Hoy vamos a ver un aspecto distinto de la ciudad, Madrid en su pura esencia.
El Madrid más chulapo y castizo. Me encanta.
El tema de hoy son las corralas, viviendas pequeñas y modestas donde vivía un sector trabajador y en muchos casos pobre.
Comenzamos nuestra andadura en la plaza de Tirso de Molina.
En esta plaza antes estaba el convento de Nuestra Señora de los Remedios, de la orden mercedaria. Así se le conocía también como el convento de la Merced.
Su fin era rescatar esclavos de los turcos y del norte de África. En muchas ocasiones se intercambiaban los propios monjes por los que estaban retenidos.
Su escudo tiene la bandera de la corona de Aragón, con lo que luce unas bandas rojas y amarillas.
Esta plaza era conocida como la plaza del Progreso... Y todo se llamaba así: el teatro del Progreso, la estación de metro de Progreso... incluso hay unas galerías comerciales que se llamaban así, como nos cuenta Lola.
En la plaza tuvo su primer estudio Joaquín Sorolla y los hermanos Bécquer vivieron en una casa de la misma plaza.
Es pues un lugar lleno de historia.
En la estación de metro se conservan los azulejos originales de Antonio Palacios y el escudo de tonos broncíneos, procedente de Cuatro Caminos, que se puso en 1921.
imagen de La Vanguardia
Al hacer las obras, se encontraron multitud de huesos del cementerio del convento.
Hay toda una leyenda de fantasmas en torno a esto. Si ves a una anciana acompañada por dos señores en la estación de Tirso de Molina... ojo, pueden ser espectros...
En 1943 se erige una estatua a uno de los mercedarios más famosos: Gabriel Téllez, o sea, Tirso de Molina.
imagen propia
En el pedestal de la escultura están escritos los títulos de algunas de sus obras de teatro, y podemos ver también el escudo de Madrid con el oso y el dragón.
imagen propia
Por la parte de atrás, el escudo de los mercedarios con la cruz patada. (de patas)
imagen propia
imagen propia
En esta plaza podemos ver la sede de la central sindical, la CNT.
imagen propia
El Mercado de las flores se ha rehabilitado a principios del XXI, en el 2008, inspirándose en el libro de "El Principito"
Así como el protagonista cuida y protege a su amiga la rosa, estos contenedores se instalan con el mismo propósito, para proteger a las flores que se venden aquí.
Me parece de una simbología preciosa. (pelos como escarpias al oír la historia que nos cuenta Marisa)
Además, cada cubículo tiene el título de una de las obras de Tirso en la parte de arriba, rindiendo homenaje al autor que da nombre a la plaza.
imagen propia
En uno de los lados, podemos ver una casa palacio del siglo XVIII, que, por fortuna, se está rehabilitando.
A mediados del XIX muchas de las casas palacio se abandonan y los propietarios se van a vivir al ensanche. Más lejos del centro donde pueden vivir más cómodamente y con más higiene.
Puede pasar que se reconviertan o se abandonen.
Este éxodo de las clases más altas tiene además otra consecuencia: el empobrecimiento del centro de Madrid.
Pasamos por una de las llamadas "tabernas históricas". Realmente preciosa.
imagen propia
imagen propia
Las calles del centro siempre están rodeadas de anécdotas. Como por ejemplo esta calle de la
Espada, en la que nos encontramos.
Había una escuela de esgrima y lo curioso es que se anunciaban así, con una espada que colgaba a la entrada.
Hoy, nos queda el recuerdo en esta placa.
imagen propia
Por la calle que vamos, la del Duque de Alba, encontramos dos cosas bien chulas.
