecto, pero debido a ciertas desavenencias, se le encomienda a Jaime Marquet. En este momento aparecen novedades tan importantes como los buzones o la figura del cartero.

la mercería más antigua de la plaza - imagen propia

Aquí donde nos encontramos, en la Plaza del Marqués Viudo de Pontejos, tenemos otro establecimiento que tiene mucho que ver con correos. Es la Real Casa de Postas, que fue erigida como complemento a la Casa de Correos.
Se crea en el reinado de Carlos IV y era toda una institución, con un maestro de postas y los postillones (Criados).
Tiempo después, algunas de sus dependencias quedaron al servicio de telégrafos. 
En la segunda mitad del XIX empieza a acoger al cuerpo de la "guardia real". 
Durante la segunda República se encontraba un acuartelamiento de la "guardia de asalto" y corrió peligro de demolición tras la guerra civil.
En la actualidad alberga dependencias oficiales de la Comunidad.


imagen de wikipedia

imagen propia

En esta manzana estaba la famosa Casa Cordero, de la que al final de la visita nos hablará Marisa.
También estaba el Monasterio de San Felipe el Real, justamente esta plaza era el claustro. 
Bajo las gradas de la Iglesia estaba el famoso mentidero de San Felipe, donde todos los chismes y cotilleos se compartían ... y extendían.
Con la desamortización el convento, iglesia y mentidero desaparecen.

Esta plaza se llama del Marqués Viudo de Pontejos, llamado así porque que la marquesa … era ella.
Mariana y Joaquín Vizcaíno son personas muy conocidas, sobre todo él, que fue alcalde de nuestra ciudad entre 1834 y 1836, que, aunque fueron solo dos años de gobierno, dejó una importante huella.


imagen propia

Por ejemplo, realizó mejoras en el empedrado de las calles, el saneamiento y el alumbrado de las mismas. Gestionó la rotulación con las placas. Antes las calles se conocían por los nombres, por el boca a boca y porque siempre se habían llamado así. Pero con este alcalde, la cosa cambia y se ponen los nombres de las mismas.

Otra importante mejora es la nueva numeración. Con la ayuda de su amigo Mesonero Romanos, cambian la numeración dándoles un mayor sentido.
Antes se englobaban en manzanas y se ponía el número de la casa, de la nueva forma, cada calle tiene sus portales y cada portal su número.
Podemos ver aún en muchas ocasiones esta antigua numeración. Si nos fijamos un poquito, vemos unas pequeñas placas en las zonas más antiguas de Madrid.
Pone "Visita G." y un número. Esto quiere decir Visita General (confirmado que estaba anotado para hacer el catastro) y el número de la casa, dentro de esa manzana.


 
antiguas numeraciones de las casas en la plaza Mayor - imágenes propias


Cuando el marqués se "jubila" de su función como alcalde, funda nada más y nada menos que la casa de ahorros y Monte de Piedad. Una institución muy importante, que además cumplía una clara función social.

Estatua del Marqués de Pontejos (Medardo Sanmartí 1889) en la Plaza de las Descalzas de Madrid (wikipedia)


En la Plaza de Pontejos, tenemos la fuente de los pilones. Es una de tantas viajeras de Madrid. Anteriormente estaba en la plaza del Celenque y que tenía la función de traer agua desde el Abroñigal.  

 
imágenes propias

hacia la plaza Mayor - imagen propia

Nos vamos ya hacia la plaza Mayor, por la calle del Marqués Viudo de Pontejos y atravesamos  una que se llama San Cristóbal.
Marisa nos cuenta que había una iglesia (una capilla) bajo esta advocación.
Y es que, casi siempre que hay una calle con el nombre de un santo, es porque había una iglesia o convento.

imagen propia

En la esquina con la calle Postas (enlazando con el tema de correos) tenemos un edificio singular: la preciosa "Posada del Peine".
Es una de las más antiguas de España y data del 1610.
Su primer propietario fue Juan posada. Y cuando en el siglo XVIII se amplió el edificio, el arquitecto que interviene es Juan de Villanueva, en ese momento, arquitecto municipal.
Corren varias leyendas sobre esta posada, pero la mayoría parecen ser "leyendas urbanas" 
Por ejemplo, que en la habitación 126 había un pasadizo por el cual se podía entrar y salir de la habitación sin levantar suspicacias o que había un peine por habitación, atado con un cordel, para que nadie se lo llevase... de ahí el curioso nombre de la pensión.
Fue tan importante que llegó a haber hasta unas 150 huéspedes. 
Hubo personajes ilustres alojados aquí, uno de los que más me llama la atención: Gustavo Adolfo Bécquer.


