Belén y Jesús no las conocían y he pensado que igual hay más gente que las desconoce y que se pierde un alimento muy curioso de sabor y que suele gustar a los niños. (menos a mi Irene, que es bastante tiquis-miquis)
La receta que voy a explicar es de de mi excompañera Luz América (ecuatoriana), una chica fantástica que en su país era una persona con estudios, pero que en Madrid era la Sra. de la limpieza de una agencia de viajes...
¡¡un saludito, esté donde esté, que la perdí la pista!!
Bueno, vamos al lío:
Se pela bien la yuca y se le quita la parte del final, que es bastante dura.
Se corta en dos o tres trozos para facilitar el trabajo (es un tubérculo? muy duro) y se va cortando longitudinalmente, retirando una parte central durísima, que es casi como una ramita, y que no se va a poder cocinar.
Se corta en cuadraditos y se cuece en agua con sal unos 20 minutos, o hasta que veamos que está tierna.
Se deja enfriar un poco y se cuela (reservando el líquido, por si hay que agregarlo después)
Los trocitos se van aplastando con cuidado con un tenedor, hasta formar una pasta (mejor aplastarlos por partes, cuesta menos)
Cuando esté algo más fría la masa, empezaremos a formar una especie de bolas que aplastaremos ligeramente y rellenaremos con un trocito de queso, chorizo o jamón al gusto, procurando que el relleno quede bien oculto entre la yuca.
Prepararemos una sartén con un chorro de aceite, y las echaremos a freír, hasta que doren por los dos lados. (Pacieeeencia, que tardarán un rato)
Las serviremos acompañando a unos filetes o un plato de carne y con una ensalada formarán parte de una comida completa...mmmmm están muy ricas, y el sabor es muy especial, a mi me gusta mucho.
Probadlas, de verdad, son bastante curiosas

