He tardado mogolloooooón en poner la entradita de las narices, ya lo se, pero es que uno de los jaboncitos me ha costado mucho trabajo y encima no está quedando como yo quiero.
El jabón de la ropa, como recordaréis quedó precioso (no es que yo lo diga, es que todo el mundo que lo ha visto de cerca me dice que tiene buena pinta)
Ahora solo queda ver si lava bien... pero eso será ya otra historia que deberemos contar en noviembre.
Los otros jaboncitos que hice fueron de dos tipos.
El de cítricos con aroma de verbena y ralladura de naranja y limón:
Huelen de maravilla, y han quedado redonditos y graciosos
Y el otro, del que yo tenía mis expectativas a tope, de flores de caléndula con aroma de vainilla. Supuestamente una maravilla para la piel, pero tiene esta pinta taaan horrorosa:
Decir que los he cortado a la mitad, pero están un poco deformes, y eso, unido a su extraño color hace que parezcan croquetas gigantes a punto de rebozar (o sea pinta horrenda)
(si, si, eso que se ve es un sello, con mi nombre y una florecita... no soy tan friki, es que ya lo tenía de hace años, para marcar mis libros)
Eso si, huelen como a galleta, y mis hijas dicen que tampoco están tan mal.
Cuando sequen del todo voy a pasarles una lija suave, a ver si puedo darles un poco de forma.
Y es que los hice con unos moldes tipo tupper de los chinos y se han quedado pegados y no había manera de sacarlos.
Me compré el viernes otros moldes más de silicona, en forma de corazón y de conchas para hacer más jaboncillos en el futuro y desmoldarlos sin problemas.
Irene es mi mayor fan: me ha pedido que cuando sea mayor, le haga yo los jabones... para comérsela.




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