Ahora que estoy pensando en las próximas vacaciones de verano, he recordado lo bien que lo pasamos el verano pasado, en nuestro viaje a Lisboa y alrededores.
Intentaré hacer un resumen extenso, valga la contradicción, para recordar para siempre los pequeños detalles.
El viaje fue preparado con muchísima ilusión, en un intento de internacionalizarnos un poquito y hacer que las chicas, y nosotros mismos, saliéramos de nuestro entorno de siempre.
Los que me conocen saben que no me gusta dejar nada al azar, y por ello hice uno de mis documentos extensos de word, recopilando todo tipo de información e ideas para nuestras excursiones.
El hotel, con César, de viajes Zafiro Latina, un grandísimo profesional que nos hizo una reserva de una semana en el Holiday Inn, al norte de la ciudad, muy bien comunicado y a un precio más que ajustado (solo alojamiento, eso si)
Nos llamaba la atención que el susodicho hotel tenía una piscinilla en la azotea, con lo que podría servir de alivio y relax al final del día (como así fue)
Recuerdo un comienzo de viaje algo accidentado, ya que a la altura del Xanadú, o sea, en el más allá, nos dimos cuenta de que no llevábamos los DNI de las chicas, y empezó el agobio, al creer que igual no nos dejarían pasar en la frontera (una chorrada, la verdad) así que tuvimos que sumar unos pocos kilómetros más a los 650 iniciales...ains
Tras un larguiiiiiisimo viaje (con sueño por parte de Manu y agobio por el mío) llegamos sin incidentes a nuestro hotel y su maravillosa habitación, una gozada de grande, con dos camas dobles hiper-cómodas y un baño y terraza geniales (bueno, a la terraza, por más que insistimos durante toda la estancia, no pudimos acceder...normas del hotel de seguridad..grrr)
DÍA 1
Después de un reparador descanso nocturno, iniciamos nuestro primer día, un poco de bajón, ya que sacar los billetes de metro fue una odisea, y los ánimos de Manu y de Irene no estaban muy allá.
Esta foto es de la parte de arriba, había justo un mercadillo tipo "rastro madrileño" que luego vi en las guías era muy recomendable.
Costó un poco restaurar las mentes y aplacar los ánimos, pero tras una mañana de dar vueltas buscando lo interesante, acabamos comiendo en la parte alta antigua (más abajo del súper mirador de San Pedro, pero cerca) un bacalao con natas, plato del día y dos platos de pasta.
Esto marcó la diferencia definitiva, y el viaje volvió a ser ... de placer, se relajaron los plastas y las vividoras disfrutamos más aun...ufff
Visita a la plaza del Comercio
Y reconstituyente café en "A brasileira" un sitio realmente precioso.
Finalizamos el día en la piscinilla del hotel, relax y disfrute de las vistas desde la azotea.
DÍA 2
Elegimos este día para acercarnos a la Torre y el barrio de Belem, y probar, de primera mano, los famosísimos pasteles.
La torre es preciosa y merece la pena la visita, lo malo es que hay tanta gente que se nos fue más de una hora en la cola.
Tuvimos suerte, porque pudimos ver desde sus ventanas un barco histórico, que nos transportó mágicamente a la época en la que la torre servía de vigilancia ante las invasiones enemigas.
A la vuelta, camino ya del monasterio de los Jerónimos y los pastelitos, una visión más que repugnante: unas medusas enooooooormes, pero enoooooooormes de verdad, que flotaban en el río.
Asquerosas.
En el monasterio no estuvimos apenas, solamente nos hicimos una foto testimonial de "yo estuve aquí" y es que los cuerpos ya no daban para mucho más.
Bueno, si, para una vueltecita por lo más bonito y turístico del barrio de Belem y para...
... hacer un rato de cola en la famosa pastelería
pero vamos, que mereció la pena, los pastelillos fueron los más buenos de todos los que probamos en esa semana (y los probamos en un montón de sitios)
Para finalizar el día, relax piscinero...
DÍA 3
Cascais. Día de playa
Es tan bonita esta ciudad...!! todo bastante turisticorro, es cierto, pero muy bonita la parte del paseo, de las callecitas llenas de tiendas y restaurantes... para disfrutarla estando de vacaciones.
Metimos el coche en un parking todo el día y salió bien, de precio asequible y cerquita del centro.
El suelo de todo el centro es adoquinado y forma dibujos, resulta realmente bonito pasear sobre él, todo tan luminoso y tan lleno de vida.
Las tiendecitas son una pasada, algunas muy enfocadas a los turistas, pero otras tienen monerías como estas:
Pero hemos venido a la playa, no? pues bien, busquemos playa...
Son realmente bonitas, pero finalmente optamos por una especie de piscina enooorme, helada, profunda... y sobre todo sin arena, muy cómoda.
Nos refrescamos y pasamos un rato bien agradable.