La primera, una placa de bronce en el suelo, obra de Mingote, que nos indica que estamos ante uno de los comercios más antiguos de la zona, la tienda de ropa Palomeque:
imagen propia
La segunda, un edificio de 1860, sede del El Imparcial, diario liberal e independiente que tuvo mucha relevancia desde 1867 al 1933. Lugar importante para los escritores de la generación del 98.
imagen propia
imagen propia - se conserva sobre la ventana un recuerdo de su pasado
imagen propia
Ha sido durante años un cine "X" en el que yo, particularmente evitaba siquiera mirar en mi juventud cuando iba hacia el rastro.
Ahora se ha reconvertido en un bar muy chulo, que proyecta películas, ya de otra temática y que ha dejado atrás su sórdido pasado.
Isabel Tolosana, muchas gracias por descubrirnos este secreto tan poco conocido.
imagen de metalocus
Llegamos al Palacio de la duquesa de Sueca. (es la supuesta entrada al Ministerio del Tiempo... en la serie de ficción, jejeje)
También llamada la Casa de las Temporalidades, actúa como un pre noviciado, donde los que iban a tomar los hábitos se despojaban de sus bienes materiales.
No hay que olvidar que, a sus espaldas está el Colegio Imperial (Colegio de San Isidro) de los jesuitas. La también llamada la Colegiata.
En el siglo XIX vivía la duquesa de Sueca, también llamada la Condesa de Chinchón, esposa de Manuel Godoy.
Con el paso del tiempo el palacio se abandona y ahora el ayuntamiento lo está restaurando, esperamos ver en qué y cómo acaba.
imagen propia
Justamente enfrente tenemos el Palacio duque de Alba. Es un título que procede de la época de Carlos V, y el primer duque fue Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel.
Este palacio fue reconvertido en viviendas y locales comerciales.
imagen propia
Llegamos a la encrucijada de la calle de los Estudios (recordamos el cercano Colegio Imperial de la Compañía de Jesús) y la calle San Millán, llamada así, porque en este lugar estaba el arrabal del mismo nombre, al abrigo de la iglesia de San Millán. Una iglesia más de las desaparecidas con la desamortización.
Haciendo esquina un bonito edificio que fue propiedad del Banco de Santander y que hoy en día está un poco desangelado.
EDITO:
En una visita posterior con Javier (junio 2024) nos cuenta que se trata de un edificio de 1919 y que eran los almacenes de una antigua sastrería de la cercana calle de la Magdalena.
Y que en los años 80 en la parte de arriba, había unos billares muy chulos.
imagen propia
Pasamos por la calle Juanelo, llamada así en honor a Juanelo Turriano o Torriani, matemático, ingeniero e inventor hispano-milanés (1501-0585) de la época de Carlos I.
imagen del libro de las placas de Madrid de José Luis López Checa
imagen del libro de las placas de Madrid de José Luis López Checa
La plaza de Cascorro era llamada "el tapón del rastro" por tener multitud de casas apiñadas que hacía que se amontonaran las personas, y con ellas los desechos, las basuras y la chatarra.
Ya Mesonero Romanos, famoso escritor de artículos de costumbres de Madrid aconsejaba quitarlas y finalmente se diseñó un proyecto para su derribo y se crea una plaza que acaba con este hacinamiento.
imagen propia
La plaza y la estatua están dedicadas a Eloy Gonzalo, héroe de la guerra de la Independencia de Cuba.
Cascorro es un pueblo de Cuba famoso por la batalla del mismo nombre.
Este militar fue un niño de inclusa, abandonado en la cercana calle de Mesón de Paredes. En esta época no era nada raro, había unos 2000 niños abandonados en el siglo XIX.
Nuestro héroe, armado con una lata de petróleo y una antorcha, intenta quemar las cabaña de los mambises (guerrilleros independentistas) y se presta como voluntario, atándose con una cuerda alrededor para que se pudieran rescatar su cadáver (qué épico todo).
Salió ileso de esta batalla, pero tristemente murió de una terrible enfermedad tropical, de esas que sufrían multitud de soldados por la mala higiene y la pésima alimentación.
La escultura es de Aniceto Marinas y fue inaugurada por Alfonso XIII en el 1902.
imagen propia
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Pasamos por la calle de las Amazonas, que también tiene una curiosa historia.