imagen propia

Se aprecian perfectamente las cerámicas de la escuela madrileña. Una decoración de candelieri o grutescos sobre negro.
El grutesco era un tipo de decoración muy representada en el renacimiento. Se llama así por el descubrimiento en Roma de unas grutas, con estos motivos, que eran afloramientos de la Villa Aurea de Nerón.

imagen propia

En cada ventana además, vemos el caduceo o la vara de Mercurio, que es el símbolo del comercio. (no hay que confundirlo con el otro símbolo similar, la vara de Esculapio, que representa a la medicina.
Esto se puso muy de moda durante todo el siglo XIX y estaba presente en todos los edificios que tuvieran una función comercial.

 
caduceo - imagen propia

En esta calle hay un negocio bien antiguo: La relojería de la calle de la Sal.
Un tierno muñequito, diseñado por Mingote nos observa y se mueve pestañeando, cuando dan las 17:30.
El personaje recuerda a las figuras que nos encontramos en Plus Ultra, enfrente del hotel Palace, aquellos son personajes de Goya y en esta ocasión es un relojero que está manipulando un reloj, aunque detrás de él podemos ver un ejemplo de todos los tipos de relojes que hay... de arena, de sol, un cuco...
Por cierto, el de sol funciona a la perfección.
A los pies del negocio, la plaquita que indica que es un comercio antiguo (esas plaquitas de Mingote)

 
imágenes de Maite Simón y de Isabel Tolosana


imagen propia

Justamente enfrente, tenemos un mural pintado también por Mingote con un maravilloso trampantojos que representa el mundo de Galdós.
Fortunata y Jacinta y en otros pisos, varios personajes inspirados en sus novelas. 

 
imágenes propias

 
imágenes propias

imagen propia

Esta calle se llama de la sal, porque estaba justamente aquí el mercado de la sal, que era un monopolio de la corona, aunque se liberaliza en el XIX. 
A pesar esto, el Marqués de Salamanca lo maneja, como bien sabemos.
Concretamente se llamaba Calle Real de la Sal.

Llegamos a nuestra preciosa Plaza Mayor.
Ya conocemos gran parte de su historia, por otras visitas que hemos hecho. Pero siempre hay cosas nuevas para aprender.
Hoy nos centraremos en un paseo circular, viendo cada una de las calles que la rodean. (diez en total)
La plaza estaba situada sobre la antigua laguna de los Lujanes, después se desecó y se abrió el espacio hacia el arrabal. 
Es curioso, porque ya tiene permiso de mercado desde Enrique II. Siempre ha tenido una clara función comercial.
El diseño más antiguo era obra de Juan de Herrera, y luego la plaza sufrió varios incendios, que hicieron que sufriera otras tantas modificaciones.
Con Felipe III y Juan Gómez de Mora la plaza sufre un cambio más, al quedar ya completamente cerrada (antes eran calles abiertas, no era una plaza como tal)
Finalmente, tras un incendio devastador que duró nueve días en el 1790, hubo que hacer un nuevo diseño que fue proyectado por otro Juan, Juan de Villanueva. A él le debemos la configuración actual de la plaza.
En un principio los pisos eran muchos más, hasta siete alturas, algo muy raro y curioso, puesto que el máximo permitido era solo de tres pisos. Esto era para preservar la intimidad de los conventos (no hay que olvidar que había muchísimos por toda la capital y una altura superior supondría poder cotillear los patios, (entre otras cosas)
Además, para intensificar esta sensación de altura, tenemos otra cuestión, y es que el suelo estaba rehundido, con lo cual los edificios parecían más altos todavía. 
La plaza era centro de vida, con los mercados, las casas de la panadería y carnicería, los puestos... pero también de muerte: aquí se celebraban autos de fe, ejecuciones, tauromaquia...
Los reyes tenían un lugar privilegiado para "disfrutar" de los espectáculos de la plaza, estaban en el primer piso de la Casa de la Panadería (la que está enfrente, la Casa de la Carnicería, no debía molar tanto, por los olores fuertes que se generaban por la actividad que allí tenía lugar...)
Se solía decapitar a ciertos personajes, ahorcar a otros, y a los más influyentes o con dinero, los degollaban, dándoles una muerte rápida (hasta para morir hay clases)
El patíbulo estaba justo delante de los monarcas, había un garrote en Cuchilleros y una horca delante de la Casa de la Carnicería. Qué mono todo...

