jueves, 28 de abril de 2022

CONOCER MADRID 4 - MUSEO DE SOROLLA Y LA EXPOSICIÓN "LA EDAD DICHOSA" - 27 ABRIL 2022

Hoy vamos a uno de mis sitios favoritos de Madrid. (bueno, esto es mucho decir... siempre me encanta casi todo lo que visitamos...jejeje)

El Museo Sorolla es uno de los más bonitos de nuestra ciudad. Realmente es casa-museo, ya que en este lugar vivió, junto a su familia, nuestro pintor.

En pleno Paseo del General Martínez Campos nos encontramos con la preciosa Casa-Museo del genial pintor valenciano.
Quedó huérfano muy pronto, puesto que sus padres murieron los dos de cólera, y fueron criados por sus tíos.
Su tío, cerrajero, intentó que siguiera su oficio, pero no lo consiguió. Consiguió una beca y así pudo seguir estudiando.


Joaquín Sorolla en 1908, fotografía de Gertrude Käsebier (Wikipedia)

Influenciado por Velázquez y con estudios en París y Roma, terminó su formación.

En 1888 contrajo matrimonio con Clotilde García del Castillo en Valencia, aunque vivirían un año más en Italia, en la ciudad de Asís.
Cuando se trasladan a Madrid, (1889) viven primero en Tirso de Molina, luego en la calle Barquillo... y finalmente en está casa.

Tuvieron tres hijos, María Clotilde, Joaquín y Elena (artista como el padre, hay esculturas por la casa)

Una de las obras más importantes, y que le impulsó a nivel internacional es el encargo de la decoración de 150 metros lineales que le hizo la Hispanic Society de Nueva York, que le llevó nada menos que 8 años de trabajo. (hubo una exposición sobre esto en el Museo del Prado hace unos años -  que no vi :-( )
Se conocen como "Visión de España".

El Museo lo cede su esposa al estado español, y gracias a ello, hoy podemos disfrutar del mismo.

Empieza la visita en los jardines, en los que, descubro que se puede acceder gratuitamente, y si tienes algo de suerte, disfrutar completamente a solas.

ANOTACIÓN: Todas las fotos que incluyo en la entrada (salvo indicación expresa) están tomadas in situ, con mi propio móvil, como siempre.

 


Estamos en una visita guiada, con un señor que se llama Paco y que es bastante majo. (yo creo que es de Toledo, ya le he pillado alguna expresión... y las "elles" tan peculiares al pronunciar...jijii

Nada más entrar, vemos el precioso patio andaluz que Sorolla hizo construir, a imitación de los patios cordobeses que tanto le fascinaban.
Los jardines de la casa también fueron un capricho, que recuerdan a los de la Alhambra, por ejemplo.

A nosotras nos encantan, la verdad. 
Cuesta muy poco imaginarse lo felices que fueron en esta preciosa casa.




En la sala que era la cocina, hay una impresionante colección de cerámica. Encontramos de Manises, de Talavera... 
Una pasada. Parece ser que les gustaban mucho este tipo de objetos.


En la primera sala tenemos ya un montón de preciosos cuadros.
Para empezar, este, de su esposa Clotilde (Clota,  como él la llamaba) con sus mejores galas.
Joaquín le solía traer de sus viajes vestidos y sombreros de la última moda, y en este retrato, lleva puesto seguramente algunos de esos atavíos.
Este cuadro probablemente era propagandístico, es decir, una muestra del tipo de retrato que hacía.
No hay que olvidar que en estos tiempos, hacerse un retrato era símbolo de alto estatus social o económico.


Este y algún otro que está por las salas, son bocetos de los murales de la exposición de la Hispanic Society, comentado anteriormente.
Representan diferentes escenas de España. Sus gentes, sus vestimentas...
Según nuestro guía, Sorolla invirtió muchas de sus energías en la realización de estos gigantescos murales, y nos privó en cierto modo, de disfrutar de pinturas más personales.

No olvidemos que en el 1920 le dio un ictus,  y ya no pudo seguir pintando.
Falleció tres años más tarde, en Cercedilla.



En este cuadro se pueden apreciar dos de las cosas más importantes en la vida del pintor:
El amor hacia sus tres hijos y la pasión inspiradora de los cuadros de Velázquez, del que Sorolla era un gran admirador.
Además, representa a los niños posando para su padre, en la parte de la derecha, se ve el cuadro donde 


En esta sala hay otros cuadros magníficos, como El baño del caballo, Dr Simarro con otros científicos o un precioso cuadro académico: La bañista. Son todos preciosos.