Comemos en un sitio típico, de camarero en la puerta y mesas con manteles de cuadros, y acabamos encantados, las chicas con platos de pasta y lasaña y nosotros con unas riquísimas brochetas de mar a la plancha y unas "sardinhas"
Buenísimo todo.
El sitio es una pasada y cada poco encontramos panorámicas como esta:
Cuando volvemos por la tarde-noche al hotel, hacemos parada en el súper y compramos estas guarrindongadas que tanto nos encantan.
Cenita en el hotel con frutas y yogures.
DÍA 4
Sintra y Cabo de Roca
Este día lo dedicamos a visitar Sintra y alguno de sus maravillosos palacios.
Solo la visita al pueblo ya merece la pena, y nos podemos encontrar con casas tan maravillosas como esta:
Una auténtica preciosidad.
Después de una angustiosa media hora (larga) conseguimos aparcar en el quinto c., pero vamos, es lo habitual.
Decidimos que primero vamos a visitar el Castillo de los Mouros / Moros, y como somos unos valientes y hoy hace bastante fresquito, nos lanzamos a caminar montaña arriba por el caminito de piedra chulo en vez de gastarnos el dinero en el autobusillo que sube hasta arriba.
Después de un buen rato ascendiendo, llegamos al fascinante castillo que nos encanta a todos, incluida la miedosa de Irene.
Las vistas de la zona, impresionantes y además tenemos una panorámica del pueblo abajo y del Palacio de la Pena, nuestra siguiente parada.
Decidimos hacer la visita del tirón, ya que nos hemos dejado la p. comida en el coche, y como para bajar y volver luego a subir...jeje
Así visitamos el Castillo de Blancanieves, versión portuguesa y nos perdemos en la marea de turistas.
Como curiosidad, estaban con labores de mantenimiento de una de las torres, momento que fue debidamente fotografiado (por cientos y cientos de turistas...)
El interior estaba decorado de manera muy ecléctica y un poco hortera, pero sin embargo había elementos decorativos que me encantaron, como esta lámpara que parece sacada del Ikea:
Para finalizar, la tienda de recuerdos, con cosas rebonitas y una idea para llevarme a Madrid, las sardinas de tela, que están absolutamente por todas partes...
Al salir del palacio, comida de bocatas al sol (que se agradece después del frío que hemos pasado) y un cafetín con pastel en un sitio típico.
Y aún nos quedan fuerzas para acercarnos al Cabo da Roca, el extremo más occidental de la península.
Hordas de turistas de nuevo, pero el sitio es precioso.
Como siempre, relax de fin de día en la azotea del hotel.
Aquí una vista de la plaza que tenemos justo delante de la puerta y que desde arriba del todo se ve así:
DÍA 5
Lisboa.
Dedicamos nuestro último día a visitar intensamente la ciudad, buscar los miradores que aún no hemos visto, probar una auténtica comida lusa, o visitar alguna zona que no estaba vista.
Este es el resumen:
Vista preciosa desde el famoso elevador- mirador de Santa Justa. Se ve la plaza de Rossio
Mereció mucho la pena.
Un tranvía muy cerca del centro-centro Baixa-Chiado
Mirador de San Pedro.
Lo buscamos con ahínco, porque aquí se rodó uno de los capítulos de Masterchef, programa del que las tres somos fans.
Comida muy cerca de Rossio, en un bareto cutre, lleno de obreros.
La comida, espectacular de rica ... y 23 € los cuatro, más barato que el burguer, cielo santo...
Y el camarero... de nota, genial la experiencia.
Por la tarde, paseo de nuevo hasta Terraira de Paco (la plaza del comercio)
Es un placer perder el tiempo en esas callecitas peatonales, llenas de terrazas, turistas y artistas:
En esta zona bohemia, las chicas se hicieron unas caricaturas súper baratas y geniales.
Luego hacia el puerto, la casa de los rombos y la vista de los barcos enormes.
Última parada del día, mirador de Santa Lucía.
Uno de los más bonitos, pero ya estamos algo cansados y no lo disfrutamos tanto como yo quisiera (tengo una foto de Irene, sacando la lengua bastante mosqueada..jaja)
Es preciosooooo:
Si nos fijamos muy bien, Paula y Manolo saludan a la cámara, una terraza más abajo
DÍA 6
Vuelta a casa.
Se acaba el viaje, es una pena, con todo lo que hemos visto y disfrutado, al final, la experiencia ha sido muy positiva, ha sido una gozada.
Volvemos a casita, y hacemos una parada en Évora, que guarda uno de los lugares más tétricos y morbosos que he visitado jamás: La Capela dos Ossos / La Capilla de los Huesos
Una macabra cripta, realizada con auténticos huesos humanos, procedentes de un cementerio.
A Paula le resultó muy curioso, a Irene, no tanto:
Esto es todo, espero haber plasmado nuestras sensaciones y disfrute de este viaje.
Ya preparando el de este año... entusiasmadita estoy