Empezamos nuestro recorrido por las calles. Hemos entrado por la de la Sal, continuamos por la de Zaragoza.
Esta calle está muy relacionada con la Guerra de la Independencia. Se le puso ese nombre en el siglo XIX en homenaje a la valentía y heroísmo de sus habitantes durante los dos sitios a la ciudad, por parte de los franceses.

del libro de las placas de Madrid


La siguiente es la calle de Gerona. Igual, para homenajear a esta valiente ciudad durante el sitio de Gerona. 
Se puede ver en un mapa la maravillosa idea del plan de Álvarez de Castro. Esta calle sale directamente a la calle Atocha. Siguiendo el trazado de la calle opuesta de la plaza (calle Ciudad Rodrigo) se crea un  eje lineal que comunica directamente dos espacios regios: El Palacio Real y el Retiro.


 
imágenes propias


Siguiente: Calle de las Botoneras. Esta calle hace referencia a un oficio que fue muy valorado durante el reinado de Felipe IV, entre otros. Parece ser que la moda de los vestidos en estos momentos se ha complicado y las ropas tienen docenas de botones que alguien (no los nobles) tienen que abrochar.
Estas son las Botoneras. Aquí estaban las tiendas donde vendían los botones.

Hay una anécdota sobre ellas. 
Parece ser que la reina Isabel de Borbón, la segunda esposa de Felipe IV no soportaba las infidelidades de su esposo (qué raro ¿no?) y que le prohibió expresamente invitar a las fiestas de la plaza a su amante más conocida, doña María Inés Calderón, "la Calderona" (nada que ver con Calderón de la Barca) o también llamada "Marizápalos"(por el personaje de una obra)
Esta María Inés Calderón fue recogida por un hombre vinculado al mundo del teatro, Juan Calderón y se dedicó a ser actriz, y bien famosa, por cierto.

Pues bien, no se sabe cómo, justo enfrente del palco real, apareció la famosa amante en un balcón que se había construido de la nada. 
La reina decide investigar esto y las botoneras, que estaban al tanto de todo y además eran muy cotillas, le cuentan que ha sido el propio monarca el que ha hecho ese balcón para su amiguita.
El rey, cuando se entera de quien ha divulgado su secretillo, prohíbe a estas mujeres seguir ejerciendo su oficio, les quita los permisos, y las pobres tienen que seguir vendiendo botones casi en la clandestinidad.
Menos mal que finalmente el "buen hombre" las perdona... eso si, gracias a la intercesión de la reina.


 
imágenes propias
balcón de "Marizápalos", la "Calderona"


La Plaza Mayor siempre ha sido un lugar de exhibición, de muestra del poderío y la fuerza de los reyes y la iglesia. Se celebraban todo tipo de espectáculos y siempre estuvo muy ligado a la monarquía.
En la panadería estaba el balcón real, desde donde ellos veían las celebraciones. 
Pero el resto de los balcones estaban siempre llenos y además se construían a veces torres para albergar a más espectadores.
Se supone que en sus buenos tiempos tenía cabida para nada más y nada menos 50.000 almas, todo un pedazo de plaza.
Los balcones eran usufructo del ayuntamiento, y si se hacían eventos, los propietarios podían ser desalojados, aunque les daban a cambio otras entradas (más baratas y peores) para compensar un poco ese "desahucio".
A la mayoría les compensaba, puesto que podían igualmente venderlas y sacar algo de beneficio.
También muchas personas se instalaban en los tejados, amontonados y al sol, con lo cual había más de un tabardillo e insolación con resultado de muerte, incluso.

A continuación, una serie de imágenes, proporcionadas por Marisa. En ellas podemos ver mucho de esto que nos ha contado.


juegos en la plaza Mayor - Juan de la Corte. Museo de la Historia de Madrid (1630)

Auto de fe en la plaza Mayor -  Francisco Rizi (1683)

detalle donde se ve a la familia real acudiendo al auto de fe

Ornato de la plaza Mayor con motivo de la entrada de Carlos III en Madrid (1763?)