En tiempos de Felipe II, se celebra una boda, el rey se casa con Isabel de Valois y se da un maravilloso espectáculo con acróbatas.
Entre los artistas unas señoritas que se alojan por estas calles, y queda su nombre (y una placa) para el recuerdo.
imagen del libro de las placas de Madrid de José Luis López Checa
Llegamos a un edificio imponente, que es la Escuela Mayor de Danza del Ayuntamiento, y que en sus bajos alberga también el Banco Solidario de los Mensajeros de la Paz, que tanto hace por los más necesitados.
imagen propia
Es un lugar espectacular.
Ya en el plano de Teixeira aparece como "el cerrillo del Rastro", llamado así al estar en una zona elevada.
El matadero estuvo aquí, en el camino de Toledo. Pero debido a los malos olores y el malestar que producía, se traslada a la zona de Arganzuela (el actual Matadero) en el 1928.
El rastro de sangre y vísceras de los animales sacrificados dieron el original nombre a esta zona tan popular.
Se llama Ribera de Curtidores, haciendo alusión al oficio derivado de tratar y curtir las pieles de los animales sacrificados. Muy cerca estaban también las tenerías, donde se trataban las pieles.
Por último, otro producto derivado de esta actividad de matarifes es el sebo, la grasa con la que se producían velas, con lo cual, este gremio también estaba situado en esta zona.
imagen propia
Era este un lugar de arroyos y se nota por la pendiente continua de las calles. Van hacia el río Manzanares.
imagen propia
En el escudo de la fachada, tenemos una vez más al dragón y también un bonito ejemplo de la corona almenada.
imagen propia
Aprovecha Marisa para enseñarnos desde arriba un claro ejemplo de un casa a la malicia, construida con una fachada falsa para evitar el impuesto de regalía y alojar a los funcionarios de la corte (simula que tiene menos altura y así se libran de tener que dar cobijo)
imagen propia - se ven perfectamente las diferentes alturas
A espaldas de la Escuela tenemos la plaza del General Vara del rey. Este militar luchó en las terceras guerras carlistas y en las de la Cuba y Filipinas.
Participa en la batalla de El Caney, donde muere, junto con su hermano y un sobrino, como un héroe.
Marisa conoce a unos descendientes suyos, unos sobrinos o parientes lejanos. Ella dice que son apuestos, como el de la placa (jijijiji)
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La calle de Mira el Río Alta está en esta zona.
El nombre viene de las crecidas del río Manzanares, que, en un tiempo lejano eran tremendas y se podían ver incluso desde aquí.
Abajo veremos la otra, la de Mira el Río Baja.
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Ahora, un momento emocionante de la tarde.
Marisa nos quiere enseñar una corrala auténtica, de las que quedan en pie, de las que tienen habitantes.
Está en los números 5 y 7 de Ribera de Curtidores.
Según ella siempre que ha venido con una visita, la puerta está abierta. Pero nosotras... la encontramos cerrada a cal y canto.
Esperamos un rato por si entra o sale alguien, y es finalmente una señora que está tendiendo la ropa en un balcón la que nos abre. (como no deja de mirarnos, Lola le echa un poco de cara y le pregunta si nos abre para ver la corrala)
El sitio es ... alucinante.
imagen propia
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Entramos un momento al Museo de las Artes Populares para ver El Corralón.
En los 80-90 quedan unas 400 corralas en Madrid. No se podían rehabilitar o bien estaban fatal.
Con Tierno Galván se revitalizan y arreglan muchas de ellas y una de las más interesantes es esta, que tiene instalado un Museo que proviene de la UAM (Universidad Autónoma de Madrid)
Las corralas son un tipo de vivienda de corredor, con unos pasillos alrededor de un patio central. Posiblemente su origen esté en las casas romanas como las domus (villas de los ricos) y las insulae (pisos más pequeños para las clases humildes)
El tema de los patios es común en todo el mediterráneo (tiene mucho sentido en toda la zona para poder refrescar las viviendas)
Luego en el Renacimiento, los patios están presentes en las casas de hidalguía.