En la siguiente sala vemos más cuadros y, sobre todo, muebles y enseres que son de la propia casa.
Los techos, como en la otra, son muy altos. Son los antiguos estudios, con mucha luz y altura.



Llegamos a una de las estancias más impresionantes del museo.


cama turca donde descansaba Joaquín entre locura y locura artística

albarelos de farmacia, donde él ponía sus pinceles

una de las paredes, plenas de cuadros, los dos más grandes formaban parte de la decoración de la casa, y se han conservado con sus marcos antiguos y todo

uno de los cuadros de Clotilde (está situado en un lugar privilegiado de la habitación)

fotografía del cuadro de Velázquez del Papa Inocencio X - ("Toppo vero" dijo el pontífice cuando lo vio...)   (Sorolla era muy fan de D. Diego y se hizo con una copia del famoso cuadro, actualmente en Roma)


fotografías de Isabel Tolosana





Antes de pasar al tema central de hoy, la exposición temporal, tengo que hacer un apunte de los míos.
Me encanta la maravillosa relación que había entre los esposos, cosa que se aprecia en los cuadros, en la casa, debían tener un precioso matrimonio.
Leo esta frase en un artículo de "El Español", escrito en abril 2017, con motivo de una exposición temporal.  Me llama la atención la frase: “Eres mi carne, mi vida y mi cerebro”. No tengo más remedio que investigar y ampliar información. 

Os dejo un fragmento del precioso artículo, en el que podemos apreciar el tipo de relación y sobre todo cómo era Sorolla. Si podéis, leerlo, no tiene desperdicio:

Él reconoce sus sentimientos, no los teme. Ni mucho menos se apura si tiene que reconocerle sus pasiones más carnales. No hay censura en sus cartas, ni doble moral. No son hipócritas. Repite a lo largo de los años que las noches sin Clotilde son la peor experiencia de sus ausencias. "Estoy imposible y prefiero acostarme a ver si duermo, no pienso tonterías; adiós". En 1900 le escribe que el calor es horrible. Le aniquila. "Sudo de modo feroz, la noche pasada no pude dormir, si al menos te hubiese tenido..." De Valencia a Madrid, le da buenas noches y recado: "¡Qué sola está mi cama!". Otro día: "Querida mía, buenas noches, me voy a la cama, solito y triste por no poderte abrazar".

Clotilde lo fue todo para Sorolla, que cuela a su mujer en sus pinturas, como modelo favorita. Mirando por la ventana, leyendo mucho, cosiendo, con algunos de sus hijos, es la musa que evita al pintor tropezarse con las musarañas.

Se conocieron cuando él todavía era un estudiante -desde los 15 años asistía a la Escuela de Bellas Artes- y empezó a trabajar en el estudio de fotografía de Antonio García, en Valencia. Allí iluminaba las fotos en blanco y negro, las coloreaba. Siempre se ha visto esto como determinante para su mirada plástica, pero también lo fue para su intimidad: allí encontró a la hija del fotógrafo y ya no se separaron más.

En 1908, la carta más caliente de todas: "Yo creo que eso más que nada es lo que me asusta tanto esta noche, quitándome las ganas de comer como otras veces, voy a beber más para alejar temores, y Dios y mi Clota, sobre todo ―a tu salud. Si estuvieras conmigo, y no fueras (¡que mala!) me animarías, pero tengo que hacerlo todo solo, ¡lo cual no me divierte, ni poco ni mucho! Esta visto que Dios nos unió de verdad, pues no sueño más que estar contigo, y para ti".

Sorolla se muestra dulce también y le ofrece todo su cariño sin condiciones. Nada hay más importante que ella: "Si bien los hijos son los hijos, tú eres para mí más, mucho más que ellos, por muchas razones que no hay para que citarlas, eres mi carne, mi vida y mi cerebro, llenas todo el vacío que mi vida de hombre sin afectos de padre y madre tenía antes de conocerte”.
Joaquín y Clotilde en una fotografía de estudio en 1901


Subimos a la planta superior, donde estaban las habitaciones de la casa. Aquí está la preciosa exposición que vamos a ver hoy.
Presidiendo la entrada, una fotografía de la familia Sorolla al completo.


Es preciosa, la estampa familiar, con el pintor y su esposa y los tres hijos, Elena, María y Joaquín jr.

Este cuadro, es similar a la fotografía de la entrada, y aparece toda la familia del pintor, incluido el mismo, en el autorretrato del fondo

uno de los cuadros más interesantes, un retrato por encargo

Nos cuenta el guía que Sorolla era muy rápido, estos cuadritos los hizo en apenas dos horas cada uno. en dos sesiones de una hora...¡¡impresionante!!