En la plaza se hacían otros espectáculos menos tenebrosos que los autos de fe, como los carnavales o las beatificaciones, a los que acudían los madrileños en masa.
San Isidro fue beatificado en 1622. Y más tarde, en tiempos de Felipe IV se le canonizó, junto con otros santos más: Santa Teresa de Jesús, San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola y San Felipe Neri.
Esto si que fue un acontecimiento en toda regla.


impresionante vista de los arcos de la plaza - imagen propia


Otra celebración memorable fue la visita del Príncipe de Gales, al que se le ocurrió la gesta de ir por toda Europa con el duque de Buckingham a caballo para pedir la mano de la hermana pequeña de Felipe IV. No lo consigue claro, dadas sus grandes diferencias con la religión, pero se organizaron varios espectáculos y juegos de cañas...en su honor, y esto queda reflejado en algunos cuadros (ver el primero de los de Marisa)

imagen propia

imagen propia

Ya llegamos a la siguiente calle de nuestro recorrido. La calle Toledo.
En esta calle estaba el gremio de los cofreros. (por eso se llama a este arco por ese nombre)
Es un cruce de caminos importante, se llegaba desde los pueblos de Toledo hasta la calle Mayor, y luego se podía ir hacia Alcalá y el camino de Aragón. 
Es pues una de las principales arterias de la capital.


imagen propia

imagen propia

Lo siguiente a destacar es el pasaje del Arco de Cuchilleros.
Juan de Villanueva construye un talud para salvar el desnivel con la cava de San Miguel. Con este talud  consigue compactar las tierras y lograr que el conjunto no se derrumbe.

imagen de Isabel Tolosana

En este lugar se encuentra la entrada de la casa de Fortunata, en la novela de Galdós. 
A mi me hace especial ilusión pasar por aquí, ya que lo estoy leyendo justamente ahora y estoy muy metida en el mundo galdosiano.

Además, podemos contemplar el púlpito desde el cual el fraile Antonio del convento de San Gil arengó a los madrileños contra los franceses.


imagen propia

auténtico nombre de la calle de Cuchilleros - imagen propia


Lo cierto es que los comercios y bares de la Plaza Mayor tienen su encanto.
Aunque lo que más mola son las tiendas de toda la vida, como las sombrererías o los locales dedicados a la filatelia, lo cierto es que los bares tienen un estilo que no deja a nadie indiferente.
Se nota que estamos en pandemia y que es miércoles soso por la tarde... pasemos por donde pasemos nos ofrecen entrar a tomar algo...

imagen propia

imagen propia


Llegamos a otra de nuestras calles, la de Ciudad Rodrigo... también tiene que ver con la Guerra de la Independencia. 
Por cierto, me pregunto si todas esas hordas de franceses que toman Madrid estos días son conscientes de que en el pasado sus antecesores fueron taaan odiados aquí...jejeje, todas las calles de la zona son en honor a la resistencia frente a los galos...
Los ingleses vienen a ayudar con el Duque de Wellington (Arthur Wellesley) y se procede a la reconquista de Ciudad Rodrigo. Fernando VII le nombra, por cierto, Duque de Ciudad Rodrigo tras haber ayudado en la recuperación de esta ciudad. Ese título consta entre todos los que ostenta.
Antiguamente se llamaba "Calle Nueva" y desembocaba en la desaparecida, pero importante Puerta de Guadalajara.

imagen propia

La salida desde la Plaza Mayor se hace pasando por un espectacular arco de triunfo que nos llevaría hasta la plaza de San Miguel.

imagen de wikipedia

Llegamos a otra calle, de las que rodean la plaza. Es la del 7 de Julio.
Curiosamente, antes se llamaba "calle de la amargura" y hay varios posibles orígenes para tal nombre.

Por un lado, se decía que había cerca una laguna, donde crecían ciertas hierbas amargas. Esta idea está muy ligada a los judíos, que durante la pascua toman hierbas amargas siguiendo una antigua tradición.

Por otro lado, en este lugar se despedían las familias de las tropas que ayudaron a Alfonso VII en la reconquista de Algeciras.

Otra teoría es, que por esta calle, entraban y salían los condenados a muerte por la Inquisición... y los familiares derramaban amargas lágrimas, por los seres queridos que habían amado hasta ese día (qué triste todo, por Dios...)

imagen propia

Lo que provoca el cambio de nombre es otro episodio que tuvo lugar en 1822.
La defensa de la milicia nacional de la plaza el 7 de julio de 1822 contra el ataque de la Guardia Real.
Fernando VII intenta acceder de nuevo al poder de modo absoluto, a pesar de haber jurado la Constitución de 1812.
En definitiva fue un golpe de estado fallido, entre la valentía de la milicia y la actitud un tanto cobarde del rey Felón (o el Deseado, Fernando VII)

imagen de wikipedia

imagen propia


Ahora llegamos a un pequeño callejón, ya que no podemos llamarlo calle, que une la plaza con la calle Mayor. Es el llamado Callejón del Infierno.