Madrid era corte en el siglo XVI y se alojan aquí muchas familias. que vienen buscando fortuna. Hay muchísimas casas construidas de este modo.
Se empiezan a alquilar para representaciones teatrales y es el inicio de los corrales de comedia.
Es todo un negocio especulativo y muy rentable.
imagen propia
Estas casas son muy pequeñas, tienen 30 m como máximo, con 2 habitaciones y un hornillo...
La vida se hacía en la calle.
En el patio, unos fustes de madera y cemento, rematados con un capitel con zapatas sujetan los corredores.
Había "cero intimidad", ya que en convivían hasta dos familias en algunas de las viviendas.
Cuando llegan los retretes a las casas, suele haber solo uno por planta...
Lo que si que había era un pilón para el agua. Aquí lavaban la ropa y se surtían de este bien tan preciado.
Las clases populares vivían aquí. Y había dos figuras importantes: la portera, que vigilaba que todo estuviera bien y pendiente de la moralidad (y de los chismes) y el casero, que cobraba el alquiler y del que huían todos, escaqueándose de los pagos. Estos personajes salen en multitud de obras, zarzuelas y sainetes.
Esta casa concretamente fue una casa de postas. Se ve bien por el gran paso de carruajes que tiene. Aquí descansaban los caballos, junto con los viajeros.
Luego se reconvierte en viviendas y en pequeños comercios y talleres.
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En el siglo XX, pasa a albergar las donaciones de la profesora Guadalupe González-Hontoria y Allendesalazar.
Las dona a este museo. (y solo hay una mierda de mini plaquita que pongo para rendirle homenaje y que se vea bien)
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En esta zona del Rastro, era muy común la venta de baraturas y objetos de segunda mano (ahora muy de moda gracias a la importancia que le damos a la ecología y la sostenibilidad)
Se derriban muchísimas casas (por ejemplo, todas las que caen en la reforma de la Gran Vía o los palacetes desaparecidos de la Castellana) y muchos de los objetos que no quieren los familiares se revenden aquí.
Curiosidad: las almonedas son objetos de menos de 50 años, las antigüedades de más de 100 años.
Todo tiene cabida aquí.
Entramos a una bonita galería, que es de los 60, a pesar de lo que pone en el pie de farola de 1898.
imagen propia
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Mucho más famosas, las Galerías Piquer, de 1950. Son una inversión de Dña. Concha Piquer.
Por supuesto, entramos al precioso patio... o hasta donde nos dejan.
El arquitecto es José Aspiroz y Aspiroz.
Con una mezcla entre el clasicismo y el barroco madrileño, sus terrazas porticadas y su amplio patio son una delicia.
imagen propia
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Se construye una gran Torre de viviendas además de los locales, y todo ello le debía proporcionar buenas rentas a la Sra. Piquer.
Vivieron personajes muy variopintos, a los que les chiflaba esta zona.
Se dice que Patxi Andión vivió aquí (hay una canción dedicada al rastro ...1, 2 y 3 1, 2 y 3 lo que usted no quiera para el rastro es...🎼🎼)
Se le llamaba también el corralón del francés.
imagen de Isabel Tolosana
imagen propia
En Madrid, hay mucho éxito con los bazares de antigüedades. Se quiso llevar estas tiendas al mercado de la puerta de Toledo, pero no funcionó el proyecto y siguen aquí.
En el siglo XVIII, ya había tradición de venta ambulante (prohibida en Madrid, siempre presentes los problemas con los impuestos...) y disimuladamente se fueron colando por la zona poco a poco los domingos, hasta llegar a lo que tenemos hoy en día.
