Uno se puede preguntar...¿cómo que en el microondas? ¿no se hace un pastiche con la carne y sale una masaza como un pastel?
Pues no, salen perfectamente, redonditas y jugosas.
Esto es una idea de Cristina Galiano, de la cual tengo varios libros y me parece una crack en esto de la cocina sana y tal.
La cosa es como sigue:
Se prepara la masa de las albóndigas del modo acostumbrado, o sea, con su ajito y perejil, pan rallado, sal, chorro de leche, 1-2 huevos batidos...
También se prepara la salsa que tengamos por costumbre hacer, yo hago una muy rica con cebollita, pimiento, tomate y cuando termina de pochar, añado un majado de perejil, ajo y vino (la receta de albóndigas de mi madre de toda la vida)
Mientras se van formando las albóndigas, pero eso si, con pan rallado en lugar de harina y se van colocando en un recipiente hondo que tenga tapa, así tal cual, colocaditas en el fondo sin preocuparse mucho.
Cuando esté terminada la salsa, se vierte caliente sobre las albóndigas crudas y se tapa.
Meter al microondas 3-4 minutos a máxima potencia.
Los tiempos son orientativos, y mientras no se controlen, lo mejor es sacar una de las del centro y ver si está hecha.
Si no es así, meter otro par de minutos más, pero hay que tener cuidado, pues si nos pasamos de tiempo, pueden quedar resecas y sin gracia.
Si se hacen así, son mucho más sanas porque no están fritas y además nos evitamos el engorro de la sartén, fritangorra, olorcillo y tiempo.
Yo las he probado y doy fe de que no están nada, nada mal (hombre, con ciertas salvedades, claro) pero son más que pasables, de verdad. Y si alguién no me cree, que lo pruebe.
Una idea interesante puede ser preparar las albóndigas y la salsa por separado, congelar y el día que se utilice en un momento tenemos un plato consistente acompañándolo de arroz, patatas o ensalada.