Tan tierno nombre puede deberse a que en uno de los graves incendios que asolaron la plaza, (concretamente el de 1672) salían las llamas por aquí, como en una especie de embudo llameante y demoníaco, que hizo que se quedara el callejón con este insólito nombre.

Además, en el número 2 de este callejón, vivía Martín Merino, el llamado "Cura Merino" famoso por el intento de asesinato de Isabel II, a la que llegó a acuchillar.

También tuvo su vivienda en esta calle el sacerdote Cayetano Galeote quien asesinó en 1886 con un revólver al obispo de Madrid, Narciso Martínez, y terminó sus días encerrado a perpetuidad en un manicomio de Leganés.
Joe, visto así, realmente tiene algo de satánico y maldito este callejón, ¿no?


imagen propia

Hay dos pequeños escudos en la pared cercana, pero aunque he buscado y rebuscado información, de momento no he podido encontrar nada sobre ellos.
Pero tengo que dejaros las fotos que hicimos, porque son una auténtica monería.
Al menos, así me lo parece a mí.

 
imágenes de Maite Simón y de Isabel Tolosana


Llegamos a la última de las calles, la Calle de Felipe III.
En el plano de Chalmandrier de 1761 aparece como la calle de los Boteros. (los que fabricaban las botas para el vino tenían en esta calle el gremio)
En 1847 se traslada al centro de la plaza la estatua de Felipe III por iniciativa de Mesonero Romanos.
Esta estatua, como ya sabemos, estaba en el palacio de los Vargas, en la casa de Campo. Esta hecha por Giambolonia y Pietro Tacca.
En 1851 se llamó ya calle de Felipe III, aunque durante unos años, y muy brevemente se llamó calle de la Milicia Nacional (imagino que en relación con los hechos narrados antes del 7 de julio...)

Antes de abandonar la Plaza Mayor, Marisa nos cuenta que la reina Isabel II ajardina la plaza en un intento de eliminar la tauromaquia. 
Aunque desde el Concilio de Trento estaba ya prohibida, lo cierto es que los madrileños se saltaban a la torera (y nunca mejor dicho) tal prohibición, y seguían celebrándose espectáculos taurinos como si nada.
Además pone la estatua de Felipe III en el centro, y es que este monarca es el primer rey madrileño, nacido en Madrid, vamos.
El nombre de la Plaza Mayor ha cambiado muchísimo, según el gobierno y el periodo histórico en el que nos encontremos.
Al principio se llamaba Plaza del Arrabal. Luego Plaza Real o Plaza de la Constitución, dependiendo si el gobierno era liberal o progresista.
Incluso durante la república se llamó Plaza de la República... Todo un pastiche de nombres, para referirse a ella.

La Calle Mayor y el entorno de Sol se ensanchan durante el reinado de Isabel II.
En esta zona podemos ver grandes casas de viviendas, construidas para alquilar.
Se decía de sus dueños que "vivían de las rentas".
Se puede ver un cambio en el tipo de edificios. Un eclecticismo en la arquitectura.
Y también unas pinceladas de modernismo. Todo ello muy alejado de todos los "neos" del siglo XIX, que tanto habían triunfado en las construcciones aristocráticas, neomudéjar, neobarroco... (vimos muchos ejemplos en los barrios de Almagro y en la Castellana) 

En Cataluña la concepción del modernismo fue total, desde la misma arquitectura. En Madrid se queda solamente en las fachadas, en los elementos decorativos. 
Podemos ver elementos de la naturaleza integrados en las fachadas, pero sin ser lenguaje modernista absoluto.
Solo hay un edificio en la capital, que se pueda considerar enteramente modernista: La Sociedad General de Autores y Editores - SGAE, en la calle de Fernando VI: El Palacio de Longoria.

 

 
calle de Felipe III - imágenes propias

Salimos ya a la calle Mayor, donde va a finalizar la interesante visita de esta tarde.

Os dejo una entrada de un blog, que curiosamente se llama "Conocer Madrid"
En el que se habla largo y tendido de la calle Mayor y sus edificios:

Si se hurga un poquito da mil y una ideas para visitar en Madrid, todo un descubrimiento de blog.