Retrato mucho más posado y pulido de dos niños de familia bien. Una de las hijas del pintor enfermó de tuberculosis y esta familia les prestó una casa en la sierra para su recuperación. Sorolla les devuelve el favor con este espléndido cuadro de los dos hermanos.

Clotilde y Elena. 1895. Este es uno de los cuadros más conocidos sobre la maternidad y uno de los más impactantes. Parece mentira que con esta monocromía se pueda decir tanto.


Otro retrato más de su esposa con uno de sus hijos. Me parece que debía ser uno de sus temas favoritos para sus obras

Retrato posado de la hija mayor, María. En él se puede ver el carácter más tranquilo y responsable de la niña (nada que ver con la hermana pequeña, bastante más inquieta)

Cuadro rápido que refleja un momento divertido, la pequeña Elena besa un busto.

Retrato de Joaquín Sorolla, hijo. En esta época, muchas veces la infancia era una etapa difusa. Niños y niñas parecían lo mismo, dentro de la nebulosa de la inocencia (y me parece fantástico)

Una de las hijas del pintor con sus muñecas. Este es un cuadro absolutamente moderno, ya de primeros de siglo, muy en relación con las nuevas tendencias. Con cuatro pinceladas gruesas nos lo dice todo.

fotografía de Isabel Tolosana - precioso tratamiento de la luz que se filtra a través de las hojas del árbol. 

Niños y más niños... Sorolla capta perfectamente el movimiento de los pequeños gracias a sus pinceladas rápidas. Los juegos de luces y sombras, absolutamente geniales

En este cuadrito captamos un momento muy común en las playas de Cabañal, que es donde iba el pintor con su familia. Los niños de los pescadores, jugando despreocupados con el mar. Algo vestidos, pues es invierno y el tiempo no es tan bueno como en el periodo estival

Sin duda, uno de los cuadros más increíbles de la exposición. Los reflejos del mar con las pinceladas rápidas, la transparencia de la tela de la chica...Los bueyes en el mar, los niños en el baño... Precioso de verdad

El contraste de los niños de los retratos posados con estos otros, hijos de pescadores o de gentes más humildes que contribuyen al sustento familiar ayudando con la pesca y otras labores, como esta pequeña hilandera

pequeños pescadores ayudando a sus familias

Con el siguiente cuadro, llamado "Triste herencia" recibió, en 1900, el Grand Prix en el certamen internacional de París.
Refleja la realidad más dura de la infancia, la de los niños enfermos. Estos en concreto afectados por la poliomielitis.
El cuadro actualmente está en una colección privada.

Boceto para "Triste herencia"

Cuadro final "Triste herencia" - 1889- Wikipedia

Llegamos a la parte del museo que muestra la casa tal y cómo fue.
Lo primero que vemos es el comedor. Con óleos enormes pintados por el mismo Sorolla: una preciosa cenefa con mujeres y flores. Debía ser maravilloso comer aquí.
Todo de mármol, conseguían que estuviera fresco en verano.



fotografía de Isabel Tolosana



Estos candelabros de plata mexicana (más los dos que están sobre la chimenea) son los que se pusieron en el velatorio de Joaquín cuando falleció.
Un detalle un poco tétrico pero interesante a la vez.



Elena con una de las criadas. Este delicado cuadro refleja muy bien el verano, la infancia de los hijos de Sorolla.

Lo dicho, les encantaba la cerámica y tenemos muestras por toda la casa. En estas vitrinas, las más valiosas, doradas, de Manises

Lámpara Tiffany - hay varias por la casa y dan un aire de modernidad (de principios de aquel siglo, claro)

Y es que en la casa hay calefacción y todo, está claro que la casa pertenecía a unas personas pudientes.
Los radiadores son maravillosos, modernos, pero a la vez antiguos.. no sé. 
A mi, personalmente, me encantan.


impresiona ver los muebles e imaginarse a la familia paseando por aquí




fotografía de Isabel Tolosana



fotografía de Isabel Tolosana




Tristemente, se acaba la visita, pero no podemos dejar de visitar uno de los espacios más bonitos, y que además es visitable a cualquier hora y sin pagar entrada: los jardines.
Hay mucha gente dibujando y haciendo bocetos de lo que hay aquí y no me extraña...
¡¡Este lugar es inspirador!!
Parece mentira que en el medio de la ciudad encontremos este remanso de paz y felicidad.

Claro que, en la época en la que se construyó esta casa, este solar estaba literalmente, en medio de la nada.












fotografía de Isabel Tolosana

Y hasta aquí hemos llegado.

¡¡A por las merecidas cañas!! (en esta ocasión vinito albariño...)

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