Aunque es increíble que hasta el 2000 no haya una ordenanza del ayuntamiento regulando todo.
imagen propia
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Dejamos atrás tiendecillas y galerías comerciales, y llegamos a un edificio muy moderno que es un homenaje a las antiguas corralas de pasillos de corredor.
imagen propia
Muy cercana, la calle Mira al Sol Baja y al fondo la plaza del Campillo del Mundo Nuevo, que se abrió y formó en relación con una serie de fenómenos meteorológicos que transcurrieron durante la pequeña edad del hielo, entre los siglos XV y XIX.
Concretamente en 1434, durante el reinado de Juan II de Castilla (padre Isabel la Católica) llovió durante tres meses seguidos y hubo tremendas crecidas del río.
Corrimientos de tierra, hundimiento de casas, animales muertos, hambruna terrible. Las crónicas decían que solo se podía comer trigo cocido... un desastre humanitario.
imagen propia (felices cuando ya se habían pasado las terribles lluvias)
imagen del libro de las placas de Madrid de José Luis López Checa
Muy cerca, las calles del Ventorrillo y Santiago el verde.
El ventorrillo hace alusión a un famoso mesón en el que se servía un vino muy bueno, procedente del Tiemblo (Ávila)
La otra calle hace alusión a una romería. En una ermita de Santiago en el río Manzanares que había en una isleta.
Se hacía el 1 de mayo, el momento más verde de la primavera. (Esto tiene que ver con la cercana población de Villaverde)
imagen propia
imagen del libro de las placas de Madrid de José Luis López Checa
Subiendo un poco más, llegamos al Mercado de San Fernando en la calle de Embajadores.
En un estilo racionalista y un tanto ecléctico, con sus chapiteles barrocos.
Es un edificio de los años 40 proyectado por Casto Fernández Shawn, con un estilo que recuerda a los Austrias, y a todo el poder que tenían (no olvidar que este proyecto se realiza en pleno franquismo, cuando se mira hacia atrás, a los momentos de mayor gloria de nuestro país)
imagen propia
Nos dirigimos por la calle del Sombrerete y encontramos la curiosa Casa de la Vela y su reloj de sol.
Ocupa toda la fachada, y podemos ver los vestigios de una antigua corrala en uno de los lados.
imagen propia
imagen propia
Debajo, la inscripción:
“CASA DE LA VELA
Que el arquitecto Javier de la Vega Regatillo, enderezó y restauró a instancias de la E.M.V del Ayuntamiento de Madrid. Esta pintura-reloj solar se comenzó el día 13 de mayo dándose por terminada el 8 de julio de 1985 y se dedica a los vecinos de Embajadores.
Aragonés”.
imagen propia
Llegamos a la plaza de Arturo Varea, cronista de la guerra civil en Madrid.
Con obras tan interesantes como "la de forja de un rebelde" y un programa de radio "La voz incógnita de Madrid" (cielos, me encanta como se llama todo)
La plaza cambia de nombre con el gobierno de Carmena.
Anteriormente era la plaza de Agustín Lara, músico del que podemos ver la estatua en la misma plaza. Es el autor de canciones tan conocidas como "Granada" o "Solamente una vez"...
Dominando el espacio, las Escuelas Pías de San Fernando. Edificadas sobre el solar del mercado del mismo nombre, fueron bombardeadas el 19 de julio.
Hoy en día, se pueden ver rehabilitadas de un modo un tanto peculiar y albergan parte de un centro asociado a la UNED y una biblioteca.
imagen de time out
La Orden de San José de Calasanz a la que pertenecían estas escuelas, hablaba de los derechos del niño ya en el siglo XVI. Esta institución hizo mucho por muchachos de la zona. Sobre todo hijos de las cercanas cigarreras. que en los momentos de más auge de la fábrica, llegaron a ser unas 6.000.