En el número 16-18 de la calle, nos encontramos frente a un edificio que pertenecía a la Compañía Colonial. Se construye entre 1906 y 1909 por los hermanos Mathet, Miguel y Jerónimo Pedro.
Aun queda un vestigio de toda esta época de comercio de café y chocolate: La fábrica de chocolate Eureka en Pinto.

Una curiosidad muy dulce.

imagen propia

de la web Modernism in spanish arquitecture

fábrica de chocolate de Pinto - imagen de La Voz de Pinto


Este otro edificio que sigue es también impresionante. Viviendas para el Duque de la Torre.
Calle Mayor 6.

imagen propia

Casa de Ruíz de Velasco, en el número 5. Construida por José Sallaberry en el 1904. Tiene una decoración muy profusa aunque un poco basta, pero resulta precioso el conjunto.
Debió dedicarse al comercio, ya que vemos el caduceo representado varias veces en la fachada.



 
imágenes de Isabel Tolosana


Por último, visitamos el interior de la Casa Palazuelo. En el número 4 de la calle.
Desde que Isabel me lo enseñó, hace un par de años, no he dejado de venir a verlo con gente. He traído a Gema, a Manolo, y yo misma me he colado un par de veces. Y es que resulta hipnótico porque es una maravilla arquitectónica.

imagen propia

Es obra de nuestro querido Antonio Palacios, el arquitecto favorito del Madrid de principios del XX. (y el mío)
El edificio se construye en 1920 sobre un solar irregular, por eso tiene este patio de luces tan particular.
Es un edificio pionero. Demetrio Palazuelo se lo encarga para hacer oficinas, a modo de edificio comercial, no para viviendas. 
Es uno de los primeros que se construyen en Madrid con este fin.

imagen propia

imagen propia

Es genial el uso de luz natural, que hace que llegue en su totalidad al interior.
Las lámparas son de un precioso estilo art deco.
Utiliza el pavés en el suelo, tal como hizo en el Palacio de Comunicaciones, que vimos el año pasado.

Los ascensores, protegidos por su antigüedad, resultan impresionantes también.

En fin, una maravilla de sitio.
Para los amantes de la arquitectura y de la fotografía.

 
imágenes propias

ascensor - imagen propia

Para terminar la estupenda tarde, un par de cosillas más.
Desde aquí podemos ver donde estaba la antigua Casa Cordero o Casa del Maragato. 
Os copio de mi propio blog, un fragmento de la entrada del Museo del Romanticismo:

En un lugar destacado un cuadro de Santiago Alonso cordero,  personaje que aparece siempre vestido de maragato, puesto que era de León. 
Tuvo importancia política (dentro de los liberales) siendo diputado en Cortes por Astorga y poseedor de una gran fortuna gracias al transporte de mercancías. 
Curiosamente le tocó la lotería nacional y el estado al no prever el gasto del premio, le tuvo que pagar, cediéndole una casa en Sol que recibió su nombre "la Casa Cordero".


Armas de la Casa Cordero. Esquina de Calle Mayor con Esparteros. Wikipedia 

Casa Cordero en 1849 - wikipedia


ANÉCDOTA: Se cuenta que invito a la reina Isabel a su casa de la puerta del Sol y se ofreció a alfombrar el suelo con monedas de oro para recibirla. La reina lo rechazó ya que al tener las monedas su rostro no debería pisarlas. 
Él fue tan chulo y farruco que respondió que las pondría de canto...
(riquiño por encima de todo)



imagen propia

En el espacio que ocupaba la Casa Cordero (que por cierto, estaba edificada sobre el solar donde se emplazaba el convento de San Felipe, la iglesia y el famoso mentidero y sus gradas) como decía estaba en la segunda planta la llamada "fonda la vizcaína".
De la web "entre dos amores":

Abrió sus puertas en 1846 con precios y calidades superiores a otras fondas madrileñas. Ofrecía platos adaptados al gusto de los visitantes extranjeros, sin abundante aceite y ajo. Y ofrecía los menús en table d'hôte (menú del día a precio fijo que se sirve en un salón con todos los huéspedes juntos), algo muy novedoso para la época, máxime cuando era habitual en las fondas madrileñas comer en las habitaciones y por encargo. Hacia 1869 se convirtió en Hotel Inglaterra.

Varios personajes ilustres se alojaron aquí y destacaremos a Hans Christian Anderson, más que nada porque hay una placa que nos lo recuerda.

imagen de memoria de Madrid

Y con esto y un bizcocho... terminamos la visita.
Como siempre, un placer.
Y vámonos a por nuestras cerves, que nos las hemos ganado.
Soy feliz.

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