Son los famosos escolapios (escuelas pías...)
imagen propia
imagen propia
Llegamos a las corralas del sombrerete que en realidad ocupaban toda la plaza (ahora podemos ver solamente la mitad, sería un edificio que cerraba en cuadrado, con el enorme patio en el centro)
Se han llegado a representar zarzuelas dentro de las actividades de los Veranos de la Villa, rememorando cómo debían representarse estas obras en sus comienzos.
Están declaradas Bien de Interés Cultural.
Aquí ya podemos ver columnas con hierro forjado, un material que se van incorporando poco a poco, ya no solo se usa la madera como las que hemos visto en el corralón del museo de Artes Populares.
imagen propia
Las cigarreras le daban ambiente al barrio. Ellas cobran poco pero disfrutan de cierta independencia (ya se sabe, en el país de los ciegos, el tuerto es el rey...)
Trabajan por "datas" (cantidad de tabaco que las corresponde). Hacían cigarros que ellas llamaban "hijos", y les pagan en función a los que entregan.
Trabajan a destajo, son las chulapas, mujeres un poco ordinarias y descaradas pero muy honradas (presumían de ello)
Mujeres deslenguadas y frescas, independientes.
En la fábrica de tabacos hubo hasta una sala de lactancia, aunque muchas veces se las veía en los patios de la misma con sus bebés.
Aquí se forjan las primeras asociaciones sindicales, hay mucha fraternidad entre ellas y salen de aquí las primeras líderes sindicales de principios del XX.
Marisa nos pasa un interesantísimo artículo, que os invito a leer, en el que hay incluso un poema dedicado a ellas y a su trabajo:
Ellas debían poner el material, las sillas, las tijeras... los útiles.
Curiosidad: la manera en la que se organizaban para la comida. Cada una trae un ingrediente y la "pucherera" se encarga de preparar el menú, del que luego todas comerán.
Los nombres de las calles Tribulete y Sombrerete.
Tribulete hace alusión a un popular juego de petanca que se jugaba mucho en esta zona.
Sombrerete por la llegada de un supuesto rey de Portugal, que resultó finalmente que era un pastelero portugués que pretendía quedarse con el trono. Felipe II lo ejecuta y tortura y pasea por las calles de Madrid su sombrero pinchado en un palo para mofa y escarnio, hasta que termina en un estercolero (el sombrero)
Una historia de lo más gore y truculenta.
Por último, un rápido vistazo a la plaza de Lavapiés, aquí se decía que estaba la judería de la ciudad, pero es falso. En 1492 se expulsa a los judíos de la península y los que quedan están en las zonas más céntricas y altas de la capital.
El nombre de Lavapiés tiene un posible origen en la cercanía de la mezquita que había, en la que los moriscos debían hacer continuas abluciones para poder rezar. (lavándose los pies, entre otras cosas)
Otra teoría, la más verdadera, por lo visto, es que estamos en una zona baja y cuando llueve, escurre todo el agua de las zonas más altas y cuando llega a esta plaza, al pasar por ella, chapoteabas y te "lavaba los pies"
Esta zona era una de las más chulas y populares y estaban representados las chulapas, manolos y manolas. Una zona obrera y semi industrial con la presencia de las fábricas de tabaco o de coches.
Hoy ha cambiado mucho por la inmigración
En un primer momento llegaron inmigrantes chinos, luego indios (realmente, según nos cuenta Isabel bangladesíes) y finalmente población africana.
imagen propia
Se ha visto reflejado en revistas y reportajes como uno de los barrios mas cool de la capital, pero la realidad es que sigue siendo un lugar un tanto conflictivo y con muchos problemas sociales.
Lo mejor, es que hay muchas asociación de vecinos y plataformas que poco a poco intentan que el barrio se revitalice.
Y a veces se consiguen cambios importantes.
Ojalá podamos volver a ver de nuevo la esencia de este barrio tan castizo como es el de Lavapiés.

















































































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